Ni la lengua muy larga ni la falda muy corta: la mujer que plantó a Sabina replica a sus '19 días y 500 noches'

Matías de Diego

22 de diciembre de 2019 20:46 h

Lo suyo duró lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks. En vez de fingir, él se pasó veinte años contando que fue ella la que se marchó. Dijo que fue María la que le abandonó como se abandonan unos zapatos viejos y la que dio aquel portazo que aún resuena como un signo de interrogación. Él sólo quería quererla querer y ella no, así que tuvo que aprender a olvidarla. O eso nos cantó Joaquín Sabina sobre sus 19 días y 500 noches intentando borrar el recuerdo de María. Dos décadas después, ha sido ella la que ha roto el silencio.

La voz de María se ha colado en Ni tan joven ni tan viejo, el último disco tributo al cantautor, para contarnos lo largos que se le hicieron a ella sus días y sus noches juntos. Benjamín Prado y Travis Birds han sido los encargados de ponerle letra y voz a la otra cara de esta ruptura. Y no tiene mucho que ver con lo que Sabina nos ha estado contando desde que compuso la canción a finales de los 90.

19 días y 500 noches después es el reverso de una de las canciones que mejor han retratado lo profunda que puede llegar a ser la herida del desamor. Aquí, María ya no es la de “la frente muy alta, la lengua muy larga y la falda muy corta”, y resulta que el de la espantada fue Sabina. Fue él quien “bajó a por tabaco”, el que desapareció y volvió a los tres meses “haciendo eses”. Y por eso, María le plantó.

“Cuando me llamaron para participar en el disco se me ocurrió una gamberrada: reescribir la letra desde el punto de vista del personaje”, explica Benjamín Prado en conversación con eldiario.es. La productora le había ofrecido leer un poema de Sabina o recitar alguna de sus canciones, pero el escritor no acababa de verlo claro: “No lo veía porque dos o tres minutos recitados son demasiados en un disco”.

Al decirle que le iban a ofrecer “la canción más emblemática de Joaquín” a la cantante más joven del elenco, Prado les propuso darle una vuelta a la letra para contar otra historia contando lo mismo. “Ahí empezó mi miedo. Hostias, es que es 19 días y 500 noches y a ver cómo hace uno para estar a la altura. Inmediatamente presenté mi dimisión”. Nadie la aceptó, así que Benjamín Prado se sentó a componer.

“No me lo podía creer”, asegura Travis Birds en una entrevista con eldiario.es. La “ocurrencia” de Prado se había convertido en todo un sueño para ella: “Desde mi discográfica me dijeron que habían conseguido que participara en el tributo a Sabina. Me explicaron que iba a tener que cantar 19 días y 500 noches y que Benjamín iba a reescribir la letra... No me lo podía creer”.

Travis dio sus primeros rasgueos en una guitarra errante, de esas que van de una esquina a otra de la habitación y que apenas recuerdan ya para qué sirven. Estudiaba para ser diseñadora gráfica, “perdida” en una “etapa oscura”, y la música vino a ser como una salida de emergencia. Cambió el diseño por la música, tocando con sus primeras bandas -“sin tener ni puta idea, evidentemente”- y aprendiéndolo todo sobre ese nuevo mundo.

“Cuando me llamaron para ofrecerme la canción de Joaquín me dio un poco de vértigo”, recuerda. Su primer álbum, Año X, se había financiado a través de un crowdfunding y una de sus canciones, Coyotes, se había convertido en sintonía de la serie El embarcadero; pero aquella llamada fue todo un reto para ella. “Desde el primer día, me propuse hacerlo como lo habría hecho María, como lo había pensado Benjamín y como le gustaría a Joaquín”.

En la letra que Prado había escrito, la cantante madrileña encontró una forma de darle una vida renovada al gran clásico de Sabina. “Quería hacerla más callejera, más rápida, darle nervio, pero respetando la melodía original en cada frase”, explica. “Le ha dado un toque muy descarado y muy atrevido”, remarca Prado: “Ha sido como si la canción fuera un vampiro y se hubiera tomado un traguito de Travis para rejuvenecerse”.

