Dos años de cárcel por comparar a Erdogan con Gollum
Insultar al presidente Turquía es un delito penado con hasta cuatro años de cárcel. Bilgin Ciftci tiene un problema, y no es que la culpa sea suya, precisamente. Es que el país en el que vive recoge en su artículo 299 del código penal que el presidente es una figura inviolable y casi sagrada, al que no se le puede insultar. Pero Ciftci, médico de profesión, ha hecho uso de su libertad de expresión y hace algo más de tres días “osó” tuitear un fotomontaje de Recep Tayyip Erdogan, el presidente del país, y Gollum, personaje de El señor de los anillos. Ahora se enfrenta a una pena de dos años de cárcel.
Fue la abogada de Ciftci, Hicran Danisman, la que aireó el caso el pasado miércoles. En declaraciones a la agencia de noticias Associated Press (AP) aseguró que tuvo que argumentar en los tribunales que “Gollum no era una mala persona”, ya que nunca había participado en un caso parecido. Danisman también incitó al juez a crear un comité con psicólogos y expertos de cine para valorar si Gollum es un personaje malvado o no.
Pero no todo está perdido. La cuestión ha llegado a oídos del director de la película, Peter Jackson y su reacción no se ha hecho esperar. En un comunicado junto a dos guionistas de El señor de los anillos (Fran Walsh y Philippa Boyens) remitido a la publicación The Wrap, Jackson dice lo siguiente: “Si las imágenes de debajo son, en verdad, las que forman la base de la demanda, afirmamos categóricamente: en ninguna de ellas aparece Gollum. Todas las imágenes son del personaje llamado Smeagol”.
Peter Jackson y sus dos colegas han intentado así echar por tierra las acusaciones que vierte sobre Ciftci el tribunal turco. El escrito continúa: “Sméagol es un personaje dulce, alegre. Sméagol ni miente, ni engaña ni trata de manipular a otros. Él no es malvado, conspiranoico o malicioso. Esos son rasgos propios de la personalidad de Gollum, que nunca debe de ser confundido con Sméagol”. Y finaliza: “Sméagol nunca soñaría con ostentar el poder sobre aquellos que son más débiles que él. No es un tirano. En realidad es adorable. Por eso es por lo que a todo el mundo le gusta su carácter”.
Turquía, un país no tan libre
El país transcontinental está situado en el puesto 149 de 180 en el Press Freedom Index que elabora Reporteros sin Fronteras. Este índice mide el grado de libertad de prensa existente en cada país. A la cabeza, como país más “libre”, se encuentra Finlandia, con un coeficiente de 7.52. Según la ONG, “la libertad de información [en Turquía] en realidad sigue retrocediendo: agravación la cibercensura, procesos judiciales, despidos de periodistas críticos, prohibición de hacer publicaciones sobre ciertos temas...”.
No parece este un escenario muy favorable para Ciftci. De poco le sirvió a su abogada alegar ante los tribunales cuestiones acerca de la libertad de expresión para justificar su puesta en libertad: insultar al presidente en Turquía se castiga con hasta cuatro años de cárcel, según el artículo 299 del código penal del país. Hace algo más de un mes, un diario turco se hacía eco de que dos chicos de 12 y 13 años iban a ser juzgados por arrancar un cartel en la calle con la foto de Erdogan, el pasado 1 de mayo.
De momento, el caso relacionado con Ciftci ha quedado suspendido hasta febrero del año que viene. Pero el doctor ya ha perdido su puesto de trabajo en el hospital donde se ganaba la vida. No han sido pocos los tuiteros que, como sutil muestra de apoyo, han sugerido que sería más acertado comparar a Erdogan con Saruman o Denethor, personajes cegados por sus ansias de poder.
La Corte Internacional de los Derechos Humanos determinó hace apenas dos días que Turquía había violado la Declaración Universal de los DDHH al prohibir desde mayo de 2008 a octubre de 2010 el acceso a YouTube. Los motivos que llevaron al país presidido por Erdogan a limitar el uso de la plataforma fueron una serie de vídeos que insultaban a uno de los padres fundadores de la nación, Mustafa Kemal Ataturk. Además, la red social Twitter también fue bloqueada en marzo del año pasado.