La guerra amenaza también el patrimonio cultural de Ucrania
El Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) ha lanzado un comunicado en el que “deplora” las vidas perdidas en la invasión de Ucrania iniciada por Rusia. El organismo asesor de la UNESCO también asegura que “teme las graves amenazas” que pesan sobre el patrimonio del país, por eso recuerda a todos los implicados en la contienda la “extrema fragilidad del patrimonio cultural durante los conflictos armados, incluso ante daños no intencionados”.
Asimismo la organización pide que recuerden los compromisos de cuidado asumidos en las convenciones culturales de la UNESCO, como la firmada en 1954, en La Haya. “Tienen deber absoluto de hacer todo lo que esté a su alcance para preservar todo el patrimonio”, añade el comunicado. Y acaba ofreciéndose a sus colegas y a las autoridades de Ucrania para apoyar o consejo que puedan brindar en la salvaguardia del patrimonio cultural o en la elaboración de protocolos de medidas preventivas ante riesgos.
Ucrania tiene censados más de 140.000 objetos de patrimonio cultural y 132.000 monumentos históricos y arqueológicos. De ellos casi 500 son de importancia nacional. Hacen especial llamamiento a los monumentos urbanos y arquitectónicos, que suman casi 16.000. Hay 402 ciudades que son lugares históricos y existen 56 conjuntos declarados de valor histórico excepcional. En la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO aparecen siete bienes culturales. Estos son los más destacados:
Catedral de santa Sofía y Monasterio de las Cuevas
En 1990, un año antes de la independencia de la Unión Soviética, se inscribió en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO la Catedral de santa Sofía de Kiev y el conjunto del Monasterio de las Cuevas, el más antiguo de Ucrania y uno de los centros espirituales más influyentes de la religión ortodoxa de Europa del Este. Ambos monumentos se encuentran a la orilla del río Dniéper, en un área de colinas muy arboladas. La UNESCO amplió la zona de protección recientemente para que se respetara el conjunto paisajístico y urbanístico, y evitar de esta manera las alteraciones inmobiliarias que podrían afectar al valor histórico y cultural. Tanto la catedral como las primeras edificaciones del monasterio datan en el siglo XI, en tiempos del reinado de Yaroslav el Sabio.
La catedral, con su fachada blanca y cúpulas verdes y doradas, fue construida en el siglo XI por maestros locales y bizantinos en respuesta a la catedral de la misma advocación en Estambul (Turquía). Tiene cinco naves, composición piramidal y una cúpula de crucería. La UNESCO valoró hace casi tres décadas el estado de conservación en que ha llegado la decoración de mosaicos y frescos del siglo XI, posiblemente la mayor colección de ese período. Entre ellos destaca el dedicado al Pantócrator, la Virgen de Orans o la Anunciación.
El conjunto del monasterio, con cúpulas de color rojo, revela la tradición espiritual y el culto ortodoxo clandestino, con algunas iglesias subterráneas, que discurren por cuevas laberínticas, celdas, catacumbas y nichos a lo largo de más de 600 metros. Se convirtió en un destacado centro que contribuyó al desarrollo de la educación, el arte o la medicina.
Centro histórico de Leópolis
Leópolis fue fundada a finales de la Edad Media y floreció como centro administrativo, religioso y comercial durante varios siglos. Es la sexta ciudad más poblada de Ucrania y limítrofe con Polonia. En 1998 la UNESCO incluyó en la Lista del Patrimonio Mundial el casco de la ciudad por ser un ejemplo de la fusión de las tradiciones arquitectónicas, urbanísticas y artísticas de Europa del Este con las de Italia y Alemania. Afortunadamente, ha conservado intacta hasta hoy su topografía urbana medieval y la evidencia de las diferentes comunidades étnicas (armenios, alemanes, polacos, italianos y austriacos además de ucranios) separadas y vinculadas en el seno de la ciudad. A esto hay que añadirle varios edificios renacentistas y barrocos. En 1975 el Consejo de Ministros de Ucrania aprobó una resolución para crear en la ciudad una Reserva Histórica y Arquitectónica, gracias a la cual se catalogaron los más de 2.000 monumentos, se inventariaron los edificios y se organizó un plan de restauración. Una de las cualidades que más valoró el comité de ICOMOS que visitó la ciudad en 1998 fue el hecho de que Leópolis saliera prácticamente ilesa de la Segunda Guerra Mundial.
