- La Fundación Barrié inauguraró hoy la primera gran retrospectiva sobre la obra del arquitecto navarro, Premio Pritzker en 1996 y Príncipe de Asturias de las Artes en 2012.
“La arquitectura se encuentra en un momento de absoluta incertidumbre” por el fenómeno de la globalización que “ha dado lugar a una idea de la arquitectura más artificial”. Lo decía Rafael Moneo, Premio Pritzker en 1996 y Príncipe de Asturias de las Artes en 2012, cuando inauguró una exposición en el Instituto Cervantes de Fráncfort sobre sus modelos de ciudades.
La Fundación Barrié inauguraró hoy en Coruña la primera gran retrospectiva sobre su obra, un proyecto comisariado por Francisco González de Canales, que ya había trabajado con Moneo en la Universidad de Harvard y le considera “el arquitecto español más influyente de los últimas décadas y unos de los relevantes del panorama internacional”.
Entre sus obras construidas destacan el Museo Nacional de Arte Romano (1985), L'Illa Diagonal en Barcelona (1993), la Fundación Pilar y Joan Miró en Palma de Mallorca (1993), el Museo de Arte y Arquitectura de Estocolmo (1998), el Kursaal Auditorio y Centro de Congresos Center en San Sebastián (1999), la ampliación del Ayuntamiento de Murcia (1999), la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles (2002) o la ampliación del Museo del Prado (2007).
“Lo que está más cerca del trabajo del arquitecto son los documentos que han ayudado a producir la obra, y por eso la exposición está basada en material de archivo, sobre todo, de dibujos y también maquetas y fotos que tratan de mostrar lo que ha sido mi evolución”, explicó el arquitecto navarro.
La arquitectura, cada vez más artificial
Moneo habló del impacto de la globalización, que se traslada a la arquitectura en el actual momento de crisis financiera y económica, despreciando los principios de la sostenibilidad: “Es muy fácil que una construcción en Alemania se lleve a cabo con materiales que vienen de China, con estructuras de acero construidas en Brasil o en Turquía. Todo esto ha dado lugar a una idea de la arquitectura más artificial”.
“Introducir el orden de racionalidad que tenía la arquitectura del pasado hace que se encuentre en un momento de absoluta incertidumbre en el que esta globalización que parece que unifica las culturas no da, como pudo darse en los años 30, la sensación de trabajar por unos ideales estéticos de modernidad entonces compartidos”.
Este fenómeno hace que los distritos financieros de países distantes se parezcan mucho unos a otros. “Algunos de los edificios que asombran hoy se producen en países de Asia Central y de Extremo Oriente, donde un poder autoritario es capaz de pedir prestado a la arquitectura imágenes exageradas -aseguró el arquitecto- pero en estos países no se produce el conocimiento más avanzado”.
En su opinión, los países en los que sí se da ese conocimiento más avanzado, la construcción y la arquitectura es más modesta y no hacen de la arquitectura la exhibición del poder.
“A veces, la falta de distancia no te deja ver las cosas. Es muy fácil que esta falta de estilo que advertimos en la cultura arquitectónica hoy no se entienda como tal dentro de cincuenta años, si es que las obras duran, cuando se pueda ver estableciendo los puntos comunes que hoy nos cuesta tanto ver”.