Un estudio internacional liderado por el Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Valladolid (UVA) ha conseguido datar con exactitud el inicio del Achelense en 1,7 millones de años gracias al hallazgo de un bifaz entre lascas basálticas que aseguran el origen.
El profesor titular de prehistoria de la UVA, Fernando Díez, que ha capitaneado el equipo investigador formado por especialistas de España, Reino Unido, Tanzania y Estados Unidos, ha explicado que este hallazgo “es extraordinario” ya que “el Achelense es uno de los hitos de la evolución humana”.
Aunque en yacimientos de Etiopía y Kenia ya se había planteado el origen de este período en 1,7 millones de años, no se había realizado con la exactitud que ha desprendido la investigación realizada en Olduvai (Tanzania) y que ha permitido descubrir el yacimiento “FLK West”.
En este sentido, Díez, ha detallado que en este área se han hallado “herramientas de grandes dimensiones -iguales o mayores de 10 centímetros- someramente elaboradas y hachas de mano de excelente factura, muy complejas y evolucionadas, que apuntan a aspectos complejos de la cognición en las primeras etapas del Achelense”.
La pieza clave ha sido “un bifaz -herramienta prehistórica- de basalto de grandes dimensiones, perfectamente configurado, simétrico y bien elaborado técnicamente”, que ha supuesto un “descubrimiento sorpresa para un yacimiento de cronología tan antigua” y que se va a “estudiar en profundidad” ya en España, durante los próximos tres años.
En total se han analizado, desde que se iniciara la investigación en 2006, más de 2.120 piezas, algunas de las cuales se ha comprobado que han sido utilizadas en el procesamiento y consumo de la fauna conservada en el yacimiento, probablemente, por parte de un temprano “Homo erectus”.
Una vez se ha conocido la cronología de dichas piezas se abren nuevas vías para profundizar en ellas y ya se están desarrollando estudios sobre aspectos funcionales, cognitivos, económicos y de arqueología espacial del yacimiento, como estudios de traceología o análisis de huellas de uso y de fitolitos o restos vegetales.
El equipo internacional “Toppp” (The Olduvai Paleoanthropological and Paleoecological Proyect) trabaja ininterrumpidamente en la Garganta de Olduvai desde 2006 y en el yacimiento FLK West desde 2012 cuando, tras su descubrimiento, realizaron una primera prospección y sondeo arqueológico.
Otro de los miembros de este equipo, Policarpo Sánchez, ha incidido en la importancia del hallazgo del bifaz “por su materia prima, ya que está hecho de basalto, mientras que el resto de piezas era de cuarzo”.
Además, ha destacado su tamaño, ya que triplica lo descubierto hasta entonces, y por su habilidad técnica, impropia de ese período.
Esto permite “romper los paradigmas establecidos anteriormente” ya que implica una evolución cognitiva importante, y el siguiente paso será “discriminar la funcionalidad del objeto”, ya que puede estar “asociado a tareas de carnicería, pero también de procesado de madera o bien tener una dimensión simbólica que trascendería a esa funcionalidad”.