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Los escalofríos son para el verano: siete libros de terror, misterio y desasosiego

Arthur Conan Doyle, Sheridan Le Fanu, Daphne du Maurier... Un buen chapuzón de terror para el verano

Ignasi Franch

La narrativa fantástica y de misterio, sea en soporte escrito o audiovisual, está en todas partes. En los cines multisalas, en los televisores y plataformas de vídeo bajo demanda o en infinidad de nuevas novelas orientadas tanto a públicos juveniles como adultos. Como toda tradición, las muestras más contemporáneas tienen antecedentes notables que abrieron caminos, renovaron convenciones y, en ocasiones, rompieron expectativas.

Los autores clásicos permanecen en las estanterías de las librerías, en nuevas ediciones y traducciones, esperando ser descubiertos o releídos. Ahí continúa un maestro de las historias de fantasmas como el irlandés Sheridan Le Fanu, referencial para otros autores como M. R. James. O creadores de intriga como Arthur Conan Doyle y Daphne du Maurier. Y una Mary Shelley cuya primera novela, Frankenstein o el moderno Prometeo, cumple 200 años.

No mires ahora y otros relatos de Daphne du Maurier

No mires ahora y otros relatos

Du Maurier fue una escritora de gran éxito del siglo pasado, propulsada por las adaptaciones cinematográficas de novelas (Rebeca, Posada Jamaica) y de cuentos como el que da título a esta antología publicada por La Biblioteca de Carfax: No mires ahora, cuya versión fílmica fue titulada como Amenaza en la sombra en el mercado español.

Quizá sus cuentos cortos no brillen por detalles de perspicacia en la definición de personajes, pero sí destacan por su astucia narrativa y su capacidad para ofrecer historias basadas en conceptos impactantes. No mires ahora es un excelente ejemplo de ello, pero también la chocante Las lentes azules: tras someterse a una operación en los ojos, la protagonista de esta última historia comienza a ver a las personas con cabezas de animal.

Varios de los relatos fueron publicados a lo largo de los años 50 y resultan muy propios de la cultura anglosajona de esa década: escenifican resentimientos conyugales, conspiraciones de esposos y esposas infieles, con una considerable violencia psicológica recubierta de elementos fantásticos. El humor negro asoma en diversas ocasiones, además de una cierta crueldad derivada de la atracción por unos desenlaces de fatalidad y derrota.

Frankenstein de Mary Shelley

Frankenstein

La literatura gótica y el movimiento romántico estaban en contacto constante. Frankenstein o el moderno Prometeo es uno de los productos más interesantes de ello: una ficción que combina los parlamentos ceremoniosos y los sentimientos delicados con la profanación de tumbas y el embrutecimiento ético. Además, su autora ensayó un interesante juego de perspectivas que ha enriquecido la recepción del libro.

Victor Frankenstein explica la historia de un experimento científico, movido por la ambición de crear vida a través de tejidos de cadáveres, y las funestas consecuencias que se derivan de ello. ¿Es la historia de un aventurado pionero que sufre el asedio de la criatura a la que crea, o la autocompasión y egocentrismo del narrador interfiere en lo que también es una historia de abandono?

Con ocasión del bicentenario de la publicación de la novela, la traducción al castellano del ambicioso Frankenstein anotado (Akal) permite al lector sumergirse en el texto de Mary Shelley armado con un estudio introductorio, diversos apéndices y centenares de notas que abordan las referencias y las diferentes variantes textuales de la obra.

El pacto de sir Dominick de Sheridan Le Fanu

El pacto de sir Dominick

Esta antología publicada por Ediciones de La Isla de Siltolá recoge cinco historias de fantasmas escritas por el irlandés Sheridan Le Fanu, autor de la influyente Carmilla. Los cuentos transmiten una precisión narrativa, una capacidad para tocar las teclas del desasosiego del lector, que los convierten en piezas referenciales de la literatura fantástica de todos los tiempos.

Dos de los textos incluidos en el presente volumen, El fantasma de la señora Crowl y El familiar, coinciden en usar el motivo de la aparición sobrenatural como instrumento posible de revelación de turbios secretos del pasado. El segundo de ellos es un memorable relato de persecución repleto de imágenes y situaciones poderosas. En otros casos, como Schalken, el pintor o El pacto de sir Dominick, el ansia de dinero propulsa alianzas más bien desafortunadas. Y terroríficas, evidentemente.