Veinte años después es María la que saca los dientes y dice, en palabras de Benjamín Prado: “Joaquín, ahora te vas a enterar porque soy yo la que va a contarlo todo”. Y es que ella ha decidido no sufrir, darle “pasaporte” a aquella relación tóxica y olvidar a Sabina en los brazos de “uno del PP y socio del Real Madrid”.

Pero esta canción, sobre todo, es una broma de Prado al cantautor. “Nos conocemos desde hace 39 años”, explica el compositor de 19 días y 500 noches después, “y quería que fuera una sorpresa, que Joaquín cogiera el disco y que al ver el después en el título se preguntara qué pollas era eso. Y esto, básicamente, es una broma entre nosotros que ha pegado un petardazo muy fuerte”.

Sabina, Prado y Travis han construido con la versión original y el después el relato de una ruptura, una especie de Historia de un matrimonio cantado y a la española. Aunque para Benjamín Prado hay algo aún mejor que la letra que ha compuesto para Ni tan joven ni tan viejo: “Lo más bonito que podía pasarle a este disco y a esta canción es que la cantante más joven, la menos conocida, de pronto tuviera el éxito que está teniendo. Ha valido la pena”.

Letra de '19 días y 500 noches después'

Todo da una de cal y otra de arena,

todas las caras tienen su cara y su cruz,

todos somos un pájaro que vuela

a la vez hacia el norte y hacia el sur.

Todo lo que se vuelve a contar ya es otra historia,

todo lo que se rompe inventa a su enemigo

y la misma canción, al cambiar de persona,

no dice lo de siempre cuando dice lo mismo.

Lo nuestro duró

lo que duran dos peces de hielo

en un whisky on the rocks.

Lo sé porque fui

la infeliz que mordía su anzuelo

mientras le creí.

De pronto me vi

como el busto de un rey destronado

pisoteado en el suelo.

Yo era la sota de las barajas

y la planta baja

de los rascacielos.

Y es que tenían razón

sus amantes,

con él hay un antes,

pero un después no.

Conmigo fue así,

dijo que era

su media naranja

y se puso a exprimir.

Ya luego empezó

a dar vueltas

igual que un león

dentro de una jaula

que rugía

mirando a la luna,

mujer solo hay una

y esa es mi María.

Luego se fue

bajó a por tabaco

y volvió a los tres meses,

vino haciendo eses

y hecho un perro flaco

pidió que le abriese

con dos arrumacos

le quité la llave,

el abono transporte,

por decirlo suave,

le di pasaporte

y le dije: “Colega,

tú has perdido el norte“.

Yo he estado tan ciega,

que pensaba

que ya me quedaba

sin Alfa ni Omega

si él me abandonaba.

Esa canción

en la que contaba

la historia a su modo,

en la que me echaba

la culpa, de todo

de las tropelías

y las tonterías,

donde me compraba

con bisutería

mientras le servía

jarros de agua fría

yo le añadiría,

por ponerle el broche

que a mí, sin embargo,

sus famosos 19 días y 500 noches

se me hicieron largos.

Dijo hola y adiós,

y el portazo sonó

como un signo de interrogación.

En vez de sufrir,

me lié con uno del PP

y socio del Real Madrid,

que canta hip hop,

juega al pádel, al tenis y al golf

y es antitaurino.

Ha montado su propio bufete,

yo le pongo un siete,

él me ve y hace el pino.

Sabina huyó.

Se fue dando saltos

igual que un conejo,

pero como artista

ha llegado muy lejos.

Ve a Dios retratado

al mirarse al espejo.

Yo le vi en las Ventas

cantar nuestra historia

y como el caballo

atado a una noria,

que va como un rayo

tras la zanahoria.

Mi voz le seguía

y al bailar que soñar con los pies

volví a ser la de ayer

cuando le quería.

Esa canción

en la que contaba

la historia a su modo,

en la que me echaba

la culpa, de todo

de las tropelías

y las tonterías,

donde me compraba

con bisutería

mientras le servía

jarros de agua fría

yo le añadiría,

por ponerle el broche

que a mí, sin embargo,

sus famosos 19 días y 500 noches

se me hicieron largos.