“Este libro no sirve. Hay que destruirlo”. Gabriel García Márquez sentenció con estas palabras su última novela. Aun así, su familia ha decidido publicarla el año en el que se cumple una década de su muerte. En agosto nos vemos llega este miércoles 6 de marzo a las librerías de la mano de Random House y de sus hijos, Rodrigo y Gonzalo.
Ambos explican en el prólogo que decidieron editarla porque, aunque no estaba “tan pulida” como sus obras más importantes, mantiene su “capacidad de invención, la poesía del lenguaje, la narrativa cautivadora, su entendimiento del ser humano y su cariño por sus vivencias y desventuras, sobre todo en el amor”. También justifican que su “acto de traición” parte de anteponer a todo “el placer de sus lectores”, y que esperan que su padre les perdone.
Los dos han ampliado sus argumentos en la presentación del volumen que ha acogido este martes el Instituto Cervantes de Madrid. “Leímos parte del libro cuando todavía trabajaba en él con cierta regularidad, hasta que finalmente perdió la memoria y lo dejó”, ha comentado Rodrigo García Barcha. De ahí a que su primera apuesta fue la de seguir las indicaciones de su padre y enviar sus documentos al Harry Ransom Center de la Universidad de Texas. “Los tuvimos varios años secuestrados”, han reconocido.
Años después, estos textos fueron escaneados y sus páginas se abrieron a la consulta de académicos y estudiosos (entre ellos el experto 'gabólogo' Gustavo Arango) para que pudieran consultarlos. “Las opiniones de la gente fueron alicientes, pero nadie nos estaba presionando para editarlos”, ha aclarado Gonzalo García sobre las valoraciones que comenzaron a recibir. En paralelo, a ellos les “despertó la curiosidad” igualmente de volver a leerlos.
“Nos dio la sensación de que estaba mucho mejor de lo que recordábamos”, ha revelado el hijo del autor de Cien años de soledad sobre lo que experimentaron al revisitar sus palabras. La relectura les llevó a “sospechar” que, “al igual que perdió la capacidad para escribir, nuestro padre también la perdió para leer y juzgarlo”. “Si hubiera estado mejor de sus facultades, el mismo libro no existiría”, ha defendido basándose en que Gabriel García Márquez “no guardó” nada que no hubiera sido editado: “Todo lo que no terminara, era destruido. Si hubiera él estado en sus cabales, habría seguido puliendo la novela... O la hubiera destrozado. No hay más libros suyos, porque no hay más libros terminados”.
Su hermano Gonzalo ha apoyado su postura, recordando una frase que les dijo su padre: “Cuando esté muerto, hagan lo que quieran. Eso nos deja tranquilos”.
No hay más libros de Gabriel García Márquez porque no hay más libros terminados
La edición de En agosto nos vemos ha corrido a cargo de Cristóbal Pera, cuya labor han descrito como “un trabajo de arqueología”. Según han descrito, el ejemplar final no contiene “nada” que no estuviera en “los múltiples manuscritos originales” que dejó el Premio Nobel de Literatura. Pese a que hubo alguna duda sobre si había llegado a pensar y redactar el desenlace, el editor pudo preguntarle y García Márquez le confirmó que sí: “En ese momento lo leyeron juntos”. Y es que el que finalmente incluye el volumen. De ahí a que hayan sostenido que su labor ha sido más bien de “recolecta” de todos los textos que existían.
Gonzalo y Rodrigo han coincidido en que el que la novela salga a la venta en “estas circunstancias” imprime en ellos calma. “Implica que toda la obra de Gabo está ya a disposición de sus lectores, y no que quede una misteriosa novela en un archivo perdido en Austin”, ha afirmado Gonzalo, consciente de que era un libro que “tarde o temprano iba a salir, cuando vencieran el derecho de los herederos por ejemplo. No iba a estar siglos y siglos sin publicarse”.
Así es 'En agosto nos vemos'
La novela arranca con el regreso de la protagonista, Ana Magdalena Bach, un verano más, al lugar en el que yace enterrada su madre para visitar su tumba. Según reza la sinopsis, aunque la muerte de un ser querido pusiera en marcha pusiera en marcha una tradición que siempre causa una punzada de tristeza, con el paso del tiempo ella se sorprenderá encontrando, en un escenario presuntamente marcado por la solemnidad y la nostalgia, oportunidades para el flirteo y el placer, momentos para reflexionar sobre sus prioridades y revelaciones inesperadas sobre sus seres queridos.