El sector editorial no vive su mejor momento. Al menos, según los datos que en los últimos meses han dado a conocer diversas instituciones del sector. La Federación de Gremios de Editores de España declaraba en julio que la facturación, tanto interior como exterior, había descendido un 9,7% con respecto al año anterior, acumulando una caída del 19% en la última década. Según las cifras del Observatorio de la Lectura y el Libro, en 2009 la cifra de empresas editoriales en España era de 3.564 mientras que en 2014 el número había descendido a las 3.086, es decir, un 13,4% menos.
Las cifras no acompañan, pero siempre existen ejemplos de resistencia que ayudan a combatir los porcentajes negativos. Las editoriales independientes Blackie Books, Capitán Swing y Alpha Decay son algunos de ellos: las dos primeras celebran este 2014 su quinto aniversario, mientras que la tercera cumple diez años en activo. Teniendo en cuenta los datos contemplados anteriormente, tienen bastantes motivos para festejar.
El camino no ha sido fácil para ninguna de las tres, cada una con sus complejidades y diferencias. Según la experiencia de Daniel Moreno, fundador y responsable de Capitán Swing: “Son varias las dificultades. Financieramente la editorial comenzó con pocos recursos económicos y eso hace que siempre estés un poco en la cuerda floja. La propia dinámica del sector hace que seguramente sitúes a la editorial por encima de sus posibilidades en una especie de ruleta rusa constante. El trabajo editorial requiere de grandes esfuerzos económicos y en cuanto hay algún bajón de ventas hay poco margen de maniobra”. Por su parte, Jan Martí, de Blackie Books, coincide en que, en España, “se venden muy poquitos libros y hay que currárselo mucho para sobrevivir”.
Tanto Blackie Books como Capitán Swing nacieron en un momento en el que la crisis ya era una realidad. La trayectoria de Alpha Decay es más dilatada, lo que hace que su perspectiva sea ligeramente diferente. Ana S. Pareja, una de las responsables de la editorial, explica que “vivimos la época del boom de la edición independiente y formamos parte de él”, lo que para la editora ha supuesto “una transformación radical del sector, que se diversificó y se convirtió en algo mucho más variado, energético e interesante.” “También hemos vivido más recientemente los grandes movimientos de placas de los grandes monstruos editoriales, que han derivado en justo lo opuesto”, matiza la editora.
Ninguna de las tres cuenta con un equipo de más de cinco personas, por lo que la labor a repartir es considerable aunque haya parte del trabajo que se externaliza. Además, todas apuestan por el papel, dejando de lado la edición digital. Sólo Capitán Swing ha probado en dicho formato con su colección Muckrakers, aunque la mayoría de las referencias de su catálogo siguen siendo impresas.
El hacer apuestas originales que atraigan la atención (y la aceptación) de público y libreros son los puntos clave de los quehaceres de las editoriales. “No paramos de pensar en nuevas ideas y en maneras de reinvertir en nuevos libros y propuestas el dinero que ganamos con los libros anteriores. Publicamos más libros que hace unos años, hemos empezado una colección infantil con la que estamos muy contentos y también a publicar en catalán”, explica Martí.
¿Se puede hablar de consolidación?
Pese a llevar un buen trecho recorrido, la respuesta no parece fácil de contestar aunque se nota una inclinación al optimismo. Para Daniel Moreno la editorial ha mejorado “notablemente” con el paso del tiempo. “Cada año ha ido creciendo en todos los sentidos. No es para tirar cohetes y no creo que se trate de consolidación ya que nuestra situación sigue siendo precaria y depende todavía en exceso de que al menos un porcentaje alto de los libros funcionen bien, pero nos da aliento en momentos muy difíciles y eso no es poco”, explica.
“Es una buena tendencia pero al final para que el proyecto se consolide desgraciadamente eso no basta y hace falta que el desarrollo editorial siga siendo solvente. La editorial va a mejor pero sigue teniendo el rango de superviviente en este sector”, apostilla el editor.
En Blackie Books tampoco se confirma la consolidación, aunque por otros motivos más abstractos. Para Jan Martí, consolidarse aproxima una idea de lo que supone alcanzar algo definitivo y eso no es “ni mucho menos” lo que pasa con Blackie Books. “Al revés, nuestra intención, nuestra obligación, es seguir desorientando, pensando en nuevas ideas, nuevos proyectos, nuevas maneras de presentarlos. En definitiva, nuevas maneras de compartir aquello que nos gusta, inquieta y conmueve”, matiza.
Alpha Decay es la única en responder afirmativamente a la cuestión: “Desde hace unos años sentimos que nuestro trabajo ha dado fruto y el catálogo es lo suficientemente grande para hacernos sentir que existe una trayectoria coherente a nuestras espaldas que refrenda la idea de que la editorial es sólida y tiene buenas perspectivas de futuro”.
Perspectivas y planes a medio plazo
Para hacer frente a las dificultades y complejidades de un sector dominado por los grandes grupos y que además está en crisis hace falta entusiasmo. Este elemento parece común a las tres editoriales, tanto cuando hablan de sus inicios, como de su presente o su futuro. El planteamiento general es seguir avanzando y apostando por nuevos proyectos que les llenen tanto a ellos como a los lectores.
Daniel explica que su objetivo sigue siendo “crecer como editorial y que vaya siendo más sustentable”. Este objetivo supondría poder seguir publicando “las cosas que nos apetecen sin estar demasiado pendientes de los rendimientos comerciales”. “También significaría poder contratar a más gente y hacer más colectivo un trabajo que de raíz lo necesita. Si el contexto sigue siendo favorable a la lectura de determinados libros, nosotros haremos lo mejor posible nuestro trabajo y si tenemos un pelín de suerte podremos seguir avanzando”, concluye.
Blackie Books tiene en mente su internacionalización. De momento ya distribuye sus ejemplares por Argentina y Chile y próximamente también lo hará en Colombia y México. Además, también está preparando una App y la apertura de un mini-espacio en un lugar de Barcelona. Jan también adelanta que están trabajando para que desde la editorial también surjan colaboraciones con causas solidarias y con luchas contra la injusticia. “Es uno de los objetivos que teníamos desde hace tiempo y el que más nos ilusiona: que el dinero que a veces ganamos y que las ideas que a veces generamos sirvan para algo más que libros”, dice.
Ana S. Pareja manifiesta que en Alpha Decay trabajan: “A doce meses vista, pensando siempre en los libros que estamos editando y en cómo se desarrollará el año dependiendo de lo que estamos preparando. Nuestro objetivo de este año es consolidar el éxito obtenido con publicación de La casa de hojas de Mark Z. Danielewski cuando publiquemos este otoño un segundo libro del autor y dar a conocer a autores fascinantes pero todavía inéditos en nuestro país como Joy Williams o Ian Sinclair. Y sobre todo, seguir aprendiendo y divirtiéndonos con nuestro trabajo”. Una meta que seguramente hace valer todo el esfuerzo.