ENTREVISTA | Leticia Dolera

“A las mujeres siempre se nos mantiene a raya a través de nuestra sexualidad”

Hace apenas unos meses, las que se atrevían a hablar sin reparos de feminismo y abusos sexuales en el cine español estaban en absoluta minoría. Una de ellas era Leticia Dolera (Barcelona, 1981), ahora un referente del me too y una de las voces más potentes del panorama cinematográfico.

Pero la actriz y directora ya hablaba del machismo de nuestra industria y animaba a luchar contra él cuando muchos no querían escuchar. También nos recordaba que en España existen directores sobones y productores paternalistas cuando nos hacían creer que solo eran parte de la fauna autóctona de Hollywood.

Ahora, para dejar las cosas aún más claras, presenta Morder la manzana (Editorial Planeta). “Me decidí a escribir el libro porque leía continuamente en los titulares aquello de ni machismo ni feminismo: igualdad”. Aunque algo ha cambiado, “sigue haciendo falta mucha pedagogía también entre mujeres”. Por eso, Dolera hace un llamamiento a todas las Evas que fueron acusadas de destruir el paraíso con sus pecados para que se “apoderen de su vida y de su cuerpo”.

Cuentas casos muy concretos de tu industria, como cuando os instan a salir en las revistas masculinas o al lidiar con el machismo de los productores. ¿Hacen falta más testimonios?

Me sentiría rara si digo que hay que hacer lo que yo hago o he hecho. Lo que hace falta es que se oigan las voces de las mujeres de cualquier ámbito, no solo del cine. Entiendo que nosotras tenemos más interés mediático, pero escuchemos también a las trabajadoras del hogar, las kellys o las cuidadoras. Necesitamos que esas mujeres tengan un altavoz mayor. 

Fuiste de las primeras en dar voz al problema del acoso en el cine español. ¿Por qué piensas que poner el foco sobre el agresor es secundario?

Es un tema muy complejo y depende mucho de cada caso. Generalizar y poner el foco en nosotras y en por qué no decimos el nombre, nos lo hace más difícil todavía.

Contar un caso de acoso, seas o no actriz, es de por sí complicado. Todavía existe el mito de la mujer mentirosa, el de “lo has exagerado”, “algo habrás hecho” o “lo habré malinterpretado”. 

Si transmitimos que las que dan un paso al frente lo están haciendo mal por no dar el nombre, se genera el efecto contrario. Muchas dirán, “para que me tachen de mentirosa, mejor no digo nada y me quito de problemas”. 

Además en casos como el de Weisntein y Bill Cosby, había una gran cabecera y un largo proceso de investigación para dar apoyo a las víctimas. Si los medios españoles tirásemos del hilo, ¿saldría algo gordo?

Lo que he vivido, yo lo he contado. Y todo lo que me ha podido llegar son cosas que no he vivido, por lo tanto no me corresponde a mí decirlas. Desde luego, dudo que exista alguien en nuestro cine capaz de entramar un sistema como el de Weinstein con la complicidad de tantas personas. Vamos, estoy segura de que no.

Pero el acoso es un problema transversal, de todas las industrias y todas las clases sociales. Claro que en el cine hay casos, y en el teatro, y en el periodismo, y en el Parlamento Europeo. 

Ahora recibes mucha atención mediática, pero llevas defendiendo la igualdad en el cine desde la promoción de Requisitos para ser una persona normal o con tu aparición en el vídeo de Micromachismos. ¿Favorece esto el falso mito de que el feminismo está de moda?la promoción de Requisitos para ser una persona normalvídeo de Micromachismos

Decir que está de moda es una manera de desprestigiar el movimiento. Aunque, si lo pensamos bien, ¿qué es estar de moda? ¿Que es un tema del que se habla, que está en la agenda social, cultural, mediática y política? Entonces, bien que el feminismo esté de moda, sin que eso conlleve vaciarlo de contenido ni de objetivos.

Soy de la opinión de que el feminismo debe formar parte del mainstream y de la cultura pop para quitarle poco a poco esa carga negativa. Para que las chicas y los chicos jóvenes no tengan miedo a declararse feministas en alto. Cuanta más gente esté comprometida con la igualdad, más gente saldrá a la calle el 8M, y más presión podremos ejercer sobre los políticos y las instituciones para que tomen medidas.