Residencia de los metropolitanos de Bucovina y Dalmacia
En 2011, la UNESCO incluye este bien cultural, situado en Óblast de Chernivtsi, por ser un “excepcional ejemplo de arquitectura historicista del siglo XIX”. Fue obra del arquitecto checo Josef Hlavka, entre 1864 y 1882, y el conjunto incluye un seminario y un monasterio. Este grupo arquitectónico -formado por la residencia y su capilla, por el seminario y su iglesia, por el antiguo monasterio y su torre del reloj y un parque- expresa las influencias del periodo bizantino y refleja la poderosa influencia que tuvo la iglesia ortodoxa durante el dominio de los Habsburgo. Esta tradición se manifiesta en el uso de las formas bizantinas para la iglesia cruciforme con cúpula. La residencia combina elementos de la arquitectura nacional, bizantina, gótica y barroca.
Fue declarada parque nacional en 1945 y diez años más tarde su propiedad fue transferida a la Universidad Nacional Yuriy Fedkovich Chernivtsi. Todo el conjunto está construido con ladrillo rojo, que contrasta con el verde de los árboles de hoja perenne del patio que tiene una exuberante vegetación. Y los techos están cubiertos por una teja vidriada. En su propuesta de inclusión en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, Ucrania aseguró que este conjunto es único, sin referentes en el mundo y sin la posibilidad de ser replicado “debido al monumental coste económico, mano de obra, diversidad de elementos de ladrillo, detalles de la talla en piedra, las pinturas murales y la disposición constructiva del complejo”.
Ciudad antigua del Quersoneso táurico y sus “chôra”
Este bien cultural inscrito en la lista de la UNESCO en 2013 presenta los restos de una ciudad fundada por los griegos en el siglo V a. C., en la costa norte del Mar Negro. Quersoneso abarca seis sitios con restos urbanos y tierras agrícolas divididas en varios cientos de “chôra” (parcelas rectangulares de dimensiones similares). Cada una de estas parcelas albergan viñedos cuya producción se exportaba. En el siglo III el lugar era conocido como el centro vinícola más productivo del Mar Negro y siguió siendo un centro comercial de intercambio para los imperios griego, romano y bizantino. La ciudad prosperó hasta el siglo XV. El sitio cuenta con varios complejos de edificios públicos y barrios residenciales, así como monumentos cristianos primitivos junto con restos de la Edad de Piedra y Bronce. También emergen torres de fortificación romanas y medievales, así como sistemas de abastecimiento de agua. Según la declaración de la UNESCO, “es un ejemplo destacado de organización territorial democrática vinculada a una antigua polis, reflejo de la organización social de la ciudad”. Las antiguas ruinas han sido excavadas desde 1827 por el gobierno ruso y son una popular atracción turística, protegida como parque arqueológico.
Tserkvas de madera de la región de los Cárpatos
Este bien es compartido con Polonia por Ucrania, en la Lista de la UNESCO. El sitio cuenta con 16 tserkvas o iglesias de madera. Fueron construidas con troncos entre los siglos XVI y XIX, por comunidades de fe ortodoxa y católica griega. Son testimonio de una tradición de construcción muy diferente a la arraigada en el diseño eclesiástico ortodoxo. Están coronadas por cúpulas piramidales. La disposición horizontal de los troncos incluye uniones complejas en las esquinas. Sus constructores fueron habilidosos carpinteros, que levantaron las tserkvas sobre alféizares de madera colocados sobre cimientos de piedra (y tejas de madera, también). En su interior, los muros están decorados con policromía. Algunas de estas iglesias contienen campanarios de madera.
Están ubicadas en los límites orientales de Europa Central, en la cordillera de los Cárpatos polacos y ucranios, que se extendieron por el terreno montañoso. Este es uno de los motivos por los que no están amenazadas por el desarrollo urbanístico. Y no están abandonadas porque 13 de ellas se siguen utilizando como iglesias. Las otras tres se mantienen intactas como museos. “Además, la autenticidad de los materiales sigue siendo alta, ya que las vigas estructurales se han separado cuidadosamente con métodos tradicionales a lo largo de los años”, explicaba la candidatura a la lista de la UNESCO. Casi todas las tserkvas conservan sus puertas y cierres originales, con inscripciones en los dinteles que datan la fecha de construcción y los nombres de los carpinteros.
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