Javier Marías, un autor de voz inconfundible que deja huérfana la literatura española
Autor de quince novelas, columnista, escritor de relatos y un autor para el que se ha reclamado un merecido Nobel de Literatura, los lectores españoles han lamentado la muerte de Javier Marías este domingo, fallecido a los 70 años. El Ministerio de Cultura le concedió el Premio Nacional de Narrativa en 2012 por su novela Los enamoramientos, aunque el escritor lo rechazó al no querer aceptar galardones institucionales. Era, además, académico de la Real Academia Española desde 2006.
Marías no dejaba indiferente a nadie. Aclamado por cientos de miles de lectores y galardonado en varios países, el escritor madrileño tenía una voz propia tanto en la literatura como en sus intervenciones públicas y solía huir de lo políticamente correcto.
Autor de novelas cumbre de la literatura española del siglo XX como Corazón tan blanco, Mañana en la batalla piensa en mí o Berta Isla se convirtió poco a poco en un escritor de culto, alabado por la crítica en medio mundo, y al mismo tiempo en un novelista traducido a más de 40 idiomas y leído por cientos de miles de lectores. Javier Marías, un eterno candidato en las quinielas para el premio Nobel, figura en un lugar muy destacado de las letras europeas de las últimas décadas.
Con fama de altivo y arrogante, según sus propias palabras, Javier Marías parecía un personaje de otra época, un escritor consagrado que no utilizaba teléfono móvil ni ordenador, un fumador empedernido que concedía pocas entrevistas y lamentaba con amargura y mucha mala leche la superficialidad de los tiempos modernos.
Siempre fue de cara y expresaba sus opiniones con argumentos. Esta actitud le granjeó enemistades entre editores, como Jorge Herralde, de Anagrama, al que abandonó para marcharse a Alfaguara; entre cineastas que adaptaron alguna de sus novelas, como Gracia Querejeta; o entre algunos sectores sociales, entre ellos el movimiento feminista.
Hijo de los filósofos Julián Marías y Lola Franco, formado en la cultura anglosajona tanto en Estados Unidos como en Inglaterra, aventajado discípulo de Juan Benet, el siempre llamado joven Marías —por contraste con su padre— comenzó a dedicarse a la literatura desde bien joven, tanto como narrador como desde el oficio de traductor.
El éxito clamoroso le llegó en 1992 con la publicación de Corazón tan blanco, una original y densa novela con un impresionante comienzo —“No he querido saber, pero he sabido que...”—, seguida después por otra no menos brillante narración como Mañana en la batalla piensa en mí. A pesar de no ser lecturas fáciles, novelas reflexivas e introspectivas, con poca acción, ambas narraciones alcanzaron una gran resonancia en varios países que fue coronada con premios muy prestigiosos.
A lo largo de su carrera, Marías también compaginó su obra literaria con el columnismo, sobre todo en el diario El País, con la docencia en universidades; e incluso con la edición al fundar el sello Reino de Redonda. En definitiva, un intelectual con muchas facetas y bastante inclasificable que igual escribía un artículo sobre fútbol —era un fiel seguidor del Real Madrid, un club que ha emitido un comunicado de condolencias— que publicaba un exhaustivo análisis sobre literatura anglosajona.
Tipo serio y circunspecto, poco amigo de la exposición pública, beligerante en los últimos años contra la cultura de la cancelación y las posiciones feministas, Javier Marías se sirvió poco, aparentemente, de sus experiencias personales a la hora de trazar los personajes de ficción de sus novelas que en ocasiones se mezclaban con personajes reales.
Muy crítico con el star system hacia el que fue derivando la literatura, el escritor mostró algunas claves más íntimas y familiares al publicar en 2008 Aquella mitad de mi tiempo, un libro que reunió 80 artículos. En aquella ocasión, Marías confesó que nunca escribiría unas memorias. “Unas memorias”, manifestó en aquella ocasión, “solo están justificadas si el escritor ha tenido una vida muy singular. Ahora bien, las vidas de los escritores, salvo excepciones, no son particularmente fascinantes. Yo no tengo una vida especialmente fascinante que contar”.
Estaba claro que Javier Marías siempre quiso deslumbrar a sus lectores con sus relatos y sus personajes. Y lo consiguió de nuevo, tras sus triunfos iniciales, con novelas como Negra espalda del tiempo o la trilogía Tu rostro mañana hasta llegar a Tomás Nevinson, su último libro aparecido el año pasado. Ambientada en la España de 1997, reflexiona sobre el bien y el mal con el terrorismo del IRA y de ETA como trasfondo.
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