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La RAE pierde los papeles en Twitter sobre el lenguaje inclusivo y le achaca “lamentables confusiones”

Se han esgrimido todo tipo de argumentos a favor y en contra del lenguaje inclusivo, pero ninguno le había beneficiado tanto como el que ha dado una empresa aceitera para no pagar a las mujeres de su plantilla. La sociedad cordobesa se ha escudado en el término “trabajadores” que aparece en el convenio para retribuir los impagos solo a sus empleados varones, pues el texto “no habla de trabajadoras”.

Mientras CCOO lleva el asunto a los tribunales, la RAE ha querido ejercer de juez en las redes sociales. Todo ha comenzado cuando una usuaria de Twitter ha apelado a la Academia por su obstinada defensa del “género neutro”, enlazando a la noticia de la empresa.

“Quizá la insistencia en afirmar que el masculino genérico invisibiliza a la mujer traiga consigo estas lamentables confusiones”, ha respondido el community manager, alejado del tono institucional del que suelen hacer gala en su cuenta.

“Os acabáis de marcar un ”la culpa es de las madres que las visten como putas“ de manual”, contestaba esta misma usuaria. “¿No decíais que no existe el masculino genérico? ¿Que era género neutro?”, les espetaba otra. “El masculino gramatical, al ser el término no marcado de la oposición de género, funciona en nuestro sistema, como en el de otras muchas lenguas, como término inclusivo para aludir a colectivos mixtos, o en contextos genéricos o inespecíficos”, seguía rebatiendo la RAE.

El lenguaje inclusivo un tema que divide en canal a los ciudadanos, en general, y a las feministas, en particular, pero en el bando contrario siempre se erige la RAE como defensora de la tradición. Ya sea a través de las definiciones ofensivas (que poco a poco han ido perfilando) o de columnas socarronas de Pérez Reverte, la posición de nuestro templo lingüístico es por norma inmovilista.

Desde los tiempos del Mio Cid

Creemos que es una cuestión actual, pero los debates en torno al lenguaje inclusivo se remontan al Antiguo Testamento y aL Mío Cid. Así se lo hicieron saber a Percival Manglano cuando el exconcejal del PP criticó hace un año a Podemos por usar el lenguaje no sexista en sus intervenciones y en las redes. Efectivamente, “antes de la toma en Granada” ya se usaba el “todos y todas”, aunque para Manglano fuese algo inverosímil.

Plantear este debate en nuestro país significa tocar hueso en la Real Academia. Pero no somos los únicos. La Academia Francesa respondió con dureza hace unos meses ante un manual escolar redactado en lenguaje igualitario por la profesora Sophie Le Callennec. “Ante esta aberración inclusiva, la lengua francesa se encuentra, a partir de ahora, en peligro mortal”, declaró el organismo

Un “peligro mortal” que, según esto, también acecha a instituciones como el Ayuntamiento de Madrid, que repartió a sus funcionarios la Guía para el uso inclusivo del lenguaje, cuyo objetivo era que todos los formularios, impresos y solicitudes siguiesen pautas de lenguaje no sexista, o universidades de prestigio internacional como Princeton.