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“Concepción Arenal fue una reformista más que una revolucionaria, pero llegó lejos en la defensa de las mujeres”

Concepción Arenal, la pensadora que intuyó el futuro

Miguel Ángel Villena

Multitud de calles, institutos o centros escolares llevan en España el nombre de Concepción Arenal (Ferrol, 1820-Vigo, 1893). Pero la inmensa mayoría de la sociedad española ni sabe quién fue aquella mujer ni qué labor intelectual y social desarrolló. “Por supuesto, puede contarse con los dedos de una mano aquella gente que ha leído algún libro de Arenal”, comenta la profesora de literatura española de la Universidad de Barcelona, crítica literaria y presidenta de la asociación Clásicas y Modernas, Anna Caballé.

Para enmendar esa carencia, para cubrir ese lamentable desdén, Caballé acaba de publicar Concepción Arenal. La caminante y su sombra (Taurus), fruto de cuatro años de trabajo, investigación y escritura. A partir de ahora, ya puede afirmarse que aquella gran pensadora y activista del siglo XIX cuenta con una biografía de referencia.

El género biográfico, afición pendiente en España

Como responsable de la Unidad de Estudios Biográficos de la Universidad de Barcelona, la profesora Caballé sabe muy bien de lo que habla a la hora de analizar la poca afición española a escribir o leer sobre este género literario. Por ello, el desconocimiento sobre Concepción Arenal no se trata de una excepción, sino que responde a una tónica general que sitúa a nuestro país a años luz de la tradición memorialística de los países anglosajones, de Alemania o de Francia.

“La memoria histórica se está centrando”, comenta la autora, “en el conocimiento político del pasado y esa tendencia lleva consigo una cierta politización de la cultura. Es decir, que muchos personajes históricos de primera fila o bien se salvan por razones políticas o, por el contrario quedan engullidos por la politización.

En el avispero de un agitado y convulso siglo XIX, salpicado de golpes militares, Arenal detestaba la política que veía más como un problema que como una solución. En buena medida esa actitud explica el escaso interés por la extraordinaria figura de Concepción Arenal que, a mi juicio, es la intelectual, hombres incluidos, más brillante de nuestro siglo XIX“.

Desmontando tópicos sobre la vida de Arenal

En cualquier caso, la biógrafa ha tenido que desmontar unos cuantos tópicos y lugares comunes sobre Concepción Arenal que han pasado de cita erudita en cita erudita sin que nadie se preocupara de confirmarlos. La autora de obras clave de la segunda mitad del XIX como El visitador del pobre, La voz que clama en el desierto o La mujer del porvenir, que ocupó incluso algunos cargos públicos, ni procedía de una familia pobre ni asistió a la Universidad clandestinamente ni tenía estudios de Derecho, entre otras muchas inexactitudes que han pervivido hasta la actualidad.

“Concepción Arenal provenía”, señala Caballé, “de una familia acomodada y, de hecho, pudo vivir como rentista de su patrimonio durante toda la vida. Fue una mujer autodidacta, lo que añade todavía más mérito a su talento, que se interesó quizá más por las materias científicas y filosóficas que por las jurídicas, al menos en su juventud. Por otra parte, su marido y padre de sus tres hijos, Fernando García Carrasco, no era un ”periodistilla“ mediocre, sino un prestigioso abogado.

Arenal vivió feliz durante los nueve años que duró el matrimonio hasta el fallecimiento de su cónyuge. En fin, la escritora mantuvo además intensas relaciones sociales con personalidades influyentes de la época como la condesa de Espoz y Mina, que fue aya de la reina Isabel II, o el político liberal Salustiano de Olózaga“.

La católica con enfoque social

Puritana en la forma y en el fondo, moralista más que nadie, orgullosa y austera, contradictoria en muchas facetas, Concepción Arenal podría ser definida como una católica con enfoque social que, en opinión de su biógrafa, “se enfrentó a la Iglesia por su intención de arrebatar a la jerarquía católica la gestión de la caridad”.

En una época donde las autoridades dejaban, por acción u omisión, los servicios sociales en manos de la Iglesia, la intelectual gallega distinguió claramente entre la beneficencia, que debía ser asumida por los poderes públicos, y la caridad, que representaba una actitud cristiana.

“Ahora bien”, afirma Anna Caballé, “resulta evidente que personas católicas liberales como Arenal se mostraban partidarias de solucionar el llamado problema social a través de la generosidad y el altruismo mientras los emergentes marxistas de mediados del XIX consideraban la pobreza como un mal endémico y apostaban por cambiar las reglas de juego del sistema”.

Defensora de las mujeres, presos y pobres

De todos modos, Concepción Arenal dedicó todos sus esfuerzos a luchar por mejorar las condiciones de vida de los más desvalidos y oprimidos. Por ello, su extensa producción de libros y artículos, que incluye también notables poemarios, y su desempeño de algún cargo público (fue visitadora de prisiones) estuvo centrada en la defensa de las mujeres, los presos y los pobres.

“De Concepción Arenal”, manifiesta su biógrafa, “podemos afirmar que fue más una reformista que una revolucionaria, pero llegó muy lejos en la defensa de las mujeres al reclamar, por ejemplo, el sacerdocio femenino en aquellos tiempos o al cuestionar las razones por las que una mujer podía ser reina y jefa del Estado, como Isabel II, y por el contrario no podía aspirar a ser funcionaria. Es cierto que la palabra feminismo no aparece en sus obras, pero Arenal fue sin duda nuestra gran sufragista en un país donde ese movimiento no prosperó. Me refiero a sufragista no como defensora del voto femenino, sino como activista al estilo de las bostonianas o las feministas inglesas”.

Y resalta que, “de cualquier manera y por encima de todo, Arenal fue una personalidad singular, con una voz propia y muy inteligente en un periodo histórico donde las mujeres estaban privadas de los más elementales derechos”.

Escrita de un modo ameno y muy didáctico, casi en clave de reportaje periodístico, alternando la macrohistoria con las andanzas de Arenal, la biografía La caminante y su sombra recorre un enrevesado pero apasionante siglo XIX. El libro demuestra, por si todavía era necesario, que Concepción Arenal se elevó a la categoría de una auténtica pionera y que fue la primera española que abordó una reflexión teórica sobre los derechos de la mujer, una pensadora más estudiada entonces en otras partes de Europa que en nuestro país.

Después de casi un lustro dedicado a seguir las huellas de Arenal, que nunca salió de España pero que repartió su vida entre Galicia, Asturias y Madrid, la profesora Caballé no duda al responder qué faceta de la personalidad de Concepción Arenal le atrajo más. “Me enamoré de su inteligencia y también comprendí su amargura porque debió ser muy duro para una mujer de su talento que no la escucharan en aquella España inculta y atrasada”, concluye la biógrafa.

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