Hablando de instituciones, la Academia de Cine se comprometió a paliar la desigualdad del sector en los Goya. Aunque muchos digan que no fue una gala muy feminista, ¿lo viviste diferente desde dentro?a paliar la desigualdad del sector en los Goya

Bastante. Para empezar, conseguimos llevar una reivindicación por la que CIMA (la Asociación de Mujeres en el Cine) lleva diez años trabajando. Para solucionar un problema, primero hay que visibilizarlo y concienciar a la industria que forma parte de él.

El discurso de Nora Navas visibilizó la responsabilidad que tiene la cultura, en este caso el cine, a la hora de construir imaginarios que no sean patriarcales. Es decir, que perpetúen unos estereotipos de género que a la larga, como sabemos, generan violencia y muerte.

Esa responsabilidad del cine es en ocasiones rebatida con el argumento de que el arte en sí mismo no ha de ser pedagógico. ¿Qué responderías ante esto?

Cuesta mucho hacer ver esa conexión. Por supuesto que las obras deben ser libres e independientes, pero si la mayoría presenta brecha de género entre sus personajes, están perpetuando ese imaginario. Hasta que no mostremos otro tipo de relaciones entre los sexos, sanas y distintas, en cierta manera no existirán.

Hace un par de años, se tenía un ojo encima de la paridad de los guiones o de que cumpliesen el test de Bechdel. ¿Crees que esto ha quedado en un segundo plano después del me too? me too

Es importante visibilizarlo para que no parezca que fue una mecha que estalló en EEUU, nació y murió poco después. Es algo sistémico y que se ha ocultado durante décadas. Por eso, el periodismo de investigación tendría que recopilar distintos testimonios (no solo en el cine) y demostrar el desamparo al que se enfrentan las mujeres que piensan en denunciar a un jefe.

Por otro lado, me parece interesante aprovechar esta ola para hacer una crítica cinematográfica con visión de género. Pero eso no me toca a mí, le toca a la prensa especializada.

Este año, el vídeo de Micromachismos es un ejercicio de autocrítica de algunos hombres sobre su responsabilidad en el machismo. Micromachismos es un ejercicio de autocrítica¿Crees que hay demasiada literatura dirigida a mujeres y poca que les interpele directamente a ellos?

Es muy importante visibilizar a hombres comprometidos con el feminismo, que usan su altavoz para declararse feministas, que reflexionan sobre sus privilegios y sobre la injusticia social por cuestión de género. Leí una vez que los hombres que quieran ser feministas, no tienen que serlo en un entorno feminista, sino en un entorno de hombres, que es adonde nosotras no llegamos. 

Precisamente porque vivimos en un patriarcado, un hombre se puede sentir más interpelado por la opinión de otro hombre. Nosotras somos “lo otro” y el hombre todavía es la representación de la autoridad moral. No me gusta, pero creo que está bien “aprovecharse” de eso. 

Libros para hombres está el de Barbijaputa, Machismo: ocho pasos para quitártelo de encima. Yo escribí el libro con la intención de despertar la conciencia de las mujeres. Hay cierto tipo de desigualdad o micromachismos que no los percibimos como tales, porque no son una agresión o una violación. Si la mitad de la población despierta, seguro que algo podemos hacer.

De hecho, está muy presente el debate sobre la huelga del 8M. La Liga de las Mujeres del Teatro dijeron que quizá muchas no se puedan permitir faltar ese día a trabajar. ¿Está demasiado presente el miedo a las represalias?La Liga de las Mujeres del Teatro

El hecho de que nos estemos haciendo esta reflexión nosotras y las mujeres del teatro, visibiliza aún más la necesidad de hacer la huelga. No puede ser que aún tengamos miedo de hacerla cuando es uno de los derechos fundamentales de la trabajadora. Es una afirmación que en sí misma es tan reveladora. Es fortísima. Yo entiendo que hay muchas mujeres que no podrán ir a la huelga, y no juzgaría nunca a las que se viesen en esa situación. 

