Totó La Momposina, Premio La Mar de Músicas 2018, recibirá mañana el reconocimiento del público cartagenero antes de protagonizar un concierto en el que volverá a entregar su “energía” y sus “valores”. “Estoy en el mundo para hacer música y eso es lo que me da fuerzas para seguir”, ha dicho a EFE la maestra de la cumbia colombiana.
Totó La Momposina, que sucede al cubano Pablo Milanés en el palmarés de La Mar de Músicas, ha remarcado que cada persona tiene una “vida” porque han sido “enviados aquí para hacer su tarea”.
“Hemos venido al mundo a aprender para poder entender qué significa la humanidad”, ha asegurado en una entrevista con EFE.
Pocas horas antes de subirse al escenario del Auditorio El Batel de Cartagena acompañada de la guineana Djanka Diabate y la tibetana Yungchen Lhamo, La Momposina ha asegurado que su renombrada voz es alabada por el público porque “les recuerda a otros tiempos”, a una cultura antigua y ancestral que pervive en ella porque siempre se ha esforzado por mantener sus “raíces y proyectarlas al futuro”.
“Si se olvidan las raíces se deja de tener valores”, ha remarcado antes de reconocer que el repertorio que ella potencia, como los bullerengues y los mapalés, “no siempre ha tenido una buena aceptación” porque en algunos lugares está “arraigada” y persiste con buena salud pero en otros “se está olvidando”.
“Soy optimista porque me sigo sorprendiendo de la buena acogida que tenemos en ciudades grandes”, ha apuntado La Momposina antes de adelantar que en su tercera aparición en La Mar de Músicas agradecerá el “honor” que supone recibir el premio dando “toda mi energía”.
Para la colombiana, este galardón es el reconocimiento a “muchos años de trabajo y esfuerzo” por “mantener la cultura de la música” en su país y, aunque ha aclarado que el pentagrama es “igual en todo el mundo”, su “herencia” será el legado discográfico que dejará.
“Mis herederos musicales verán como lo gestionan porque tienen una ardua misión”, ha apostillado.
En este sentido, La Momposina ha recordado la gran influencia de sus antepasados, siendo la cuarta generación procedente de Talaigua en dedicarse a la música, destacando especialmente a su abuelo, que le advirtió de que el “día que no sienta nervios cuando salga a cantar, mejor bájese del escenario”. “Me tomé sus enseñanzas al pie de la letra y aquí sigo, de gira por Europa y con los nervios del primer día”, ha bromeado.
Sobre la situación en su nación, ha afirmado que “hubo un tiempo” en el que existió la posibilidad de que Colombia “fuera un país ordenado, con disciplina y rectitud”, pero ha lamentado que no se haya materializado todavía porque “todo pasa por el filtro de la política y sólo con la política no se construye ni se ordena un país”.
“Queda mucho todavía por hacer y la masa social tiene que despertar y luchar para construir un país mejor para todos”, ha concluido la maestra de la cumbia.