Si el personaje que interpreta Ellen Page en Whip it!, peli dirigida por Drew Barrymore en 2009, pasara este sábado por La Latina con sus patines dispuesta a enfilar la calle Toledo a toda velocidad, es posible que se dejara seducir antes por el rúnrún proviniente de El Campo de Cebada. Comprobaría atónita cómo en esta segunda edición de ¡Hostia Un libro! (en adelante H.U.L.), la feria de freaks editoriales por excelencia, hay este año un hueco para chicas patinadoras y folloneras. En realidad, hay un hueco para cualquiera que disfrute con los libros hechos, defendidos y distribuidos a hostias.
Elisabeth Falomir, una de sus impulsoras, nos cuenta desde dentro: “Mezcla edición y guantazos como metáfora de lo difícil que es el trabajo a pequeña escala en la industria cultural. Si eres editor independiente, estás en lucha constante. Esta año no cambiamos de concepto (libros y hostias) pero sí de deporte: pasamos de la lucha libre al roller derby. Además de darle una perspectiva lúdica y festiva a la cultura queremos difundir deportes poco conocidos, y los patines son la apuesta de esta edición. Nos gustaba que fuera un deporte de equipo y femenino.”
Porque muchas de las casas editoriales que alquilan tenderete para estar en esta feria montada sin ánimo de lucro (más allá de lo que ganen los propios feriantes con sus propias ventas), en el espacio de gestión comunitaria más vivo de la ciudad, saben que hacer y vender libros en lo más parecido a un deporte de contacto y de equipo: subir y bajar cajas que te dejarán deslomado, velocidad y flexibilidad para no caerte, sentido de la deportividad y de grupo. Las hostias al suelo, en esto, como los libros, van también de suyo en el oficio editor, fanzinero o librero.
Un proyecto bruto y barrial
Un proyecto bruto y barrial“¡Hostia Un Libro! somos una asociación cultural con ganas de demostrar que las cosas se pueden hacer al margen de los apoyos institucionales. Por eso el nuestro es un proyecto de barrio que se celebra en un espacio cedido por la asociación de vecinos de La Latina: el Campo de la Cebada”, explicita Falomir.
Con ese espíritu han conseguido convertirse en casi un rito más del calendario cultural y editorial de la ciudad de Madrid. Como una coda macarra de su insuperable hermana mayor, la Feria del Libro, el festival H.U.L. nace y crece con esa conciencia de iniciativa periférica y barrial. Con la brutalidad y la libertad del low profile, viene a socavar aún más nuestro presupuesto destinado a libros en primavera.
De hecho, la demanda de puestos ha subido como la espuma de la pasada edición a ésta: “Una anécdota sintomática: el año pasado agotamos stands en la misma semana del evento. Este año agotamos los stands (y hemos puesto más) tres semanas antes. Nos da mucha pena porque querríamos que pudiera participar más gente, pero ya son 83 editoriales las que asisten. Por seguridad del espacio y comodidad preferimos dejarlo así”.
No ponen ninguna barrera ni criba a los participantes: la microeditorial con apenas dos títulos en su catálogo tiene el mismo hueco que estructuras más consolidadas como Traficantes de Sueños o Gallo Nero. “Defendemos un espacio en el que puedan convivir sin distinciones”. Este año, además, va a haber muchas más editoriales que el año pasado. Agarraos que vienen curvas.
(Auto) Producciones H.U.L.
(Auto) Producciones H.U.L.Una novedad jugosa y relevante de esta edición: la publicación de un libro conmemorativo titulado Folloneras, donde “un montón de gente talentosa escribe y dibuja sobre las mujeres que han armado follón (a guantazos reales o metafóricos) a lo largo de la historia”. El fanzine se presenta esta noche junto con una exposición en el Café Molar, otro espacio fundamental para la creación de comunidad y cultura dentro del barrio.
Porque si algo no le faltan a H.U.L. es el apoyo de proyectos hermanos. En el tema pasta/apoyos (o sostenibilidad que diría cualquier plan de empresa de emprendiduÅía contemporánea), el festival, aún siendo un proyecto sin ánimo de lucro donde el alquiler de stands y la venta de merchandising permite cubrir la parte logística, colaboradores y voluntarias ceden “material, músculo, tiempo y talento”, sin los cuales la cosa no saldría adelante. La lista de agradecimientos sería demasiado larga.
Gracias a la gente involucrada, las ideas que nacen en H.U.L. crecen a veces hasta llegar a sitios insospechados: “Por ejemplo: el FOLLONERAS iba a ser un fanzine así, pequeño, 4 páginas fotocopiadas con grapa. Lanzamos una convocatoria abierta por si alguien más se animaba a participar y de repente nos encontramos con un montonazo de correos con propuestas chulísimas. Lo que iba a ser un fanzine es ahora un libraco de 170 páginas llenito de ilustraciones. Emocionante”.
Lo que no te puedes perder
Lo que no te puedes perder
Esta edición ha ampliado también sus actividades y sus públicos destinatarios: hay de todo y para todos. Lo más destacable de la programación de hoy viernes y mañana sábado es:
-La presentación del fanzine Folloneras, con la inauguración de la exposición de fotos homónima sobre mujeres que practican deportes de contacto. Viernes, 20:00, Café Molar.
-Talleres infantiles y cuentacuentos para todos esos padres que continúan teniendo su corazoncito underground. Sábado, de 12:00 a 19:00, en El Campo de la Cebada.
-La sesión “Indefendibles”. ¿Quieres ver a Jimina Sabadú defendiendo a muerte a la saga Crepúsculo? Algo de esto y mucho más en esta sesión de anti critica y retranca. Sábado, 19:00, Campo de Cebada.
Además de, claro, todos los stands de libros de 12h a 22h y su consiguiente programa de firmas bizarras. El partido de exhibición de roller derby a cargo del equipo Black Thunders a las 20h supone la actividad estrella del sábado por la tarde.
Si os pierden las publicaciones caseras e independientes, definitivamente, este es vuestro plan para el fin de semana. Podéis ir calentando mientras os ponéis las rodilleras y los patines con la música de Hits with Tits, que actuarán en la fiesta de cierre. Y si sobrevivís a semejante circuito de obstáculos, bajaos sin frenos hasta El Juglar, donde tendrá lugar la after party. Seguro que está llena de editoras y editores sudorosos y con ganas de desfogue tras la pelea editorial.