Japón ha tomado Madrid esta semana. El viernes llega a la sala Sol el Japanese New Music Festival, con bandas como Acid Mothers Temple SWR y Kawabata Makoto. Y este jueves comienza la VII edición del festival Getafe Negro, dedicado a la novela negra japonesa. Dos encuentros para olvidar por un momento a Haruki Murakami y sus devaneos con el Nobel, e incluso a los autores más clásicos como Mishima.
Porque Japón va mucho más allá de lo que nos sugieren los estereotipos y porque hay toda una serie de escritores que en la actualidad ponen sobre la mesa la cruda realidad de este país, lleno de desigualdades sociales. Las 70 actividades que tiene preparadas el festival literario, organizado por el escritor Lorenzo Silva y al que acudirá la autora Miysuyo Kakuta, son una muestra para deglutir las partes que menos verías en un folleto turístico.
Además, a través de estos libros, que como sostiene el crítico y escritor Ricardo Bosque suelen estar bien traducidos al español (y cada vez hay más gracias a editoriales como Quaterni), es posible conocer las diferencias con respecto a la novela negra occidental y su principal característica: la mezcla entre lo cruel y lo delicado. Como si en un jardín de flores japonés colocaras una matanza sangrienta. Aquí os ofrecemos una guía para conocer este tipo de literatura policiaca y los autores que no pueden perderse:
- 1- La sordidez
No piensen en ambientes refinados y de crímenes de guante blanco. O incluso de desfalcos bancarios o ciberterrorismo. En Japón se apunta directamente a la carne y a las pasiones primarias con una fuerte carga puesta en las desigualdades sociales. No todo lo que reluce son las luces de neón de los anuncios publicitarios de Tokio. Como afirma Ricardo Bosque, en el centro de la trama muchas veces se sitúa “la pasión por el juego o el sexo de pago, las diferencias sociales o entre hombres y mujeres, el consumismo desmedido que obliga a pedir créditos con los que devolver otros solicitados anteriormente”. Y todo ello desarrollado en ambientes “morbosos y perturbadores”.
- 2- La frialdad
Lo hemos visto muchas veces, tanto en películas como en otras novelas, pero el estereotipo se cumple. La novela policiaca japonesa se cocina con el caldo del desafecto en las relaciones interpersonales. No verán aquí dramas a la italiana ni familias embravecidas. Si hay celos la venganza se teje con parsimonia y silencios. Como asegura Bosque, lo que más diferencia a este tipo de novela de la occidental “podría ser la frialdad con la que suelen actuar muchos de los personajes, la incomunicación tanto en la familia como en el trabajo, el individualismo”.
- 3- Hipertecnología y tradición
La sociedad japonesa aparece muchas veces retratada alrededor de dispositivos tecnológicos. Desde smartphones con todo tipo de aplicaciones –algunas no muy desencaminadas del robot que se muestra en la película Her- hasta consolas. El videojuego como un apósito más de la persona. Y todo ello choca con una población que también lleva muy a gala las tradiciones y costumbres, lo que provoca una mezcla de la que también saca bastante rédito este tipo de novela.
- 4- La poesía
A pesar de la sordidez y los ambientes depravados que se describen, la narración es más serena, más sosegada, muy alejada de los ritmos trepidantes que se llevan en occidente. En el lector deja un poso de lirismo que rara vez observamos en los autores europeos u occidentales, más dados a duros diálogos y donde los trazos que pintan a los protagonistas suelen ser más gruesos.
- 5- Fenómeno femenino
Buena parte de los autores más valorados por la crítica y el público son escritoras. Entre ellas Natsuo Kirino, Masako Tokawa, Miysuyo Kakuta y Miyuki Miyabe. Tampoco es de extrañar en una sociedad considerada a menudo machista y en la que hay una fuerte presión por parte de las tradiciones. Estas escritoras han puesto sobre la mesa a través de sus novelas problemas que tienen las mujeres como la violencia de género – Out es una enorme prueba de ello- , la desigualdad en el trabajo o los abusos sexuales.
