La magia de cerca, aquella que se realiza con cartas o objetos cotidianos, donde la manipulación psicológica tiene tanta importancia como la habilidad manual, está viviendo un impulso asombroso en los últimos años. Aunque el espectador medio sigue asociando los espectáculos de magia con aserrar rubias metidas en en una caja o con volar por encima de la platea, la magia con naipes ya no está considerada una variante menor del ilusionismo. Nuevos fenómenos televisivos, la inmediatez de Internet o salas nuevas consagradas a la magia de cerca son buena prueba de ello.
Sumados a locales ya clásicos de la capital, como Houdini, La Cripta Mágica o La Escalera de Jacob, surgen salas como Grada Mágica o El Teatro Encantado, que pueden presumir de algo tan importante como la calidad de su programación o medios técnicos decentes: una actitud. El Teatro Encantado abrió hace dos años y medio como un proyecto conjunto entre cuatro grandes magos de cerca: Pepo Capel, Ricardo Rodríguez (ahora instalado en Chile), Miguel Ángel Gea y Woody Aragón.
Este último nos cuenta que “cuando abrimos esa sala, no había donde hacer magia de cerca de en condiciones. Nuestra idea era atacar a la gente que va a un teatro a las ocho de la tarde, ve un espectáculo de hora u hora y media y se va”. Es decir, distanciarse de otras tipologías de espectáculo más cercanas al music-hall o al entrañable y tan español mundo del café-teatro: “Queríamos quitar todo lo anexo al propio espectáculo mágico, que parece que siempre hay que estar tomando un cubata mientras ves la actuación”.
El Teatro Encantado es una sala pequeña y acogedora, muy afin a esa idea de ofrecer solo magia de cerca, sin más. Woody Aragón afirma nos cuenta que en la creación de El Teatro Encantado había dos ideas: “tener donde actuar e intentar educar al público, porque si no en diez años los magos de cerca no vamos a tener trabajo. Estamos viviendo de las rentas de lo que en su día hacían Juan Tamariz o Pepe Carroll. Cuando te contratan, la gente sigue diciendo 'Ah, magia de cerca, como Tamariz'”. Un local donde la magia de cerca se dignifica a la altura de los grandes escenarios era también una meta clara para Armando Gómez y Miguel Gómez, dos veteranos magos de Madrid que acaban de abrir La Grada Mágica, un teatro en la zona de Vallecas cuya idea inicial se remonta a hace más de una década, pero que no han podido poner en pie hasta ahora.
Gómez nos explica el origen de la sala, valorando también el papel de la magia de cerca: “Me di cuenta, sobre todo viajando a otros países, que la magia escénica era muy valorada porque era a lo que los profesionales se dedicaban casi exclusivamente, y se podía exhibir en teatros. La magia de cerca se consideraba la parte amateur, casi como algo accesorio para animar fiestas... Entre magos, en convenciones y reuniones sí se hacía mucho, pero siempre en privado, no de cara al público”.
El aspecto y filosofía de Grada Mágica bebe directamente de esa sensación: “España tiene una de las mejores magias de cerca del mundo. Sin desmerecer a los magos de escena, que también los hay extraordinarios, hay más magos de cerca de gran calidad. Hacía falta una sala donde, aunque las actuaciones sean de la misma calidad que siempre, se exhiban con un cuidado y unos medios parejos a ello.” Grada Mágica lo pretende siendo un auténtico teatro: una grada teatral con un escenario pequeño (pero más que suficiente), asientos de buena calidad, iluminación y sonido a la altura de las circunstancias, bebidas para los asistentes y una decoración sobria y alejada de los excesos estéticos de otros locales mágicos, que optan por los más folclóricos carteles de houdinis encadenados y tahúres diabólicos.
Grada Mágica y el Teatro Encantado, como cada vez hacen más tiendas especializadas (que a menudo poseen un salón de actos donde se imparten clases y charlas), también pretenden crear comunidad. Para ello organizan actividades accesorias a las actuaciones, cursos y seminarios orientados a magos aficionados o con experiencia, pero ya sumergidos en la cultura de la magia. Afirma Wooy Aragón que “la idea es llegar al profano, pero ya que tenemos la sala, aprovechamos para que sirva de punto de contacto y educación para magos. Todos los que fundamos la sala, más otros que no han estado ahí económicamente, pero nos han apoyado desde el principio, entendemos la magia de una manera, hemos tenido los mismos maestros, y queremos que eso transluzca en la filosofía de la sala”.
Tanto el Teatro Encantado como la Grada Mágica también tienen previsto hacerlo a través de lo que se conoce como jam sessions y que en Barcelona lleva organizando desde hace tiempo la histórica tienda-museo El Rei de la Magia: sesiones a precio reducido donde magos no tan experimentados como los grandes profesionales tienen ocasión de dar rodaje a sus juegos de magia con un público ya avisado de que está presenciado números no del todo acabados. El propósito es “educar” tanto al público recién llegado como a los propios magos, que hagan crecer sus números gracias a las posibilidades de la sala y la experiencia de quienes están detrás: “Los magos tienen la oportunidad de montar espectáculos con un sentido dramático, que no sea simplemente un juego detrás de otro”, afirma Miguel Gómez.
El objetivo último de estos locales, en cierto sentido, no deja de ser educativo: buscan dignificar la magia de cerca no como un accesorio menor del ilusionismo tradicional de escenario, sino como una variante de la magia con un lenguaje propio. Woody Aragón comenta que “al no haber sitios donde hacer magia de cerca, no haber tanta magia de cerca en televisión como antes, hay prejuicios. Cuando le dices a alguien magia, piensa en magia para niños, pero luego a nivel profesional, no se concibe que la magia de cerca puede ser un espectáculo con una estructura dramática, simplemente porque no se conoce a fondo”.
Miguel Núñez cree que hay una cabriola relacionada con la publicidad y el marketing para explicar la reciente fiebre por la magia de cerca: “Cuando empieza a proliferar la magia corporativa y las empresas empiezan a solicitar magos a partir de los años noventa, se llama a magos de cerca para ferias y stands. La magia se convierte entonces en una herramienta de marketing para comunicar una idea, una marca o lo que sea. Con el boom de las televisiones, youtube y los medios técnicos que permiten poner una camarita en un escenario, muchos magos de cerca de toda la vida comienzan a actuar en teatros, cosa que no pasaba antes”. La cuestión es que ahora hay sitios donde esa proliferación de artistas permite, como afirma Aragón, “poner la magia de cerca al nivel de otros artes escénicas”. Lugares, como el Teatro Encantado y Grada Mágica, donde la magia sucede cerca. Bien cerca.