La música ha sido una de las píldoras simbólicas que han ayudado a mantener el ánimo durante el confinamiento. El resurgimiento de Resistiré como himno de masas, los DJs de balcón, los festivales de música online o los famosos cantando desde sus mansiones son algunos ejemplos de su poder para despertar sentimientos.
Quizás no todos buenos, pero comentar el mal gusto del pinchadiscos del tercero también ayudó a pasar el rato y la cita a las 20:00 con los aplausos y el Dúo Dinámico pasará a la memoria colectiva como uno de los símbolos de aquellos meses de encierro.
De ese poder de las canciones, en este caso de coplas, para sobrellevar la cotidianidad trata el primer capítulo del podcast Ay, campaneras, creado por Lidia García, también conocida como The queer cañí bot en Twitter, donde tiene miles de seguidores. Desde 2018 divulga en dicha red social sobre copla, feminismo y activismo LGTB+ tirando de memes y mucho humor. Que un género musical tan asociado con el franquismo y la represión despierte la atención de un público masivo es, como poco, sorprendente.
“Jamás pensé que le interesaría este tema a tanta gente y mucho menos que acabaría usándolo también como canal de divulgación más allá del humor… mejor dicho con el humor, ya que no lo abandono nunca”, explica a eldiario.es Lidia García. “No sabría hacerlo, qué angustia. Cuando acusaban a Concha Piquer de ser ambiciosa ella decía aquello de 'He tenido siempre mucha vocación pero si no gano dinero, no me divierto'. Ya que no gano un duro con esto qué mínimo que divertirme un poquico, digo yo”.
El paso al formato sonoro se produjo durante esas semanas en las que la vida transcurrió de puertas adentro, como tantos otros proyectos culturales. “Lo tenía ya pensado pero te mentiría si te dijera que el confinamiento no tuvo nada que ver. Empecé a grabar un poco para pensar en otra cosa, la verdad”, afirma. Hay que tener en cuenta que es un paso 'arriesgado', porque lo visual tiene una importancia vital en el ámbito de la copla y sus intérpretes.
Lidia García es, además de licenciada en Humanidades, investigadora predoctoral FPU en el Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Murcia. Su tesis trata sobre estética kitsch, imaginario cañí y género en la cultura visual digital, así que por supuesto tenía en cuenta ese factor. A pesar de eso, declara que “el podcast me permite esa cosa reposada de pensar sobre un tema y elaborarlo y Twitter da —además del componente visual— esa inmediatez y esa interacción (casi siempre) tan maravillosa. Es un combo en el que de momento me siento divinamente”.
Los secretos que esconde la copla
Lesbianismo, meritocracia para salir de pobre, mujeres mandando en el mundo. De primeras parece improbable que las coplas que cantaban las mujeres españolas de generaciones anteriores mientras hacían las labores del hogar contuviesen mensajes encriptados. Pero aquellos cantos de amores despechados y de pasiones encendidas iban más allá.
Pero ¿cómo caer en la cuenta de esos dobles sentidos? A Lidia García se le encendió la bombilla cuando a los 20 años empezaron a preguntarle sobre su amor por la copla con extrañeza. “El tener que explicarte ya te da pie a darle un par de vueltas a la cosa. Yo pensaba 'si de verdad es tan rancio y tan machista ¿cómo puede ser que me apele tanto?'. De ahí a ponerme a escuchar las voces de quienes ya habían andado ese camino de la revalorización del género y su vínculo con las feminidades transgresoras, lo LGBT y lo popular —Martirio, Terenci Moix, Vázquez Montalbán, Carlos Cano, Carmen Martín Gaite…— había solo un paso”, sostiene.
De Camarón a Rosalía, el flamenco sí ha conseguido el interés masivo y la fusión con otros estilos. Pero, más allá de Martirio, parece que la copla se ha quedado anclada en el pasado y los artistas no han intentado buscar nuevos públicos. Aunque solo lo parece, porque la copla también ha hecho sus experimentos, algunos de ellos muy recientes.
García ofrece numerosos ejemplos: “desde la copla-yeyé de Encarnita Polo a, como mencionas, Martirio, que es impresionante porque lo ha tocado todo: renovación musical, estética y además ha hecho una labor intelectual inmensa en el sentido de repensar y valorar el género. Pero también tenemos artistas más jóvenes que han experimentado con los contornos de la copla como Concha Buika, La Shica o Diana Navarro, que justamente en su último single Encrucijada versiona en clave trap este clásico de Marifé de Triana”.
Las divas del imaginario patrio
Como si de reinas se tratase, las folclóricas estrella suelen llevar un título asociado a su nombre. Si Rocío Jurado es La más grande, Lola Flores es La Faraona y Concha Piquer La reina de la copla (lo mismo que Nina Simone es La sacerdotisa del soul y Aretha Franklin La reina). Esos apellidos de diva sugerían una rivalidad entre artistas que la prensa del cotilleo —con personajes como Encarna Sánchez azuzando el fuego— se encargó de difundir, de manera más o menos distorsionada.
Por supuesto había intereses comerciales y conflictos personales pero “el problema es que el foco siempre se ha puesto en el conflicto entre mujeres: la sobrerrepresentación de la rivalidad femenina, no solo en la copla, ha sido una poderosa herramienta del patriarcado para que nos veamos unas a otras como enemigas. Con respecto a lo de los apodos...al final es verdad que sin hipérbole no hay copla”, dice García. También deja claro que: “Había sororidad, claro que sí: la amistad de Lola Flores y Rocío Jurado es un ejemplo de ello o el hecho de que cuando fueron a hacer la casa-museo de Marifé de Triana encontraron que conservaba poquísimos vestidos porque había ido regalándoselos a las que empezaban”.
Cuesta imaginar a Lola Flores aceptando condiciones laborales injustas o a Rocío Jurado sometiéndose a las órdenes de un manager explotador, precisamente por el esa imagen de divas que proyectaban. Parecían tener más poder sobre sus carreras que otras artistas más o menos contemporáneas. “En el caso de la copla es cierto que el carácter de algunas de las folclóricas jugaba a su favor en ese sentido”, cuenta García. 'Temperamentales', 'raciales'… son adjetivos que se les solían aplicar por ser mujeres y del sur pero que al final no apuntan más que a las cualidades que se asocian al éxito y que en un hombre que lo ha alcanzado se dan casi por supuestas: asertividad, decisión, firmeza… En una mujer sorprendían, todavía sorprenden“, sostiene la divulgadora.
Teniendo en cuenta todos los aspectos que las definían, si viviesen y estuviesen activas en la actualidad ¿Qué gran artista de la copla podría haberse 'hecho un Rosalía' y haber revolucionado el género? “Bueno, en manicuras y estilismos imposibles la copla ya trae la revolución hecha de casa, también te digo. Fíjate que lo que más me interesa a mí de esto es que muchas de ellas ya hicieron lo de poner el género patas arriba: cuando Rocío Jurado cambió la bata de cola por aquellos vestidos que ponían en jaque a la censura, cuando Lola Flores se arrancó a rapear en Cómo me las maravillaría yo…ojalá tenerlas con nosotros para ver qué opinan del percal, eso sí. Estoy segura de que seguirían siendo las más tremendas”.