Ocho autores que no te puedes perder
Okamoto Kido: Nacido en 1872, es el creador del detective Hanshichi, émulo de Sherlock Holmes en Japón, según la crítica y poeta Ida Vitale. Las novelas de Kido poseen ese juego deductivo de la obra de Arthur Conan Doyle y la vez ofrecen un retrato de las costumbres del Japón imperial, como, por ejemplo, que un samurái no puede creer en fantasmas. También hay incursiones en lo metafísico como ese relato en el que unos gatos dominan a su dueña, que se incluye en su libro Fantasmas y samuráis, publicado por Quaterni en 2013.
Edogawa Rampo: Nació en 1894 y es el impulsor de la Asociación Japonesa de Escritores de Misterio. Su mayor influencia es la de Edgar Allan Poe (su pseudónimo juega, precisamente, con este nombre en japonés), aunque también hay trazos de Maurice Leblanc y Conan Doyle. Sus libros, en los cuales abunda el terror y la sensación de desasosiego, siguen siendo una influencia para los autores contemporáneos como ha reconocido Gosho Aoyama, autor del manga Capitán Conan. Entre su obra publicada en español se encuentran Moju: la bestia negra, y Relatos japoneses de misterio e imaginación, editados ambos por la editorial Jaguar.
Masako Togawa: Nacida en 1933 es una de las escritoras de novela negra más prestigiosas en la actualidad. Además, también es una reconocida cantante, actriz e icono del movimiento LGTB en su país. El Times la describió como la P.D. James japonesa. Sus dos grandes libros son Lady Killer y La llave maestra donde incide en los comportamientos humanos y sus consecuencias. Fueron editados a comienzos de los años noventa en España, pero en la actualidad son difíciles de encontrar.
Natsuo Kirino: La brutalidad, la violencia extrema y la defensa de las mujeres caracterizan la obra de esta autora nacida en 1951 y que ha ganado los mejores premios de novela negra de su país. También ha tenido una muy buena aceptación en Estados Unidos, siendo nominada al premio Edgar. En España se tradujeron hace cuatro años Out, Grotesco, publicadas por Emecé, y Crónicas de una diosa, lanzada por Doumo.
Miysuyo Kakuta: Nació en 1967 y es una de las autoras más vendidas. Ha alcanzado el aplauso de los lectores y de la crítica con novelas como La cigarra del último día –vendió más de un millón de ejemplares en Japón-, que acaba de ser publicada en español por Galaxia Gutenberg. En ella ahonda con saña en las facetas más siniestras de la condición humana. Estará presente en el festival Getafe Negro.
Miyuki Miyabe: Otra autora a tener en cuenta y que suele dominar las listas de ventas. Nació en 1960 y en sus novelas suele mezclar esa narración pausada, donde todo el mundo parece muy civilizado hasta que deja de serlo. Hay dos retratos superpuestos: el del refinamiento del ciudadano japonés más su lado más oscuro. Quaterni publicó recientemente su Tetralogía de Tokio, llena de chicas jóvenes y bonitas a las que les espera un desenlace muy poco seductor.
Keigo Higashino: Nació en 1958 y empezó a escribir novelas policiacas cuando trabajaba como ingeniero en los años ochenta. Es el autor de La devoción del sospechoso X, publicada por Ediciones B, donde, además de la trama criminal es un reflejo de las desigualdades sociales de Japón. Vendió más de dos millones de ejemplares.
Fuminori Nakamura: Es uno de los autores más jóvenes –nació en 1977- que ha conseguido entusiasmar a la crítica. Con El ladrón ganó el premio Kenzaburo Oe y fue alabado por The Wall Street Journal y finalista de Los Angeles Times Book Award. El pulso narrativo de esta novela, en la que el protagonista es un carterista solitario, es para algunos críticos muy parecido al estilo cinematográfico de Kim Ki-Duk. Ha sido editada por Quaterni.