“Desde 2012, la política bibliotecaria de este Gobierno es inexistente”
Escasez de fondo editorial, apenas nada en novedades y ordenadores anticuados con conexiones a Internet paupérrimas. Este es el paisaje que cualquier ciudadano puede encontrarse si acude a una de las bibliotecas públicas de Madrid. Como si desde hace años nada hubiera pasado por ellas. Y la realidad es así: desde 2008 su presupuesto se ha visto reducido en más de un 60%, y los nuevos Presupuestos Generales del Estado, presentados ayer por el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, no muestran una mejora. Las bibliotecas volverán a ver reducida su partida económica: de los 43,20 millones de 2014 se quedarán en 42,64 millones. Nada que ver con los 105 millones que se invirtieron hace siete años. Es más, desde que al frente del Ministerio se encuentra José Ignacio Wert las cantidades han disminuido hasta un 29%. Incluso la Biblioteca Nacional (BNE) pierde un 0,39% y se queda en 29,26 millones de euros, lo que también puede poner en peligro sus planes de digitalización.
“Desde 2012, la política bibliotecaria de este Gobierno es inexistente.Todo se ha reducido a la nada”, critica Antonio María Ávila, director ejecutivo de la Federación del Gremio de Editores (FGEE). Porque la disminución de este presupuesto no afecta sólo a las bibliotecas sino que toda la cadena del libro se ve perjudicada.
La compra de novedades: congelada
Como señalaba hace algunos meses el editor de Páginas de Espuma, Juan Casamayor, desde hace más de dos años la adquisición de novedades está prácticamente congelada: “Lo peor no es que hayan bajado las ayudas, sino que antes estas suponían también una compra por parte de la Administración a las editoriales y luego los libros se repartían en las bibliotecas. Ahora no hay nada de esto”.
Un argumento que ahora certifica Ávila con cifras: “Desde 2008 hemos perdido 200 millones de euros en la compra de libros por parte de las bibliotecas [es decir, por las administraciones que son sus titulares]. Es que llevan tres años sin comprar, y es más, desde 2012 es una partida que no existe. En 2014 no recibimos nada, y en 2013, dos millones de euros, de los cuales, más de 500.000 fueron para montar lo del préstamo del libro electrónico [ebiblio]. Desde luego, nuestras bibliotecas no tienen nada que ver con el resto de las bibliotecas europeas”.
Efectivamente, en ciudades como Berlín, París o Londres, la biblioteca es un centro de actividades que funciona a pleno rendimiento y que es bastante utilizada por los ciudadanos. En España no hay datos oficiales desde 2012 con respecto al número de usuarios, pero los bibliotecarios sí constatan que las condiciones cada vez son peores. Si se habla del personal especializado, hace dos años este ya había descendido en un 10%. Como señala José María Nogales, vicepresidente de ANABAD (Federación Española de Asociaciones de Archiveros, Bibliotecarios, Arqueólogos, Museólogos y Documentalistas): “Desde hace años, no hay incremento de la plantilla pero tampoco hay tasa de reposición alguna. Las vacantes que se producen ahí se quedan y eso daña a la profesión y a ese importante capital”.
El mapa de bibliotecas: sin determinar
En la cantidad para estos centros tampoco aparece contemplado el mapa de bibliotecas, según analiza Nogales. Es decir, hay capitales de provincia que no tienen este tipo de espacios “y hay muchas que son antiguas, y otras tantas necesitan mejoras en las infraestructuras, el equipamiento y el mantenimiento de libros”, añade el vicepresidente de ANABAD. Muchas de ellas son centros que funcionan con un convenio de gestión compartida, esto es, la titularidad es del Ministerio, pero la gestión es de cada comunidad autónoma. “Habrá que esperar a los presupuestos de cada comunidad para ver cómo se desarrolla las partidas de adquisiciones de libros”, apostilla. Otra cuestión que le escama es que mientras “sí se ha especificado una ayuda a entidades locales para preservación del patrimonio digital dotada con 100.000, que tampoco es que sea mucho, no haya nada para la preservación del patrimonio bibliográfico”.
Los planes de promoción de la lectura: en suspenso
La escasez presupuestaria en el programa para bibliotecas afecta a su vez a los planes de promoción de la lectura, puesto que habrá menos dinero para poner en marcha estas actividades en los centros, menos libros y menos personal. Así lo estima Nogales, quien cree que las “campañas de promoción de la lectura debería tener un epígrafe concreto en los Presupuestos, como sucede en otros países”. Habrá que observar cómo distribuye ahora Cultura la cantidad recibida para este fin, pero ya el año pasado obtuvo una bajada de 10.000 euros. De los 850.000 euros de 2013 se pasó a 840.000 euros.
Las traducciones: en descenso
También es probable que se vean perjudicadas las traducciones de libros a otras lenguas. En los PGE no hay ningún epígrafe destinado a esta cuestión, algo muy diferente a lo que sucede en países como los escandinavos o incluso Rusia, que tienen fuertes partidas específicas destinadas a este fin. De hecho, Dinamarca se gasta una media de entre 300.000 y 350.000 en ayudas a la traducción de sus libros. Y Finlandia, aunque no traduce muchos libros al español, tuvo este año una partida de 9.470 euros para cinco libros. En España, los datos dejan el rostro congelado: de los 868.000 euros que se destinaron en 2011 se pasó a los 200.000 en 2013, un 77% menos. Y habrá que esperar a la resolución del BOE para ver la partida de 2014, aunque no se prevé su aumento.
“La constatación es que los Presupuestos Generales del Estado destinados a Cultura no levantan cabeza. Quizá no sólo se deba a ello, pero es significativo que Cultura sea una de las tres secretarías de Estado y no un Ministerio, como sucedía hace años”, zanja Nogales