Mordaza también a los subtítulos

Cuando los capítulos de las series de TV se estrenan en sus canales originales, un batallón de voluntarios se reparte los subtítulos para traducirlos a su propia lengua. Se reparten los bloques de frases y los traducen en paralelo, y a las pocas horas las personas con menos soltura en los idiomas extranjeros tienen un subtítulo en su lengua. Subtitulos.es se había convertido, “en una referencia durante los últimos años”, tal y como lo describe la web genbeta. Era el centro neurálgico en español de esas traducciones participativas y simultáneas, que lograban tener textos sobreimpresionados, adaptados a los giros locales, a las pocas horas del estreno original.

Subtítulos.es lleva funcionando desde 2008 pero ahora cierra las puertas a la carrera porque el nuevo código penal amenaza con penas de cárcel de dos a seis años a quienes obtengan “beneficio económico directo o indirecto” en un proceso que “reproduzca, plagie, distribuya, comunique públicamente o de cualquier otro modo explote económicamente, en todo o en parte, una obra o prestación literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la autorización de los titulares de los correspondientes derechos de propiedad intelectual o de sus cesionarios”.

“Las páginas de subtítulos, técnicamente, siempre han tenido un problema legal que ahora se agudiza”, observa el abogado David Bravo; “los subtítulos son una obra derivada y las obras derivadas requieren autorización del propietario y se pueden perseguir por vía civil, si no hay ánimo de lucro, y por vía penal, si ha habido lucro”. En su opinión, para el cierre de subtítulos.es ha sido importante el recrudecimiento de la ley de propiedad intelectual vigente desde enero, que aumentó las penas para las actividades lucrativas y que permitía a la Comisión Sinde poner multas a las páginas reincidentes en la infracción.

“Los subtítulos incluyen diálogos y trama, son la parte no visible de la obra y están tan protegidos como las imágenes” señala Carlos Sánchez Almeida, “pero las páginas de subtítulos son necesarias para entender el fenómeno actual de las series de culto. Habría que ver hasta qué punto las páginas de subtítulos realizan un daño a la obra: crean el mercado, disparan el interés y así cuando llegan ya tienen el público formado. El fenómeno de Lost, por ejemplo, es dificil de formular sin recordar el papel del portal Lostzilla”.

Hernán Casciari retrató en un artículo de Orsai a esa nube de traductores vocacionales usando un poema de Borges. Su visión está extendida: muchos piensan que la traducción vocacional de series es una labor encomiable que ayuda a las personas con menor capacidad para hablar idiomas a mantener el ritmo social de las conversaciones audiovisuales. Los traductores espontáneos se sienten en una encrucijada parecida a la del jubilado al que amonestaron en el parque Güell por comentar el lugar con sus amigos ejerciendo de guía improvisado. Pero que una actividad sea altruista no significa que no vulnere la norma.

Con el cierre de subtitulos.es nadie sabe cual será ahora ese primer lugar donde los traductores voluntarios publicarán sus traducciones apresuradas y vocacionales. Seguramente el colectivo seguirá con su función y las piezas saldrán en rincones extranjeros, y las personas acostumbradas al retraso de horas retomarán el retraso de días que era normal hace un lustro.

Cuenta el critico Mark Cousins que en la Rusia de principios del siglo XX cambiaban los finales felices de las películas de Hollywood por finales tristes. Era lo que quería su público: así terminaban las novelas de Tolstoi y las de Dostoyevski, era la forma que tenían las historias bien contadas. En su declaración de despedida, Subtítulos.es juzga su final como trágico: “Como en tantas series, no hay final bueno”. Pero a la vez, también anuncia que liberará el código del proyecto para que la siguiente oleada de programadores, con nuevo conocimiento de lo permitido en la nueva era, tomen el testigo y construyan desde lo anterior en lugar de hacerlo desde la nada. El altruismo se aboca al final trágico, pero los internautas españoles también prefieren cambiarlo y entenderlo como una aventura feliz.