Se busca heredero para una de las tiendas de discos más antiguas de España

Francesc Miró

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En 2020, la Recording Industry Association of America publicó un informe que certificaba algo que, por otra parte, era vox populi en las tiendas de discos tradicionales: el vinilo había superado en ingresos por venta física al cedé. No ocurría desde 1986. 

En España, el mismo año, se vendieron 1,2 millones de vinilos, cifras de ventas similares a 2019, mientras otros formatos físicos veían cómo las ventas se desplomaban. De hecho, a pesar de las semanas que las tiendas estuvieron cerradas por el confinamiento, los españoles compraron 1.229.000 elepés de acetato, frente a los 1.338.000 del año 2019; el año con mejores datos de la historia según Promusicae

“Aquí vino mucha gente que esperaba que volviéramos a abrir casi con ansia. Nos echaban de menos”, cuenta Pepe Salvador, uno de los fundadores de Oldies. Cuando llegó la pandemia, el local que regenta junto a su mujer, Carmen Arnal, y otra pareja de socios –Vicent Fabuel e Isabel Aguilar– llevaba ya 42 años en activo. Ahora Pepe tiene 68 años y no puede más: este local, uno de los más antiguos de toda España, cerrará si los socios no encuentran a alguien que lleve a cabo un relevo generacional, que los sustituya al frente de la tienda. 

Cerrar a pesar de resurgir

“No tiene nada que ver con que el negocio vaya mal, al contrario: nos va muy bien con el vinilo. Pero los socios tenemos ya una edad. El cuerpo no es el mismo. Las energías tampoco”, confiesa Pepe Salvador a elDiario.es. 

Él y Carmen Arnal se mueven inquietos detrás de un mostrador, que les complica el movimiento en dos metros cuadrados franqueados por una mampara propia de tiempos pandémicos. Ninguno para quieto un solo segundo: ordenan fichas, enfundan vinilos, recogen pedidos por teléfono, apuntan nombres de álbumes en inglés en bloc de notas con las páginas amarillentas. Da la impresión de que si ellos se paran, la tienda se viene abajo. 

El negocio va bien gracias al vinilo, pero llevamos en esto demasiado tiempo. Cuando ves que los banqueros se prejubilan con cincuenta años, piensas: ¿y a mí cuándo me toca?

“Tenemos mucho trabajo, pero ya llevamos en esto demasiado tiempo. Cuando ves que los banqueros se prejubilan con 50 años piensas: ¿y a mí cuándo me toca?”, se pregunta Salvador. 

“Cuarenta años son muchas batallas, hijo”, sigue Carme Arnal. “Esto no es solo un trabajo: es un proyecto de vida lleno de recuerdos y de personas para las que esta tienda significa algo”. Antes del Oldies, ambos tenían una librería y papelería. En el 78, en otro local de la calle Zapadores, abrieron una tienda de discos llamada Carraixet, y poco después se les unieron Isabel Aguilar y Vicent Fabuel, con los que fundaron la actual Oldies en la calle Mare de Déu de Gràcia. Hoy es una de las tiendas que más años lleva en activo de todo el país, junto a otros locales míticos como Escridiscos en Madrid o Paradiso en Gijón. 

“Este sitio necesita un relevo. Las personas que por ahora se han mostrado interesadas, y entenderás que no diga nombres, rondan siempre los 40 años. ¡Es casi lo mismo que lo que llevamos abiertos!”, exclama Pepe Salvador. 

“En el panorama hay de todo. Hay gente que encuentra un relevo y gente que cierra. En los ochenta, en cualquier ciudad como esta, tenías decenas de locales”, reflexiona Salvador. “Hoy quedan cada vez menos, pero las que aún siguen abiertas, resisten. Tal vez por eso mismo: cada vez tenemos menos competencia”, bromea Arnal.  

Ambos coinciden en que el resurgir del vinilo –matizado y matizable si se comparan los números en España y en países como Estados Unidos o Reino Unido– ha sido un balón de oxígeno para ellos. “Afortunadamente hemos visto un giro, porque el vinilo se escucha cada vez más y el perfil del comprador resulta ser muy variado”, explica Salvador. “Aquí viene gente de 16 y de 60 años, y vienen a lo mismo: a comprar vinilos. Y eso nos ha dado un empujón, la verdad”.

La razón de este resurgir, según Salvador y Arnal, se basa en valores intangibles. “La gente prefiere tener el objeto”, defiende Arnal, “cuando escuchas en Spotify no puedes tocar nada, es como si no tuvieras nada, porque no te pertenece. Además, en el vinilo no te meten publicidad”. Salvador, por su parte, confiesa que “el cedé nunca me ha convencido del todo. Siempre me ha parecido algo frío. En cambio el vinilo tiene cierta calidez que otros formatos no te dan. Y creo que, como yo, también piensa mucha gente”. 

Cuarenta años de historia de la música 

El cartel de “Se traspasa: Razón Aquí”, cuelga de la entrada de Oldies desde hace unas pocas semanas. Destaca en el escaparate derecho de la tienda, sobre un barroco cúmulo de libros, cedés, pósters y vinilos. Cuarenta años de actividad dan para ver con perspectiva cómo ha cambiado la comprensión y el consumo de la música en nuestro país. 

“Cuando empezamos, lo que más vendíamos era la Banda Sonora de Grease y la de Fiebre del sábado noche. Ahora bandas sonoras vendes pocas”, cuenta Carmen Arnal. “Bueno, también vendimos muchísimo el Diki, Diki de Amina. He de decir que el flamenco de este tipo tiraba mucho. Lo llamábamos 'música de gitaneo', y hoy se escuchan cosas muy parecidas”, describe haciendo una referencia nada velada a un disco de Rosalía que se puede ver detrás del mostrador. 

Durante los setenta y los ochenta, Oldies se posicionó como uno de los lugares clave de la cultura musical valenciana. En ella se encontraban discos que no se podían adquirir fácilmente: música en lenguas cooficiales del Estado, editadas por sellos independientes que nunca llegaban a pasar las puertas de un Corte Inglés o unas Galerías Preciados. “Un negocio debe ser cuanto más variado mejor para poder sobrevivir”, argumenta Carmen Arnal, “nosotros nunca nos hemos cerrado a nada, y hemos traído música, cantautores y cantautoras de todo el Estado español, en cualquier idioma, también cuando era imposible encontrar su música en ninguna gran superficie”. 

Buscamos a alguien con más energía, más joven y con su propio enfoque... pero que deje la persiana levantada

“Esto es algo más que una tienda”, opina Pepe Salvador, “es un sitio importante para mucha gente y por eso queremos que alguien más joven retome nuestra labor”. Para este fundador del mítico local valenciano “Oldies es un punto de referencia cultural”. “Entiendo que si no queda más opción, haya quien opte por vender todo el género, deshacerse del fondo, y adiós muy buenas. Pero ojalá hubiese una continuidad”, añade. 

Arnal y Salvador dicen buscar “alguien con más energía, más joven, que imprima en este lugar su propio enfoque... pero que deje la persiana levantada”. Sangre nueva para que Oldies resurja igual que el vinilo. Para que cuando alguien piense en comprar música pueda pensar también en una tienda de barrio, de proximidad y con historia, que el tiempo y las grandes superficies no han conseguido borrar del mapa.