Con apenas 25 años Isabel Greenberg ascendió al olimpo de la novela gráfica con “La enciclopedia de la Tierra Temprana”, una historia sobre seres humanos en busca del amor. Ahora, casi rozando la treintena, regresa con “Las cien noches de Hero”, donde indaga también en el amor, sobre todo entre mujeres.
Con Picasso y Velázquez en su mente -es una de las obligadas visitas que quiere hacer durante su estancia en Madrid- esta joven nacida en Londres en 1988 reconoce que con esta nueva novela gráfica ha querido “empoderar” a la mujer, darle ese papel que ni la Historia, ni la literatura, le ha dado de manera “justa”.
“Quería escribir una historia que mostrara a mujeres con mujeres, ayudándose. No únicamente mujeres fuertes y complicadas, porque ya existen en las películas”, reconoce a Efe Greenberg, para quien el arte de contar y escuchar historias está en la base de todas sus obras.
Algo que se ha “perdido”, afirma, y por eso bromea con el hecho de que quizá tenga que venir un “apocalipsis” para que todo “empiece de nuevo”.
Con dibujos marcados por líneas gruesas que crean rostros llenos de expresividad, “Las cien noches de Hero” nos sumerge en una historia en la que un dios, mitad pájaro mitad hombre, decide cambiar las normas de un mundo en el que los seres humanos viven libremente su amor, sus pasiones. Es entonces cuando despliega el odio o la ambición, porque solo así entiende que se puede gobernar.
Por eso, en esta obra editada por Impedimenta, la religión también toma fuerza para reivindicar también el papel de la mujer: “Quería reflejar que no todas las religiones, en general, han tratado muy bien a las mujeres (...) El mensaje principal es que el amor es poderoso incluso cuando los dos personajes son mujeres”, puntualiza.
Bajo estas premisas, Greenberg despliega una serie de historias en las que, sobre centradas en la relación entre hermanas, se abordan relaciones plagadas de lealtad y engaño, de locura y cordura, bailes mágicos, salchichas envenenadas o lunas que eligen bajar a la tierra por la noche.
Todo dentro de un mundo imaginario, lleno de mitos, de leyendas y de la magia que desprenden los mundos que esta autora tiene en su mente gracias a su amor, desde niña, por las grandes historias de escritores como J.R.R. Tolkien.
“Me gusta el estilo de los narradores que crean grandes historias muy bien construidas y con un imaginario interesante”, destaca esta amante también de grandes autores de cómics como Seth, Alexis Deacon, Kate Beaton o el español Pablo Auladell (último Premio Nacional de Cómic).
Pese al éxito conseguido hasta el momento, y con “Las cien noches de Hero” ya incluido en la lista de los mejores libros del años para The Observer, Greenberg reconoce que aún no puede vivir exclusivamente del cómic, por lo que también se dedica a dar clases o a ilustrar historias infantiles de otros.
Eso sí, la ilustradora londinense tiene claro que seguirá creando historias y ya prepara otra para el público adolescente, así como otra para adultos.
Y todas seguirán siendo fieles a su dibujo, inspirados, “en parte”, en esos autores del cómic que admira, así como en los pintores medievales, esos que tanto ansía ver en el Museo del Prado, donde la autora -nominada a dos premios Eisner con su anterior novela gráfica- seguro que se pierde en busca de inspiración.