El fantasma de Arnold Bennett

El fantasma

Si Le Fanu ha sido entronizado sobre todo por su escritura fantástica, Arnold Bennett siguió un camino abierto a todo tipo de encargos que le convirtió en un periodista y escritor espectacularmente productivo y exitoso. Según sus críticos, el ascenso social le llevó a olvidar sus orígenes modestos y a cultivar un ingenio cómodo, inofensivo, al gusto de la cultura burguesa.

El fantasma (Editorial Renacimiento) es su escapada gótica, una novela de terror embellecido por bellos guardarropías que quizá está influida por los relatos de un autor admirado por Bennett: Guy de Maupassant (El Horla). El protagonista de la historia es un joven médico que entra en contacto con una joven diva de la ópera. Mientras cultiva esta relación, comienza a encontrarse con un inquietante hombre cuya aparición parece anticipar accidentes y desgracias.

Bennett encabalga varias tramas con mucha corrección expositiva, quizá con una cierta falta de intensidad, pero mostrando capacidad para entretener. Un periodo de desgracia desatada del protagonista puede llegar a resultar bastante sorprendente.

El sabueso de los Baskerville de Arthur Conan Doyle

El sabueso de los Baskerville

De entre las cuatro novelas protagonizadas por Sherlock Holmes y escritas por su creador, El sabueso de los Baskerville (Ediciones Cátedra) es la más cercana a las convenciones del terror: una mansión, un páramo inhóspito, viejas leyendas... Un rico terrateniente ha muerto entre sospechas de haber sido víctima de una maldición familiar que incluiría un pacto con el diablo y un gigantesco perro infernal.

¿Sucumbió Conan Doyle al interés por el espiritismo y lo oculto, como en aquella La tierra de la niebla que protagonizó su profesor Challenger (el científico protagonista de El mundo perdido), a pesar del racionalismo especulativo propio del detective de Baker Street? Watson se encarga de proteger al heredero de los Baskerville en un camino narrativo de sospechas, pistas, clasismo y mujeres fulminantemente condenadas por la sociedad al estilo de la más conservadora literatura de misterio.

Una nueva edición a cargo del periodista cultural Julián Díez incluye un amplio estudio introductorio con interesantes consideraciones de este reencuentro (nostálgico, según Díez) entre el personaje y su escritor.

Los sauces de Algernon Blackwood

Los sauces

Dos amigos viajan en canoa por el Danubio hasta que unas fuertes corrientes les empujan a una pequeña isla usualmente sumergida bajo el agua. Poco a poco, el protagonista de la historia va abandonándose a un estado de inquietud que deriva en el terror, mientras a su alrededor ondulan los sauces.

El resultado es una impresionantemente atmosférica muestra de literatura fantástica en forma de cuento largo o novela breve. No es de extrañar que Los sauces (Hermida Editores) fuese, en opinión de H. P. Lovecraft, la obra más destacada de Algernon Blackwood. Se trata de una subyugante pieza de desasosiego que recuerda al horror cósmico, a la indefensión del individuo ante entidades que le trascienden. Eso sí, la prosa empleada por el escritor británico resulta menos tupida y recargada que la utilizada por el creador de los mitos de Cthulhu. Blackwood dirige una narración sin demasiadas acciones, construida a través de la construcción de ambientes, la descripción de paisajes (¿naturales?) y las dudas que genera la percepción de algo que no encaja con nuestra visión del universo. No hace falta más. Ni menos.

Deja que te cuente de Shirley Jackson

Deja que te cuente

Esta selección póstuma de textos misceláneos quizá no sea la manera más impresionante de introducirse en la figura de Shirley Jackson, si se la compara con sus excelentes reelaboraciones contemporáneas de la literatura gótica (La leyenda de Hill House, Siempre hemos vivido en el castillo). Sí resulta, en cambio, una puerta de entrada inusualmente completa a las diversas facetas de una autora poliédrica.

Deja que te cuente (Editorial Minúscula) es un apabullante volumen que incluye relatos de juventud, cuentos de madurez que permanecían inéditos, comentarios sobre su manera de afrontar la literatura, notas sobre las dificultades de ser escritora y ama de casa... Porque Jackson, además de ser una creadora de narrativa inquietante que escandalizó con su historia La lotería, también era capaz de escribir estampas satíricas de la vida familiar.

También ahí, en esas variaciones ficticias y cómicas de su cotidianidad con cuatro hijos, brilla una mujer que escrutaba el mundo con mirada de narradora, alimentando sus ficciones con detalles extraídos de la realidad y recubriéndolos de imaginación espolvoreada de magia y, a veces, de delirio.

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