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Anthony Ocaña: “La música en España se divide en compartimentos estancos que no se tocan”

Siendo todavía niño se colaba en el estudio de Mario García Haya “Mayitín”, un ingeniero de sonido cubano poseedor de tres premios Grammy y habitual en las grabaciones de Gonzalo Rubalcaba, Juan Luis Guerra, Silvio Rodríguez, Chucho Valdés o Dave Holland. Una vez alcanzada la mayoría de edad, Anthony Ocaña (Santo Domingo, 1980) se marchó a Nueva York para continuar allí los estudios de guitarra en el Manhattanville College, que le convirtieron en un virtuoso del medio, pero también en un innovador. Este sábado presenta su último trabajo en la sala de conciertos Fotomatón, junto con Dotore

“A diferencia de lo que ocurre en España, donde la enseñanza musical se divide en compartimentos estancos que no se tocan, en Estados Unidos se fomenta la apertura, incluso hacia otras áreas del conocimiento. Yo estudié guitarra y composición clásica, pero a la vez mi pasión siempre ha sido la música popular y al mismo tiempo tomaba clases de jazz. Allí los estudios musicales son una rama universitaria más, así que a la enseñanza típica de un conservatorio se suman otras asignaturas que van desde el uso del ordenador hasta la psicología o economía. Además yo estudiaba paralelamente filosofía, en lo que para mí era un acto de amor hacia el pensamiento”.

Entre los profesores que marcaron su aproximación a la composición destaca a dos: Ingram Marshall -uno de los más destacados compositores norteamericanos contemporáneos, identificado con la corriente postminimalista- y Benjamin Verdery, profesor de guitarra de la Universidad de Yale y gran concertista de guitarra clásica. “Hay un detalle que posiblemente ayude a entender el tipo de mentalidad que existía en el College. Uno de mis compañeros en la clase de Benjamin Verdery era Bryce Dessner, el guitarrista y compositor de The National que paralelamente ha desarrollado una carrera como compositor de música ‘culta’. Ya por aquel entonces él se movía con total normalidad en esos dos mundos, el del rock y el de los auditorios”.

“In Trance” (la luna o los ritos del amor) by Anthony Ocaña, Nelson Ricart-Guerrero

Una vez finalizados los estudios en Nueva York se viene a España. Acaba de ocurrir el 11-S, pero no fue por eso. “Los motivos que me trajeron a España fueron distintos. Tenía la necesidad de conocer Europa y aprender más música de otros lugares, de hecho siempre escuchaba mucha música nórdica -Jan Garbarek, Bobo Stenson- y también algunos músicos españoles como Chano Dominguez y músicos de otros países europeos como Arvo Pärt, Penderecki o Gorecki. Por otra parte el origen de mi familia era español con lo que parecía lógico comenzar mi vuelta a Europa empezando por España. Aquellos primeros meses viví en casa de Luis Eduardo Aute, que fue quien en aquel principio de siglo XXI me introdujo en el universo musical madrileño”.

Más de una década después, Anthony Ocaña es ciudadano español, el país donde ha publicado cinco LP y un puñado de EP que oscilan entre el folclore caribeño, la música culta, la banda sonora y el pop avantgarde. Esto no le ha facilitado ser profeta en su tierra adoptiva; su música ha recibido mucha más atención de territorios culturalmente dispares y tan lejanos como China o Egipto. Esto no debería sorprendernos en un tipo que reivindica por igual a Jorge Drexler, Philip Glass, Nacho Vegas, Juan Luis Guerra o Sufjan Stevens.

“Vivimos un momento fascinante en la música, una revolución que ya está bastante evolucionada después de cien años de trastear con las posibilidades de la electrónica, lo que permite que un músico no necesite estudios para crear unas composiciones maravillosas. Yo no dividiría la música por géneros porque creo que todos los músicos nos nutrimos del resto. Yo oigo a Nacho Vegas y pillo elementos de su forma de hacer canciones”.

Su recién estrenado In Trance tiene dos líneas maestras bien definidas. Por un lado esa apuesta por la electrónica (pedaleras de loops y delays y uso del Logic) a la que Anthony hacía referencia y que separa estas canciones de sus trabajos anteriores, heterodoxos tratados sobre la guitarra clásica en los que no terminaban de explotarse las posibilidades del estudio. Por el otro la colaboración con el poeta franco-dominicano Nelson Ricart Guerrero, cuyo poema La luna o los ritos del amor sirve de cierre al álbum en una pieza de spoken word que se va hasta los 20 minutos.

