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El fotógrafo del Hombre del Tanque en Tiananmen recuerda la imagen 25 años después
La fotografía del Hombre del Tanque junto a la plaza de Tiananmen, una imagen que se convirtió en símbolo de la represión sangrienta en Pekín en 1989, cumple hoy 25 años, y su autor, el californiano Jeff Widener, explica a Efe la historia que hay detrás de esa instantánea.
“Esta fotografía ha marcado mi vida”, cuenta a Jeff Widener en una entrevista en Hong Kong, desde donde ha querido celebrar el cuarto de siglo de unos acontecimientos que cambiaron el destino de muchos ciudadanos chinos y el suyo propio.
“Tengo una relación de amor y odio hacia esa foto como artista, porque me ha dado mucho pero también ha ensombrecido otros aspectos de mi carrera profesional”, confiesa.
Widener eligió conmemorar el aniversario de la matanza en Hong Kong, el único territorio chino donde se homenajea anualmente el 4 de junio de 1989, y en los últimos días ha participado en numerosas charlas, entrevistas y exposiciones.
“Es importante que la gente no olvide lo que sucedió en Pekín en aquellas semanas de 1989”, señala quien dejó una huella imborrable de aquellos hechos con la famosa fotografía, que fue finalista de los premios Pulitzer en 1990 y es un símbolo de la historia moderna.
La historia que le llevó a tomar esa instantánea empezó un par de semanas antes, cuando a finales de mayo de 1989 viajó desde Bangkok, donde trabajaba como fotógrafo de Associated Press (AP), hacia Pekín para cubrir las protestas estudiantiles que llevaban ya semanas ocupando la famosa plaza de la capital china en demanda de una apertura democrática.
Sin visado para viajar a China, Widener tuvo que ir primero desde Bangkok a Hong Kong para obtener un pasaporte nuevo y de ahí a Malasia, donde se sumó a un viaje turístico para poder entrar en Pekín.
“La parte más difícil fue intentar meter el equipo fotográfico a través del control de aduanas en Pekín, pero en ese momento una señora iba a pasar delante de mí con un montón de gallinas vivas, lo que atrajo la atención de los agentes y pude pasar sin que mi equipaje fuera inspeccionado”, recuerda.
Una vez en la capital china, “el ambiente era realmente increíble, gente por todos los sitios, parecía un carnaval, había sensación de esperanza, no hubiera creído que el día 3 sería una noche sangrienta”, recuerda el estadounidense.
Durante esos días, Widener hizo testigo al mundo de lo que ocurría en la plaza de Tiananmen a través de fotografías como la de una mujer soldado cantando y rodeada de estudiantes, o una joven detenida entre militares y manifestantes, que se encuentran entre sus favoritas.
La tarde del 3 de junio Widener vio como la tensión en el ambiente había aumentado fuertemente y que la situación iba a tornarse violenta: “La presencia militar se intensificaba, antes de que anocheciera vi al primer soldado muerto en la calle”.
Esa misma noche recibió el impacto de una piedra en su cabeza y en la cámara, justo cuando estaba tomando fotos, lo que le dejó malherido: “Ahí decidí que era hora de retirarme al hotel”.
En la mañana del 5 de junio, le mandaron ir a tomar una fotografía de la plaza, que estaba ya tomada por los militares, por lo que al llegar un estudiante le ayudó a acceder al Hotel Beijing, desde donde logró tomar la famosa fotografía, en el sexto piso del establecimiento.
“Desde una de las habitaciones iba a tomar fotos de la hilera de tanques cuando de repente vi a un hombre desarmado que iba en dirección a ellos. Por un momento pensé que iba a estropearme la foto, pero esperé pensando que en cualquier momento iban a dispararle”, evoca.
Con un carrete que pudo conseguir a través de un turista y sin tiempo para realizar los ajustes adecuados en su cámara, logró sacar tres fotos “desde el balcón del hotel donde había agujeros de disparos de días anteriores, y sabiendo que había francotiradores en otros edificios cercanos”.
“En principio pensé que no tenía la foto, dado el mal ajuste que tenía en la cámara”, explica, y el estudiante que estaba con él logró sacar los carretes de fotos del hotel, escondidos bajo el pantalón en su entrepierna, para llevarlos a la oficina de AP.
Al día siguiente la fotografía hizo historia en la mayor parte de las portadas de los diarios de todo el mundo, aunque él recuerda con pena otras que no pudo hacer.
“Dejé escapar muchas fotos increíbles aquella noche del 3 de junio”, para quien fue la noche en la que pensó que iba a morir.
Widener volvió a Pekín veinte años después de su foto del Hombre del Tanque, invitado por la cadena británica BBC para hacer un reportaje en el 20 aniversario de los sucesos de Tiananmen.
Dos décadas después regresó al Hotel Beijing, desde donde vio “otra ciudad, con muchos más edificios, más vida, la gente parecía más feliz”.
“Esta visita a Tiananmen cambió mi vida mucho más que la de 1989”, detalló, al explicar que en la misma plaza conoció a su esposa, con la que vive actualmente en Alemania.
La foto del tanque y sus días previos en Pekín no fueron los únicos en los que Widener vio su vida en peligro, puesto que en 1992 se vio en medio de un fuego cruzado entre ejército y manifestantes en Bangkok. “Casi no salgo con vida”, rememora.
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