El cineasta Jean-Luc Godard ha fallecido este martes a los 91 años. El realizador franco suizo, estandarte de la Nouvelle Vague, dirigió títulos tan emblemáticos como Al final de la escapada, Pierrot el loco y Alphaville. Sus familiares han confirmado la noticia al medio francés Libèration. El mismo medio cita a fuentes próximas a la familia y asegura que no se ha tratado de una muerte natural, sino que el director solicitó el suicidio asistido. “Fue su decisión y para él era importante que se supiera”, dice el medio francés citando a otra persona próxima al cineasta. Su muerte se produjo en su domicilio en la localidad suiza de Rolle, donde el suicidio asistido es legal.
El director nació en Suiza el 3 de diciembre de 1930, pero fue tras su traslado a París en la adolescencia donde nació su amor por el séptimo arte. Allí visitó frecuentemente la Cinemateca Francesa mientras estudiaba etnología en La Sorbona.
Más adelante, en 1950, comenzó a trabajar como crítico cinematográfico en varias revistas, entre ellas, Cahiers du Cinéma. Publicación en la que coincidió con figuras como François Truffaut, Éric Rohmer, Claude Chabrol y Jacques Rivette; y que fue el germen del que se acabaría convirtiendo en uno de los movimientos más influyentes de la historia del cine, la Nouvelle vague.
'Al final de la escapada', su primera película
Godard fue el artífice de la primera película de la también denominada como 'nueva ola' del cine francés, Al final de la escapada (A bout de souffle), estrenada en 1959. El largometraje, protagonizado por Jean-Paul Belmondo y Jean Seberg, ganó el Oso de Plata en el Festival de Berlín.
La cinta fue revolucionaria por proponer una nueva forma de rodar, caracterizada por ser con cámara en mano, iluminación natural, sonido directo, diálogos improvisados, el uso de los planos secuencia y las elipsis o jump cuts en la edición, con los que rompieron con el montaje tradicional. La obsesión de este grupo de cineastas, cuyas producciones se realizaban con bajos presupuestos, era que sus filmes resultaran lo más próximos a la realidad posible, de ahí a que apenas planificaran sus escenas.
En 1960 llegaría su segunda película, El soldadito, que estuvo prohibida en Francia durante tres años, por su crítica a la Guerra de Argelia. La actriz Anna Karina encarnó a su personaje principal. Godard se casó con ella un año más tarde y, a partir de entonces, lideró varios de sus proyectos. El artista siguió colaborando con sus compañeros de la Nouvelle Vague, que incluyó otros nombres como Agnès Varda y Alain Resnais.
En esta época rodó otros de sus largometrajes más aplaudidos, como Banda aparte (1954), Pierrot el loco (1965), Vivir su vida (Premio Especial del Jurado y de la Crítica en el Festival de Venecia en 1962), Alphaville (Oso de Oro en el Festival de Berlín en 1965) y La Chinoise (Premio Especial del Jurado en el Festival de Venecia en 1967).
Apoyo al Mayo del 68 y el grupo Grupo Dziga-Vertov
A finales de los 60, Godard apostó por poner su obra al servicio del Mayo francés; las protestas estudiantiles y posteriormente sindicales que se llevaron a cabo con París como epicentro, durante el citado mes de 1968. Con ellas rechazaron el capitalismo, la sociedad del consumo, el autoritarismo y el imperialismo. Tal fue su influencia que ese mismo año el Festival de Cannes fue suspendido tras las interrupciones en las proyecciones llevadas a cabo por Godard, Polanski, Truffaut y otros artistas, en apoyo al movimiento.
Un año antes, tras divorciarse de Karina, se casó con la entonces estudiante Anne Wiazemsky. El director pasó a usar su cine como instrumento político y social, generando títulos como Sympathy for the devil, en el que reveló el proceso de creación de la canción homónima de los Rolling Stones. Además, creó el Grupo Dziga-Vertov junto a Jean-Pierre Gorin, la actriz Juliet Berto y su pareja. Sus películas se definieron por la ideología marxista y la eliminación de la autoría y la desconfianza en las imágenes 'bellas'.
Su objetivo era generar artefactos de militancia política radical con los que subvertir el cine desde sus cimientos, preparando el terreno para la revolución que estaría por llegar. Luchar a través de sus obras, y hacerlo en grupo.
Última etapa de su carrera
Años más tarde, Godard probó rodando ficciones con las que intentar alcanzar un público más amplio, inserto en su filosofía maoísta. El primer título que estrenó en esta línea fue Todo va bien, dirigido junto a Gorin en 1972, protagonizado por Yves Montand y Jane Fonda. El Grupo Dziga-Vertov se acabó disolviendo, el cineasta se separó de Wiazemsky y lanzó el documental Aquí y en otro lugar, codirigido con Anne-Marie Mieville en 1976.
Alcanzados los 80, el franco suizo regresó al cine convencional rodado en 35mm, etapa de la que formaron largometrajes polémicos como Yo te saludo María (1984). También grabó la serie documental Histoire(s) du cinéma (1988), donde dio su particular visión de la historia del celuloide.
Allemagne 90 neuf zéro (1991), Les Enfants jouent à la Russie (1993), Hélas pour moi (1993) y For Ever Mozart (1996) son algunas de sus películas más destacadas de los noventa. Ya en su última etapa realizó Nuestra música (2004) y Film Socialisme (2010).
Su última obra fue El libro de imágenes, un ensayo fílmico experimental en el que reflexionó sobre el significado del cine en el siglo XXI. La cinta participó en la sección oficial del Festival de Cannes en 2018 y, pese a que no ganó el premio oficial, el jurado le otorgó la primera Palma de Oro Especial de la historia del certamen.