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Culebrón Bolaño: de viudas, albaceas, amantes y libros póstumos

"¿Me permite hacerle una entrevista?", inicio de la novela inédita de Bolaño

Marta Peirano

La sexta novela de Roberto Bolaño empieza diciendo: Ésta será una historia de terror. En el caso que nos ocupa, es conveniente advertir al lector que no se trata de una historia literaria, aunque en el centro hay un escritor. Ésta es más bien una telenovela, una historia de desamor, decepciones, oportunismo, una trágica muerte y mucho dinero. Sus protagonistas son cinco: el editor de Bolaño, su viuda, su mejor amigo, su amante y El Chacal.

La muerte de Roberto Bolaño

Todo empieza el 15 de julio de 2003, cuando muere Roberto Bolaño en el hospital Vall d'Hebron de Barcelona. Tenía 50 años y una insuficiencia hepática. La persona que le llevó a urgencias no era su mujer.

Bolaño estaba casado con Carolina López, con la que tenía dos hijos, Lautaro y Alejandra. Pero había conocido a Carmen Pérez de Vega en un tren a Barcelona en 1997 y pronto empezaron una relación. Después de años oscilando entre las dos mujeres, Bolaño había abandonado su casa familiar para vivir entre el piso de la rambla de Joaquim Ruyra, en Blanes. Carmen fue quien le llevó a urgencias y también la que, pocas horas más tarde, llamó a su mujer. “Mi responsabilidad era relativa -diría mucho más tarde, en una rara entrevista. - Legalmente, estaba casado con ella y tenía dos hijos. Yo no podía tomar ninguna decisión”.

Bolaño murió 15 días más tarde, esperando un trasplante de hígado. Poco después Carolina, su viuda, heredera y albacea literaria, empezó a trabajar en la edición de sus trabajos con Jorge Herralde, su último editor, y con Ignacio Echevarría, amigo íntimo de Bolaño. Enrolan como agente literaria a Carmen Balcells. Lo único que queda de la otra Carmen es una dedicatoria en uno de los cuentos de El gaucho insufrible, el último libro que le entregará a su editor Jorge Herralde. Dice, lacónicamente, “Para Carmen Pérez de Vega”. Esta dedicatoria desaparecería en ediciones posteriores.

La viuda, el amigo y el editor

“Recién fallecido Bolaño -explicaba hace poco Echevarría- tuve la iniciativa de recopilar todos los artículos y charlas de los que tenía noticia y publicarlos bajo el título Entre paréntesis, por supuesto que con la complicidad -además de la autorización- de Carolina, con quien mantenía entonces una relación sin duda afectuosa”.

Asesora también la publicación de 2666, la novela que el autor había trabajado los últimos dos años y dejó pendiente de terminar para “después del trasplante”. En esa primera edición, de 2004, la viuda escribe que Echevarría era el amigo que Bolaño “designó como persona referente para solicitar consejo sobre sus asuntos literarios”. Tras una nueva recopilación de cuentos, titulada El secreto del mal, el afecto entre la viuda, el editor y sus amigo se empieza a desintegrar.

Echevarría asegura que la causa del distanciamiento fue que “durante los preparativos de El secreto del mal, yo había hecho alguna consulta a Carmen Pérez de Vega”. Y que ese mismo año, Carolina se pelea con Herralde por haberle encargado a Echevarría la edición del poemario La Universidad Desconocida, junto con otro amigo íntimo de Bolaño, el poeta chileno Bruno Montané.

De Balcells y Anagrama a El Chacal y Alfaguara

Se sugiere que la viuda está retirando contacto y favores con todos los “cómplices” de Bolaño que conocen a la otra mujer, como Andrés Braithwaite, que la incluyó en los créditos de agradecimiento de la antología de entrevistas Bolaño por sí mismo, publicada por Ediciones Universidad Diego Portales. El propio Echevarría había incluido a Carmen en el índice onomástico de la primera edición de Entre paréntesis, pero lleva a una página donde ella no está. El 4 de noviembre de 2008 vencen los derechos de Balcells sobre su obra y Carolina firma con Andrew Wylie, más conocido como El Chacal.

