La filóloga María Paz Battaner, elegida hoy académica de la Lengua a sus 77 años y gran experta en lexicografía, está convencida de que las mujeres “tienen mucho que aportar” a la Real Academia Española y por eso “hay que hacer esfuerzos en incorporarlas”.
“El 'Diccionario' de María Moliner es un buen ejemplo de lo que pueden aportar las mujeres al conocimiento de la lengua; es cambiar la mirada”, afirma en una entrevista con Efe Battaner (Salamanca, 1938), a la que su elección como académica la ha sorprendido en Chile, país al que le gusta viajar ,porque tiene “cuatro nietos chilenos”.
Sin embargo, no es ese el único motivo de su estancia allí. La nueva académica, catedrática de Lengua Española de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, imparte estos días en Chile un curso de postgrado y asiste al congreso de la Sociedad Chilena de Lingüistas.
Battaner considera “un honor” formar parte de la Real Academia Española, una institución que conoce bien.
La RAE fue fundada en 1713, pero las mujeres no empezaron a entrar en ella hasta 1979, cuando lo consiguió Carmen Conde. Battaner es la undécima que lo logra en tres siglos de historia, pero no es partidaria de establecer cuotas para acabar con esa desigualdad.
“Las cuotas desmerecen. Hay que luchar por salir de los lugares discretos, sin focos, en los que las mujeres nos albergamos y, en cambio, hacer en ellos hueco amplio a los varones. La frase de que 'tras un gran hombre hay una mujer' tiene que poder ser invertida; los casos en que esta frase se cumpliría son poquitos”, comenta.
Con amplia experiencia en la investigación de proyectos lexicográficos y en la dirección de diccionarios, afirma que en la RAE “conocen los defectos” que pueda tener el Diccionario académico.
Al ser una obra “cuya redacción inicial se hizo en los primeros cuarenta años del siglo XVIII, muchas voces no se han replanteado; las acepciones, las definiciones y el orden que toman en los artículos merecen reconsiderarse también”, comenta Battaner.
Pero el “Diccionario de la RAE” tiene “el mérito de presentar veintitrés ediciones hechas bajo presupuestos comunes, lo que es un caso único en la lexicografía de las lenguas escritas”, subraya.
Además, “el número de consultas electrónicas” que recibe el “Diccionario” (más de cuarenta millones al mes) “y su credibilidad le exigen replanteamientos responsables”.
Residente en Barcelona desde hace más de cuarenta años, la nueva académica tendrá que viajar cada semana a Madrid para asistir a los plenos de la RAE. “El AVE -asegura- es un excelente medio de transporte, que hace falta practicar en los dos sentidos”.
Desde que empezó a dar clases en la Universidad de Salamanca en 1960, Battaner ha dedicado toda su vida a la enseñanza y está convencida de que “la educación de calidad es más efectiva que cualquier otra revolución”.
Le preocupa que las humanidades hayan ido perdiendo peso en los planes de enseñanza porque “son radicalmente necesarias en toda formación básica”.
Y por su amplia experiencia sabe que “acertar en educación es difícil”.
“He visto que no se consigue solo con la voluntad de un programa político. Es la concienciación de toda la sociedad la que debe aspirar a ofrecer una educación de calidad con un núcleo común y básico, en el que se incluyan fundamentos éticos, y muchas variedades de salida, así como mantener esta exigencia en el tiempo”, señala.
La nueva académica conoce bien Cataluña y no “siente” que el avance del independentismo haya producido “fractura social, porque en la sociedad catalana es habitual convivir con el independentismo”.
“Pero hoy sí hay fractura política y hay el peligro de que lleve a posiciones intransigentes. Las fracturas hay que soldarlas, los traumatólogos saben hacerlo; cada uno desde nuestra actividad tenemos que trabajar en que esta fractura no se calcifique mal”.
Los partidarios del independentismo en Cataluña “han crecido al mismo tiempo que en toda España ha surgido el sentimiento de indignación” debido, entre otros motivos, al paro, a la corrupción política y a los recortes en educación, sanidad e investigación.
“Estos dos sentimientos, independentismo e indignación, crecen juntos en Cataluña”, asegura.
“Creo que toda la sociedad española está en una nueva época política en la que intervendrán personas que a mí me pueden parecer jóvenes; pero para las cuales este es su momento, como yo tuve el mío”, concluye.