Margot Rot: “Estamos saturados de malas noticias y eso a veces nos lleva a desvincularnos de la información”
Margot Rot tiene 27 años. Su generación ya creció inmersa en la tecnología y probablemente eso explica que esta filósofa y escritora sea capaz de analizar mejor las ventajas pero también los riesgos de la virtualidad. En 'Infoxicación' (Paidós) reflexiona sobre cómo las pantallas modifican nuestras emociones, condicionan los deseos o cambian la percepción del tiempo.
Su ensayo, lejos de abonar la tecnofobia, ayuda a entender que la abundancia informacional puede tener un efecto contraproducente, el de alejarnos de las noticias, desconectarnos del mundo o abonar nuestra apatía. ¿La solución? Aprender a limitar esos tiempos muertos que pueden a llegar a ser de horas con el móvil en la mano.
¿Qué tipo de saturación implica la infoxicación?
Fundamentalmente es informativa pero no podemos olvidar que la información conlleva también los afectos con las que esta trabaja. Tanto los que nos intentan transmitir como los que nos suscitan o los que ya no nos pueden provocar a causa de esta saturación.
¿El problema es que estamos sobreinformados o malinformados? O tal vez ambas cosas a la vez.
Es complicado hacer un análisis genérico porque cada uno recibe la información y se relaciona con la máquina que se la provee de una determinada manera. Pero es evidente que está en el ambiente que algo pasa con la información. Estamos saturados de malas noticias y eso a veces nos lleva a desvincularnos de lo que la información nos dice. Quizás de manera inconsciente o ambiental. Ya no podemos con todo el horror al que estamos habituados. Porque si lo hiciésemos tal vez estaríamos profundamente deprimidos. De ahí que podamos sentirnos apáticos o incapaces de conectar con lo que pasa en el mundo. ¿Cuánto tiempo podemos estar pendientes de lo que está sucediendo en Gaza para poder desarrollar una identidad política?
De hecho en el libro se cuestiona si la globalización es una causa o un efecto de nuestros malos índices de salud mental pública.
La intención es relacionarlo con un sistema económico que te dice que tenemos que ser productivos todo el rato. En esta lógica, la virtualidad tiene también un gran peso. No descansas porque es una situación que te lleva a un agotamiento emocional del que muchas veces no somos ni conscientes.
En este sentido, usted alerta de que nuestros teléfonos son dispositivos que actualizan permanentemente nuestros deseos.
La virtualidad es una especie de rueda de hámster infinita donde tu deseo está permanentemente conectando algo que no tiene final. En el vídeo de cocina, deporte o de rutinas diarias que te gusta mirar en la intimidad de tu descanso estás proyectando tu deseo, algo que tiene mucho que ver con el placer. Por una parte tiene un componente muy agradable pero a la vez tiene cara oculta que es esa especie de agotamiento.
Pero pese a esa desorientación que describe y que sufrimos tanto a nivel individual como colectivo seguimos insistiendo en ver la vida a través de las pantallas.
Sí. Aunque a mí no me interesa el discurso que defiende que hay que dejar las redes porque así no tendremos ese problema. No es eso porque internet no va a desaparecer y además nos ofrece cosas también maravillosas. Como con todos los avances tecnológicos hay que buscar la mejor manera de convivir con una situación ambiental puesto que es personal, económica, laboral etc... De lo que se trata es saber cómo nos relacionamos con internet o con nuestro teléfono.
La virtualidad es una especie de rueda de hámster infinita donde tu deseo está permanentemente conectando algo que no tiene final
Forma parte de una generación que ha crecido ya con el hábito de la tecnología. ¿Qué puede hacer la suya respecto a generaciones anteriores para mejorar esa relación con elementos como el teléfono?
Muchas de las cosas buenas que podemos haber hecho es gracias a nuestra actitud con internet. Por ejemplo, la politización del espacio virtual, aunque a menudo se destaque que puede destilar mucho odio, nos ha aportado mucho. Pese a las limitaciones pero también nos ha permitido acceder a personas que dicen cosas muy interesantes. O a lo mejor no tan interesantes pero de las que puedes aprender. Probablemente eso no es solo generacional.
La parte negativa de ese espacio virtual es el mal uso que se puede hacer del anonimato o cómo el algoritmo puede pervertir el debate hasta el punto de condicionar campañas electorales.
Por eso creo que la política partidista debería ser más transparente con el peso que tiene la virtualidad en los discursos políticos. Mucha gente ignora que la política también actúa en lo virtual. No se trata solo de los bots. El presidente de tu país te comunica la actualidad de su agenda a través de tuits. Hay quien dice que no es suficiente pero es un canal más del discurso. La política también se realiza allí.
¿Hay un momento en que la actividad virtual es tan real como la 'offline'?
Sí, sin duda. Por la construcción material del espacio virtual, que es distinta a la actividad 'offline'. Esa apertura de tiempo y espacio no es menos real. Lo que tú estás expresando es el tú que has elegido ser cuando te pones a escribir meditadamente ante un público.
¿Hasta qué punto la velocidad en el mundo virtual nos acaba condicionando en la vida fuera de las pantallas? ¿Nos acelera en el día a día?
No lo tengo claro. Porque me pregunto si lo que pasa es que las cosas van más rápido o lo que está sucediendo es que hay más cosas. Es decir, al ser más cosas tenemos menos tiempo de pararnos en cada una de ellas y fijarnos mejor en lo que está pasando. ¿El mundo va más rápido o está más repleto?
La política partidista debería ser más transparente con el peso que tiene la virtualidad en los discursos políticos
¿Qué opina del debate sobre qué hay que hacer con los móviles en los centros escolares?
Creo que es mejor regular que prohibir. Mi opinión es que es mejor enseñar. Los adultos debemos preguntarnos también qué uso hacemos nosotros de los móviles.
¿Existen maneras de sobrevivir a la infoxicación?
Si las hay tienen que ver con reducir las horas que pasas no conscientemente en internet. Es todo ese rato muerto, esas tres horas que estás ahí sin darte cuenta y sin saber muy bien qué has visto. Ser consciente de eso es un paso. Además, los dispositivos te dan herramientas para elegir el tiempo de uso.
¿Se trata de luchar contra el scroll infinito?
Sí. Es eso.
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