Hay casos complicados. Por ejemplo, las trabajadoras del hogar o las cuidadoras. Lo ideal sería que las personas privilegiadas que podemos tener a alguien para que nos limpie la casa, les pagásemos ese día. Si te puedes permitir ese servicio, también te puedes permitir dejarla sin limpiar ese día o limpiarla tú.

Ese es el problema de la huelga, que pone la presión sobre las trabajadoras. Por eso creo solo funciona si, como en Finlandia, asiste el 90% de las mujeres. Tengo amigas que trabajan en series y que pararían, pero no quieren ser las únicas que lo hagan y que se les señale como las que hicieron perder a la serie miles de euros.

En tu caso, ¿la harás?

Sí, de hecho yo no voy a inaugurar la muestra Sci-Fy de Madrid, que llevo muchos años presentando, porque es el día 8. Se lo dije a los responsables del canal, que son todos hombres, y lo entendieron a la primera. Por eso también necesitamos su complicidad en el feminismo.

Me da mucha pena cuando, por parte del machismo, se vende el movimiento como un enfrentamiento de sexos, de las mujeres contra los hombres. No es para nada así.  Somos hombres y mujeres luchando por una sociedad más justa

Hay un capítulo especialmente duro en el libro en el que hablas de cuando sufriste bullying. ¿Necesitamos quitarle la etiqueta de tabú, como hizo la serie Por trece razones? como hizo la serie Por trece razones

Es muy necesario hacer reflexionar a nuestra sociedad sobre el bullying. En lugar de fomentar el diálogo, la empatía y la tolerancia, estamos fomentando la agresividad, la chulería, la ironía y la imagen de que “eres mejor” si humillas a la otra persona de la manera más ingeniosa.

No es solo en el cole, es en la tele, los medios, e incluso en la incapacidad de nuestra clase política para hablar y entenderse. Parece que no, pero esto actúa como un espejo de falta de tolerancia y de buen comportamiento para el resto de la sociedad. No solo transmiten que es imposible entenderse, sino que además hay que lanzarse zascas continuamente.

Además, haces una afirmación que ha resultado controvertida para algunos hombres: la mujer como doble víctima de bullying. ¿Por qué el abuso sexual no se considera parte del acoso escolar? bullying.

Las mujeres tenemos siempre una doble historia: como ciudadana, puedes tener miedo a que te roben, a perder el trabajo o a que te atropelle un coche. Pero, además, tenemos que pagar el hecho de tener un cuerpo de mujer. Ocurre desde el colegio y es algo contra lo que no podemos luchar y que no podemos ocultar.

En el primer capítulo, hablo de las noches en las que me cambio de ropa antes de salir con mis amigas porque pienso que me van a decir algo por la calle, o que me voy a tener que volver sola y no me apetece un mal trago.

Ya sabemos que puedes ser víctima de una agresión sexual aunque vayas tapada hasta arriba, pero dentro de nosotras tenemos esa cosa de posible efecto llamada, de culpa y de que cuanto más cuerpo se nos vea, más se nos va a acosar. A las mujeres siempre se nos mantiene a raya a través de nuestra sexualidad y ha sido así desde que el mundo es mundo.

Te han recriminado estos días una declaración sobre las modelos de F1. La pregunta culpaba al feminismo de que estas mujeres se queden sin trabajo. ¿Cómo llevas esa nueva presión sobre tus opiniones feministas? La pregunta culpaba al feminismo

Pienso en la importancia que tienen los periodistas para la construcción de un relato y en cómo se visibilizan los temas. Yo vivo cada entrevista como una oportunidad.  Pero he entendido con el tiempo que incluso personas que piensan como tú y tienen los ojos bien abiertos, se “empoderan” al leerte en un medio de comunicación. A mí me pasa cuando Natalie Portman dice según qué cosas. Vamos, que me empodera Natalie Portman [risas].

Respecto al mundo del motor, preponderamente masculino, tienen a chicas en paraguas y medio en bikini. Pero Dani Pedrosa, por ejemplo, lleva un montón de tiempo diciendo que él no quiere una chica en paraguas a su lado, que quiere a sus compañeras o técnicas. Creo que es el único que se ha negado. Quiere a una colega de trabajo, no a un florero.