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Noticia servida automáticamente por la Agencia EFE

Flotats vuelve al Teatre Lliure tras más de 30 años con una obra sobre tolerancia

EFE

Barcelona —

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El actor Josep Maria Flotats regresa feliz al Teatre Lliure de Gràcia, donde en los años setenta obtuvo un éxito clamoroso como Eduardo II, con la obra “Ser-ho o no” (Serlo o no), del francés Jean-Claude Grumberg, que trata sobre la tolerancia y que nunca ha sido representada en España.

Flotats, acompañado por el director del Lliure, Lluís Pasqual, el joven actor Arnau Puig, y el ayudante de dirección Pep Planas, ha presentado hoy en rueda de prensa este montaje en el que intervienen dos únicos personajes, dos vecinos de escalera, uno de los cuales descubre que el otro es judío gracias a internet.

El actor catalán, de 76 años de edad, ha comentado que hace ya mucho tiempo que trata con Grumberg, alguien muy reconocido en Francia donde cuenta con importantes premios, y quien en el año 2013 le ofreció este texto, que lleva como subtítulo “Para acabar con la cuestión judía”, en el que también se ahonda en el tema de la identidad colectiva y, sobre todo, la personal.

A su juicio, el texto se dirige al público a través de la comedia, en una obra “muy divertida, ingeniosa, con dobles o triples sentidos, que hace reír constantemente y que después provoca preguntas al espectador”.

Josep Maria Flotats indica que es teatro político y muy del estilo de Grumberg, que posee cinco premios Molière y un premio César, que quiere hacer reír “a partir de cosas muy graves”.

En este punto, ha recordado que muchos consideran en Francia que “es el autor trágico más cómico” y alguien que interpela siempre en un estilo “heredero del teatro del absurdo”. Aunque no es un teatro “únicamente intelectual y cerebral”, “siempre va más allá, porque toca la fibra humana continuamente”, ha precisado.

Preguntado por el argumento, Flotats ha dicho que tiene que ver con la cuestión judía, pero ha añadido: “no tengo ganas de explicar más, porque quiero que haya sorpresa”.

“En esta obra hay tantas lecturas -ha proseguido- como se quieran hacer. Va de tolerancia y de escuchar al otro en cada una de las réplicas que se dan los dos personajes”.

Con una acción que transcurre en la actualidad, en la entrada de una casa humilde, junto a una escalera, el actor ha sostenido que la obra no obvia que “el derecho a la diferencia es algo eterno”, que las personas piensan diferente unas de otras, “que se tienen opiniones distintas”.

Por otra parte, ha sostenido que entre los dos personajes, uno completamente agnóstico y otro que hace preguntas, procedentes de mundos intelectuales opuestos, va construyéndose una “especie de amistad, manteniéndose las posiciones diferentes”.

En cuanto al joven actor Arnau Puig, Flotats le ha llegado a comparar con Gérard Depardieu y ha dicho de él que cuando lo vio en una prueba en el TNC se dio cuenta de que poseía “una identidad en el escenario, una evidencia que no se puede discutir”. “Estamos delante de un muy muy muy futuro gran actor”.

Tampoco ha rehuido las cuestiones sobre su larga trayectoria y ha aseverado que desde que empezara a pisar las tablas a principios de los años sesenta y hasta la actualidad, “seguro que he cambiado, en todo caso, continúo andando y espero que no muy torcido”.

Sin embargo, ha reconocido que cuando ayer repasó su currículum después de mucho tiempo de no hacerlo vio que había muchas páginas y ha exclamado que pensó: “Niño, para”, pero, a la vez, tiene la sensación de que de todo “hace poco tiempo” porque no sabe “medir el tiempo”.

Ha bromeado con que, en todo caso, no llevaba teléfono móvil como ahora, pero “el sentimiento profundo es que la pasión por este oficio, por el teatro, no ha disminuido ni un miligramo, y que sigo con la misma exigencia y el mismo deleite de servir textos”.