“Nelson está muy interesado por la mitología arauca de los aborígenes de la República Dominicana y ese poema en concreto es la historia de dos hermanos que se enamoran y… bueno, es una historia muy incestuosa, pero maravillosa. El folclore y la música primitiva sirven de hilo conductor al disco, y eso está conectado con este poema en concreto, que fue una gran fuente de inspiración para mí. De hecho fue Nelson quien me motivó a hacer In Trance; en cierto modo él y yo estábamos viajando en paralelo en ese momento”.

Aunque para Ocaña ese aparente enfrentamiento entre lo folklórico y el avant-pop onírico no es tal. “El minimalismo es uno de los géneros musicales con el que se me relaciona y la música africana es minimalista de por sí; sin ir más lejos Steve Reich llegó al minimalismo a base de estudiarla. Phillip Glass fue un caso diferente, pero en cierra forma si escuchas los ritmos que están utilizando los grandes compositores de ese género ahí radica la grandeza de su música, hay una relación enorme. En mi país de origen, por su parte, hay una tradición musical procedente de la santería con un legado rítmico riquísimo. Es algo que también encontrarás en la música de Animal Collective, que es otro grupo que ha sido una de mis últimas grandes influencias. En definitiva que se podría explicar por muchas vías cómo termino llegando a este punto en el que ahora me encuentro”.

Anthony se explica, disco a disco

A PASO DE CEBRA (2001)

“Siempre me ha interesado explorar las diferentes facetas que me influían como músico: la música clásica, las influencias de la música folklórica de mi país, la república Dominicana y en general la música popular. Suelo comparar mi primer disco con el Alpeh de Borges, en cuanto que en él disparé todas las ideas que vas a desarrollar con el paso del tiempo”.

ANTHONY OCAÑA (2006)

Me había graduado y ya vivía en España, pero había vuelto a la República Dominicana a tocar en el Teatro Nacional como telonero de Egberto Gismonti, un músico brasileño maravilloso, y allí conocí a Guarionex Aquino, percusionista habitual de Michel Camilo y Tania María, y decidí hacer ese disco con él, en el que que todo su concepto percusivo estuviera muy presente. Es un disco en el que trabajan muchos músicos dominicanos: César Simón, Maridalia Hernández de los 4:40 de Juan Luis Guerra, Isidro Boadilla,…

SOLO (2008)

Decido hacer grabaciones sólo de guitarra, y el primero de esos trabajos se llamó precisamente Solo basado en composiciones mías de corte bastante tradicional.

WET FIELDS (2010)

Cuando agoté el concepto de Solo empecé a interesarme por la música experimental con bastante influencia de la electrónica. Era algo que me venía de la etapa de aprendizaje con Ingram Marshall, una etapa en la que yo experimentaba mucho con la guitarra eléctrica y los pedales, y decidí trasladar esas ideas a la guitarra española a partir de loops y delays. Ese trabajo se refleja en Wet Fields donde utilizo tanto la guitarra tradicional como la guitarra de diez cuerdas. Había compuesto una pieza titulada Ascending Soul que fue un encargo de Festival de Música Contemporánea de Villaviciosa de Odón para soprano y guitarra, y que imita al momento en el que un cuerpo se muere y asciende al cielo. Al presentarla en directo en directo se convertía en una pieza perfomática en la que la cantante tenía giraba sobre sí misma como un amplificador Leslie; el espacio era una sala de conciertos al aire libre con unas grandes paredes, el sonido rebotaba por doquier y el efecto era maravilloso. Este efecto no podía reproducirlo en estudio, así que aposté por explorar con la electrónica.

 

PLACERES EP (2012)

Desarrollo la idea de un trío formado por guitarra clásica, violín y cello, también utilizando pedaleras. Al final se quedó en eso, en un disco de corta duración, aunque me hubiera gustado desarrollarlo mucho más. Es un disco que curiosamente sonó bastante RNE Clásica.

 

IN TRANCE (2015)

Había llegado el momento de grabar ese disco que yo siempre había querido hacer, en el que me sentara a producir un montón de ideas que había dejado guardadas en el ordenador desde hacía muchos años. El que conozca mi trabajo anterior entenderá que este disco es la conclusión de todo eso. Me lanzo a incorporar muchas más influencias de música popular a un nivel rítmico y de instrumentación. Hay sintetizadores y guitarras eléctricas a través de loops y delays y además trabajé mucho con el ordenador: Logic y algún que otro sinte externo. Las percusiones, por ejemplo, están todas hechas con la guitarra y procesadas posteriormente. La idea era desarrollar las ideas más allá de lo que yo pudiese interpretar en directo; ahora bien, yo In Trance lo llevo al escenario, pero con arreglos distintos, lo adapto a las circunstancias en función de los músicos que tenga y los instrumentos de los que dispongamos. La música de In Trance está viva y seguirá evolucionando.