Según Wylie, la viuda se le acercó en la Feria de Frankfurt con una propuesta irrechazable: “Una novela completa, mecanografiada y meticulosamente corregida a mano” por el autor, anterior a Los detectives salvajes. Era El Tercer Reich, que estaba acabada pero Bolaño consideraba irregular. Aunque la ruptura con Balcells genera críticas entre los amigos de Bolaño, los derechos volverían a casa, más o menos. Antes de morir Balcells, ella y el Chacal unieron sus catálogos en lo que hoy es una de las agencias literarias más grandes del mundo, Balcells & Wylie.

A partir de aquí, Herralde dice que se acabó el contacto. Anagrama publica siete libros póstumos entre el 2003 y el 2011 pero “solamente a través de agentes y abogados”. En diciembre del año pasado, Carolina vende la obra de Bolaño a Alfaguara, del grupo Penguin Random House.

Herralde asegura que no le dejaron pujar y que “los herederos no nos han retirado sus títulos por una cuestión de dinero, sino porque formábamos parte de aquellos amigos íntimos a quienes nos había presentado a Carmen como su novia, con la que yo mantenía un trato esporádico y cordial”.

Echevarría añade que la viuda elige el sello Alfaguara en lugar de la más apropiada Literatura Random House para esquivar a su editor Claudio López de Lamadrid, amigo de Bolaño y, por tanto, también cómplice de su indiscreción. La explicación de la viuda, que hoy se manifestó por primera vez en una década, es que Herralde les ninguneaba.

“Mi pérdida de confianza en Herralde se inició en 2008, cuando revisé los contratos. Me percaté de que en 2005 Anagrama había formalizado sin mi autorización un pacto por el cual estábamos pagando comisiones mucho más altas de lo habitual”. Dice que Herralde se saltó los acuerdos y los tiempos de su contrato. Sobre Echevarría, que tuvo acceso al disco duro de Bolaño con todos sus contenidos, dice que “había difundido por correo electrónico a terceras personas el manuscrito inédito de dicha obra sin pedir mi autorización y antes de haber firmado contrato alguno” y que fue él mismo quien dimitió. Le recuerda que él fue el origen del falso rumor de que él era el legítimo albacea de Bolaño, cosa que este negaba hace unos días. Pero acaba diciendo que “es falso que Roberto compartiera su vida y los últimos seis años antes de su fallecimiento con Carmen Pérez”.

La obsesión por borrar a “la otra”

Durante los primeros años, Carmen Pérez de Vega se había mantenido en silencio, trabajando como maestra de educación especial, como había hecho antes de conocer al escritor. Diez años después, aceptó la invitación de la Corporación Cultural de Viña del Mar (Chile) como invitada especial del congreso Estrella distante, organizado en homenaje al aniversario de la muerte del escritor.

Allí habló por primera vez de su relación con Bolaño, y fue citada en varios medios de comunicación. Carolina presentó una demanda contra ellos en el Juzgado de Primera Instancia de Barcelona contra los diarios chilenos El Mercurio y La Tercera, exigiendo la desaparición de todo registro donde Carmen figure como pareja de Bolaño, para proteger su “derecho al honor y a la intimidad personal y familiar”.

Entre los demandados está la periodista María Cristina Jurado, por la entrevista que hizo a Carmen Pérez de Vega y por la que recibió el premio de la Asociación Nacional de la Prensa (ANP) en 2012. También se ha querellado contra Jordi Lloret y Darinka Guevara, autores del documental Estrella distante, por la misma razón.

En su libro de entrevistas con algunas de las personas más cercanas a Bolaño, incluyendo a Echevarría, Herralde, Rodrigo Fresán, Jorge Volpi, Ricardo Piglia y a Carmen Pérez de Vega, la periodista Mónica Maristain escribió: “Sin quererlo, se ha convertido en una figura innombrable (…), cuya presencia real algunos ponen en duda merced a la obsesión que ella despierta en la viuda y heredera legal de Bolaño, Carolina López”. Quedan por publicar un libro de cuentos, otro de poesía y el Diario de vida, cuya naturaleza es aún un misterio, igual que el final de este culebrón.

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