La carne de lagarto, considerada una de las más saludables, es un manjar que ha llegado a distintos restaurantes y una cadena de supermercados en Bolivia, que beneficia a poblaciones indígenas del país que están comprometidas con su aprovechamiento sostenible.
Los indígenas bolivianos tacanas que viven en comunidades del norte de La Paz, parte de la Amazonía boliviana, se agruparon en la Asociación Matusha Aidha, gran lagarto en su lengua, con la finalidad de ser capacitados en el manejo responsable del lagarto como parte del programa Nacional de Aprovechamiento Sostenible impulsado por el Gobierno boliviano.
Es así que al menos cuarenta familias de las comunidades Cachichira, San Antonio del Tequeje, Carmen del Emero y Copacabana decidieron aprender el plan de manejo con la ayuda técnica de la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre (WCS, en sus siglas en inglés).
En el mismo plan también se realizaron unos análisis para conocer los beneficios del consumo de esta carne, en la que encontraron que es rica en proteína, fósforo y que prácticamente no tiene grasa, por lo que se considera una de las carnes más saludables para su consumo, contó a Efe el técnico de la WCS, Gustavo Álvarez.
La carne de lagarto de estas comunidades cuenta con todas las certificaciones de higiene y manipulación, a diferencia de la proveniente de la cacería ilegal.
Los indígenas hace un par de años comenzaron a comercializar esta carne a renombrados restaurantes bolivianos como Gustu, impulsado por el prestigioso chef danés Claus Meyer, y los Jardines de Asia, entre otros en La Paz, contó Álvarez.
“Nosotros estamos felices al saber que nuestro producto se consume en restaurantes como Gustu, que ha sido el primero en confiar”, comentó a Efe el representante del Consejo Indígena del Pueblo Tacana, Constantino Nay.
Este mes por primera vez se comenzó a comercializar esta carne en una cadena de supermercados del país, con ayuda de la Dirección General de Biodiversidad y Áreas Protegidas del Ministerio de Medio Ambiente de Bolivia, lo que significó para los tacanas una ayuda a su economía.
Alrededor de cincuenta kilos en cortes de medio kilo de carne de lagarto llegaron a supermercados de La Paz y Cochabamba, señaló Álvarez.
Esta carne se puede asar, freír, poner a la parrilla, e incluso en algunos restaurantes la sirven cruda o como si fuera ceviche, un marinado ácido, a los comensales que desean probar esta alternativa.
Ahora buscan otros mercados internacionales que estén interesados en esta carne y a la vez que valoren el compromiso de estas comunidades originarias con el aprovechamiento sostenible del lagarto.
“Este plan de manejo nos ha ayudado a conocer el tamaño del animal que se puede cazar, la importancia de si es hembra y macho, el registro de datos y la temporada que podemos realizar la cacería para no afectar a estas poblaciones”, explicó Nay.
El plan se ejecuta desde 2007, pero antes se realizaron estudios de las poblaciones y distribución del lagarto en esa región para que los indígenas aprovechen un pequeño porcentaje.
En el programa participan mayormente mujeres y cada año rotan las familias involucradas para que el beneficio llegue a toda la comunidad, remarcó su representante.
Por su parte, Álvarez agregó que tienen un cupo anual para cazar 630 ejemplares y les capacitan para aprovechar el cuero y la carne del lagarto de una manera sostenible.
“Antes había mucha cacería ilegal, pero con este plan las mismas comunidades cuidan de sus recursos en su territorio y no permiten a terceros que se aprovechen”, concluyó.