Aprende a cantar con el cancionero de Vainica Doble

España, 1969: dos señoras jóvenes, una pintora de 37 años y una profesora de música de 35 deciden formar un grupo. Llevan algún tiempo cantando y pasando canciones a otros artistas. Uno de sus temas, El afinador de cítaras interpretado por el cuarteto madrileño Nuevos Horizontes, había llegado a ser un pequeño éxito. Se hicieron llamar Vainica Doble y sus sintonías televisivas se infiltraron en todas las casas conviviendo con el tresillo de skai y la Perrita Marilín de plástico blanco. Faltaban tres años para que Franco pescase su ballena pero ya había nombrado heredero a Juan Carlos de Borbón.

Se suponía que el mundo había cambiado desde la primavera anterior. Las jóvenes adoptaban la moda zíngara y abandonaban la laca y los rulos Las noticias sobre Bob Dylan en la Isla de Wight y las matanzas de la Familia Manson ocupaban las primeras planas del kiosko, y la Guardia Civil parecía que no tenía nada mejor que hacer que ir de tienda en tienda para requisar las copias de “Je t’aime moi non plus” de Gainsbourg y Birkin. Iván Zulueta estrenaba “1, 2, 3 al escondite inglés” y ya llevaba un año lanzando el “Último grito” de la modernidad todos los miércoles en la segunda cadena de TVE.

Por supuesto, pasaban muchas cosas más, algunas trágicas, otras deprimentes, la mayor parte aburridas. El mundo pop permanecía al margen, cerrado en sí mismo, en sus frustraciones y deseos al margen de la realidad. Como siempre.

La carrera de Vainica Doble se extendió hasta el año 2000 y, a pesar de sus escasas presentaciones en directo debido al pánico escénico, marcó la música española para siempre. Sus canciones han ido creciendo en el recuerdo hasta consolidarse en un presente continuo musical exclusivo, femenino, profundo e inteligente. Y muy influyente.

El libro de Editorial Morsa, Cancionero de Vainica Doble, reúne por primera vez todas las letras escritas por Carmen Santonja y Gloria Van Aerssen, con ilustraciones dedicadas a cada canción. Hablamos con algunas personas relacionadas con el dúo, su trayectoria y su difusión posterior.

Gabriel Bravo, director de Editorial Morsa.

Cancionero de Vainica Doble es un proyecto que ha estado gestándose mucho tiempo en mi cabeza. Morsa es una editorial de tierra donde los mamíferos acuáticos se hacen más lentos, así que hemos necesitado casi 16 años para llegar a la costa de Vainica Doble. Durante el último año he dedicado al libro cada rato que tenía libre. A escuchar las canciones, recopilarlas, corregirlas, estudiarlas, discutirlas… Digo discutirlas porque este proyecto nunca hubiera sido posible sin la ayuda de Fran Barquero, un gran diseñador que comparte un amor inmenso por el grupo.

Siempre he sido fan de Vainica Doble, creo que estaban ahí desde siempre, acomodadas en mi mente por la música que hicieron para televisión.

Morsa no es una editorial de superventas (aunque le gustaría). Los libros que hacemos son nuestro credo particular, defendemos la cultura por encima del dinero y publicar al dúo madrileño ha sido como alcanzar una estrella. Creo que libro tiene interés porque Carmen Santonja era una gran poeta, avanzada a su tiempo, y creíamos que -aunque siempre está bien escucharlas- leerlas te permitirá conocer mucho mejor su mundo poliédrico.

La serie Música para Morsas no sólo publica las letras de las canciones de cantantes o grupos, es una colección que se relaciona con los músicos a través de sus letras, como en este caso, o también en otras vertientes creativas que utilicen la escritura o el dibujo… Por esa razón pienso que me encantaría publicar un libro con Nick Drake, Rafael de León, Joe Crepúsculo, Las Vulpess, Paloma Chamorro… La olla de Morsa siempre está en ebullición. Por ahora nos toca disfrutar este libro.

Blanca LacasaPeriodista, escritora y diseñadora. Cantante de Plastic d’Amour.

No fui yo quien escogí ilustrar Sígueme, me la sugirieron desde la editorial. Y fue un absoluto acierto porque soy de naturaleza indecisa y me habría costado cien vidas escoger una entre el maravilloso cancionero de Vainica. Por otro lado, es una de mis canciones favoritas.

Tras darle alguna vuelta y hacer algún boceto, me vino la idea de la línea continua -y clara- por aquello del “sígueme.” Me puse la canción en loop y me deje ir “donde nos lleve el instinto”. En la ilustración traté de seguir un poco ese hilo argumental, un camino algo tortuoso, pero continuo, a través de laberintos, lluvias, refugios, desiertos y oasis... Y ellas dos ahí, fundidas y confundidas con el resto. En línea ascendente, hacia el cielo.

Del resto de los dibujos del libro, me gustan mucho el de El oso poderoso: ese rollo de ilustración antigua infantil como de países del este me encanta. La línea me recuerda un poco a los dibujos aquellos de Pepita Pulgarcita. En el dibujo de Canción del eslabón perdido hay algo que me deja maravillada quizá porque me trae a la memoria El planeta de los simios o porque tengo cierta fijación por dibujar pelo como espagueti. Me parece una imagen perfecta la de La funcionaria, casi podría ser un papel pintado: esa lágrima, los botones y los ojos. O La escalera con una composición chulísima, ese modo como se miran los personajes, ese blanco y negro...

