Maya Plisétskaya, la gran bailarina hispanorrusa fallecida el año pasado a pocos meses de cumplir los 90 años, cuenta a partir de hoy una escultura en la calle Bolshaya Dmítrovka, en el corazón del barrio teatral de Moscú.
“Maya Mijáilovna es un fenómeno único en la cultura mundial. Es la persona que dio gloria al ballet ruso, que dio reconocimiento a Rusia, y que al mismo tiempo es para todos la encarnación del talento y la feminidad”, dijo durante el acto de inauguración la viceprimera ministra rusa, Olga Golodets.
La escultura, creada por el artista ruso Víktor Mitroshin, representa a la bailarina en el papel de Carmen, uno de los que la encumbraron a la fama mundial.
“No fue fácil dar vida en bronce a la sorprendente gracia de la bailarina”, explicó Mitroshin, quién precisó que la escultura, de unos nueve metros de alto e inaugurada en el cumpleaños de la bailarina universal, simboliza el inestimable servicio de Plisétskaya al mundo del teatro y el ballet.
Símbolo de la danza clásica, con solo 18 años fue elegida primera bailarina del mítico teatro Bolshói, la única en el mundo en lograr a tan temprana edad un puesto de tanta responsabilidad.
En un país donde el ballet es una religión e incluso la llegada de los bolcheviques al poder no impidió que se convirtiera en uno de los mayores orgullos nacionales pese a tratarse de una tradición típicamente burguesa, Plisétskaya era admirada por todos, expertos y neófitos, artistas y políticos.
Incluso después de dejar Rusia para trabajar en el extranjero, Plisétskaya no perdió la admiración de sus compatriotas, que recuerdan siempre su cisne con la música de Chaikovski de fondo como la cumbre del ballet ruso.