El Instituto Cervantes de Nueva York, bajo la dirección de Richard Bueno Hudson, celebró el 10 y 11 de mayo su tercer congreso anual Lengua e identidad: Hablantes, tradición y cultura. Dos jornadas de ponencias y debates en torno al futuro del español en Estados Unidos y a su papel en la configuración de la identidad latina.
Más de 62,5 millones de estadounidenses son de origen hispano, lo que representa el 18,9% de la población total del país. De ellos, el 67,6% utiliza el español en el entorno familiar. Y se espera que esa cifra aumente considerablemente en el futuro. En su informe anual de 2023, el Instituto Cervantes estimaba que, en 2060, Estados Unidos será el segundo país con más hispanohablantes del mundo, después de México. Previsiblemente, ese año habrá más de 111 millones de hispanos en Estados Unidos. Lo que no es tan fácil de predecir es cuántos de ellos seguirán hablando español.
El abandono de la lengua materna en hablantes de tercera generación, un fenómeno común en muchos territorios, no está tan claro en el caso estadounidense. En los últimos treinta años, la proporción de hispanos hablantes de español ha disminuido lentamente, alrededor de diez puntos porcentuales. Sin embargo, hay dos cuestiones que pueden acabar favoreciendo esa pérdida de la lengua con el paso de las generaciones: primero, que ya hay más hispanos nacidos en Estados Unidos que hispanos nacidos en el extranjero; y segundo, que un 24% de los adultos latinos dicen no hablar español o solo ser capaces de mantener una pequeña conversación, según un estudio del Pew Research Center de 2023. Muchas de las intervenciones en el Congreso del Instituto Cervantes de Nueva York iban en esta dirección. ¿Qué se puede hacer para mantener (e incluso alentar) la vitalidad del español en Estados Unidos?
La lengua en la identidad hispana
Para entender mejor la situación hay que dirigirse a otros datos relacionados con la identidad hispana o latina. Uno es especialmente revelador: la mayoría de los hispanos estadounidenses ya no consideran que saber español sea un requisito indispensable para identificarse como hispano. Un 71% de los adultos latinos estaban de acuerdo con esta afirmación en un estudio del Pew Research Center de 2016. Entre los latinos inmigrantes, el 58 % apoyaba esa idea. Y entre los latinos nacidos en Estados Unidos, los porcentajes fueron aún mayores: el 84% de los latinos de segunda generación y el 92% de tercera generación o superior decían que hablar español no convierte a alguien en latino.
Otra diferencia fundamental entre los latinos nacidos en Estados Unidos y los nacidos en el extranjero reside en la lengua que escogen para informarse. Los primeros prefieren mayoritariamente seguir las noticias en inglés, mientras que los segundos tienen hábitos de consumo mucho más variados: el 41% consume noticias principalmente en español, el 26% en inglés y el 31% en ambos idiomas por igual (Pew Research Center, 2024).
La presión sobre la biculturalidad también es clave en la configuración de la identidad. Hispanos de segunda y tercera generación o superior pueden priorizar el inglés sobre el español por muchos motivos, desde las facilidades en el mercado laboral hasta la integración social –cerca de la mitad de los hispanos no hispanohablantes encuestados en un estudio de 2022 decían haber sido avergonzados por otros hispanos por no hablar español. Tampoco podemos olvidar el papel de la atrición lingüística (ese desgaste gradual de la lengua materna), un fenómeno que se está comenzando a estudiar con más detalle y que parece inevitable cuando hay lenguas en contacto.
El voto latino
Para esa proyección de la población hispana en 2060, la Oficina del Censo de los Estados Unidos ha realizado tres estimaciones demográficas, según tres escenarios diferentes: alta inmigración, baja o nula. Los 111 millones de hispanos se alcanzarían si no hubiera alteraciones en la política migratoria.
Poco después del nombramiento de Joe Biden como presidente, el equipo de prensa de la Casa Blanca abrió una oficina para medios hispanos. Hay también una portavoz y directora de medios hispanos (la venezolana María Carolina Casado) trabajando en la campaña para las elecciones presidenciales de noviembre de este año. Estas decisiones muestran un interés por el ‘voto latino’ y contrastan con el gobierno anterior, el de Donald Trump, donde no solo no había ningún latino en los puestos de responsabilidad del gabinete –como sí ocurre en el gobierno de Biden–, sino que se ordenó el cierre de la página web de la Casa Blanca en su versión en español, creada durante el gobierno de Barack Obama. Está todavía por ver cuántos de los 36 millones de latinos que cumplen los requisitos para votar en noviembre lo harán finalmente. La Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Electos y Designados (NALEO) prevé que serán 17,5 millones (el 11% del total y un 6,5% más que en 2020).
La enseñanza del español
El español es la lengua más estudiada, con mucha diferencia, en todos los niveles educativos del país. Y el panorama aquí sí es claramente alentador. Aunque en Estados Unidos no hay un fuerte interés por el aprendizaje de idiomas, como ocurre en otros países angloparlantes (solo una quinta parte de los estudiantes norteamericanos estudia una lengua extranjera), las posibilidades de expansión del español en este ámbito son muy altas, especialmente si tenemos en cuenta que ya forma parte de la oferta docente de buena parte de los centros educativos. Si el interés por el aprendizaje de lenguas crece, sería de esperar que buena parte se dirigiera al español antes que a otras lenguas, como ha ocurrido hasta ahora (el número de estudiantes matriculados en cursos de español triplica al de alumnos matriculados en cursos de otras lenguas).
Richard Bueno Hudson recordó en el Congreso una cita de 2014 de Víctor García de la Concha, académico de la Real Academia Española y exdirector del Instituto Cervantes: «El futuro del español como lengua de comunicación internacional –que hoy ya es la segunda en el mundo occidental por detrás del inglés– se está jugando en estos años en Estados Unidos. La suerte que corra el español allí será la que determine si se consolida como lengua de comunicación internacional».
Si esto es así, tendremos que seguir muy de cerca lo que ocurra allí en los próximos años.
9