Maestros chungos del cine: dar cera y dar cera

Como son tiempos de oscars, de Whiplash y de J.K. Simmons, antes de entrar en materia cabe preguntarse si su casting como profesor cruel y exigente no estará inspirado en el más que casual parecido que el actor comparte con el sargento mayor Hartman de la Chaqueta Metálica.

Durante la primera parte del filme de Kubrick, la autoestima de los reclutas se ve masacrada por un sargento que ya forma parte del imaginario universal del cine. En nuestro estreno de la semana, el maestro vilipendia al protagonista a bofetadas e insultos. Ambos superiores comparten una metodología draconiana para imponer disciplina donde, como ocurre en la Chaqueta Metálica, la falta de empatía puede volverse en contra de quienes generan violencia.

Como ya hay suficiente violencia, proponemos a continuación una serie de títulos redentores en los que un “sensei” aparentemente duro enseña a su alumno a ser disciplinado y, además, se gana su admiración.

Clint Eastwood, el auténtico sargento de hierro

Escoger El sargento de hierro como ejemplo de aleccionamiento positivo se antojaba inevitable. La película, como muchos de los títulos que ha realizado Eastwood, habla sobre un tipo introvertido y solitario que detrás de esa coraza de tipo duro esconde un corazón altruista que acabará compartiendo con aquellos que lo necesiten. Esa descripción no se ajusta sólo al filme citado anteriormente sino que es un perfil que se repite con mayor o menos exactitud en otros títulos suyos como Million Dollar Baby o Gran Torino.

En cualquier caso, el sargento deja frases legendarias que nunca está de más volver a repasar.

La fama cuesta y se paga con sudor

En 1980 se estrenaba Fama, la esencial película sobre bailarines jóvenes y profesores exigentes que les recordaban lo difícil que es triunfar. “La fama cuesta y aquí es donde vais a empezar a pagar, con sudor” era la famosa frase que la profesora Lydia Grant, encarnada por Debbie Allen, gritaba a sus alumnos durante el primer día de clase. Sudor no faltó pero el resultado desde luego mereció la pena.

“Dar cera, pulir cera”

Nada como la experiencia para educar a un joven hiperactivo. Transmitir la paciencia, enseñar a saber esperar el momento y fijar automatismos son algunas de las técnicas que el joven Dani Larusso pudo aprender bajo las filosóficas lecciones del profesor Miyagi. En este apartado, cabría también citar al maestro Pai Mei que alecciona a la mamba negra en Kill Bill y toda la bibliografía de senséis que la cultura asiática porta a cuestas.

Pero en Karate kid, no sólo aprendía el alumno. El propio Miyagi es capaz de superar su viudedad y su adicción al alcoholismo gracias a la vitalidad de su alumno karateka. Las consecuencias: el chaval consigue canear al malote y el asiático anciano recupera sus ganas de vivir.

“Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes”

Si alguna vez alguien se ve tentado a levantar un caza con la mente, quizá debería tener en cuenta esta frase que algún día salió por la boca del maestro Yoda.

Nadie habría dicho la primera vez que vio aparecer al pequeño ser verdoso y de discurso desordenado que sería capaz de albergar tanta sabiduría. El personaje es un oráculo, que plantea preguntas y hace que el alumno sea capaz de responderlas, algo similiar al propio oráculo de Matrix pero destilando mucha más ternura.

Ni siquiera el propio Luke se esperaba el poder de su maestro, menos después de ver que se alimentaba de raíces. Sea como fuere, el joven Skywalker fue un buen alumno y escuchó  a Yoda. El viejo ser consiguió sacar la fuerza interior del chico. Mérito que por cierto comparte con Obi Wan Kenobi.

Profesores del siglo XXI

En la adaptación al cine de La clase, un profesor se enfrenta a unos alumnos más desinteresados que conflictivos. Pero a medida que transcurre la cinta, cargada de un alto contenido racial, es capaz de averiguar que ellos saben más de lo que creen. Su trabajo será sacarlo fuera sin renunciar a la disciplina.

Lo mismo ocurre en otros casos -y ahora hay que acercarse a la pequeña pantalla- como, por ejemplo el del agente Pryzbylewski, Prez para los amigos, en The Wire.

Un caso simliar pero llevado a la más tierna infancia es el del profesor de la película Ser y tener. En algún recoveco de la Francia rural, un profesor asume con gran dignidad la máxima responsabilidad que supone educar a niños. Sin renunciar a la firmeza, permite que los pequeños aprendan a preguntarse el porqué de las cosas.