Javier Furia

Pintor, músico, fundador de Radio Futura.

Compré el primer LP de las Vainica en el rastro de Tetuán. Estaba nuevo, lo compré caro. Ese fue el disco que empezó a circular de mano en mano en la época de la nueva ola. Luego Carlos (Berlanga) se lo prestó a un amigo nuestro que se lo dejó en la parte de atrás del coche y empezó a ir la portada por una parte, el disco por otra… Al final, lo volví a comprar porque estaba hecho un asco.

Vainica siempre me atrajeron. Cerca de casa, había una tienda de electrodomésticos que tenía zona de discos y en el escaparate pusieron el de La Bruja, el primer single que sacaron. La tele también hizo mucho: las sintonías de las series de Jaime de Armiñan que eran canciones suyas.

Carlos conocía a Carmen y Gloria por su familia y me las había presentado. Me acuerdo que me puse muy nervioso. Les preguntamos “¿Por qué no hacéis conciertos en directo?” y ellas nos contestaron: “Antes no queríamos, pero ahora estamos pensándonoslo porque el monedero anda un poco flojo”.

Eran unas chicas que cogían la guitarrita y se ponían a cantar y tú, de repente decías: “¿Qué están diciendo?”. Eran muy originales, muy populares, se basaban en la música popular y tenían el mérito de que hacían muy buenas armonías y las melodías también eran muy buenas. Ellas eran hippies, creo que de las primeras, con Maria Jesús -la madre de Carlos- y toda esa gente que eran muy hippies. Eran unas rebeldes aunque al principio estábamos con Franco y no podían decir todo lo que querían pero quedaba claro que no estaban muy de acuerdo.

Gonzalo García Pelayo

Cineasta, jugador profesional, productor.

El disco Contracorriente se grabó en Kyrios que era el mejor estudio, con muy buenos técnicos, Pepe Loeches y Pepín Fernández, los mejores de España. Por aquel entonces, yo prácticamente vivía en el estudio, grababa más de dos discos al mes. Es posible que a la vez estuviéramos grabando Electroccid Àccid Alquimístic Xoc de Pau Riba.

Fueron ellas las que me contactaron y yo estaba encantado. Me buscaron para dar un ambiente más roquero. Trajeron el disco ya preparado, con las canciones arregladas por un guitarrista de Huelva llamado Rafa Gálvez. Querían que colaborasen algunos artistas del sello Gong como Hilario Camacho o Gualberto. En discos como el de Vainica, yo me pongo muy pocos méritos: mi función era facilitarles la entrada en la compañía, el estudio, las dietas de comida.

Hicieron lo que ellas quisieron. He oído comentar alguna vez que no les gustaba cómo había quedado, pero a mí no me lo han dicho nunca. La sensación era que estaban encantadas. He vuelto a coincidir con ellas bastante y no les he oído quejarse de los arreglos ni nada. Yo creo que no lo dijeron nunca.

Tengo la discografía completa de Vainica Doble y me gusta muchísimo. Mi ideología musical es muy nacionalista, muy del Quijote: lo nuestro incluyendo Latinoamérica y Cuba. Hay una canción, Déjame vivir con alegría, que me parece como un programa que refleja todo el espíritu de la serie Gong. En esa canción está Triana. Me dicen que en mis películas choca el amor a la tradición y la transgresión: todo eso está en esa canción.

Contracorriente funcionó lo normal en un sello como Gong, no fue un gran éxito. Nos manteníamos gracias al éxito concreto de Lole y Manuel, de los cantautores Labordeta, Luis Pastor y Amancio Prada y, más tarde, de Triana y María Jiménez. Pero, sobre todo, de los chilenos. Estábamos vendiendo mucho a Quilapayún y Víctor Jara.

Julio Pollino Tamayo

Bloguero 

La decisión de recopilar toda la información existente sobre las Vainica Doble, muy dispersa e inconexa, se debió a que todo lo que leía sobre ellas eran lugares comunes obviando siempre la profundidad, la oscuridad, el contrapunto de sus letras y la riqueza musical de sus canciones, que van mucho más allá del pop alegre y facilón de muchos de los grupos que se reconocen sus herederos.

Vainica Doble son dos niñas terribles que, para que les dejen salir sus padres de marcha, esconden sus minifaldas de cuero bajo hábitos de monja. Unas roqueras con piel de cordero que encubrían su rebeldía con delicadas melodías. Son una especie de actualización de las Coplas de Ciego, de los juglares medievales.

Demostraron que se puede hacer música compleja con apariencia de sencillez. Una música moderna que no desprecia la tradición, que convive en perfecta armonía con la música clásica y el folklore popular. También demostraron que se pueden hacer letras comprometidas, concienciadas, incluso contestatarias, sin resultar panfletarias, pedantes, pretenciosas o aburridas. Y, sobre todo, que no es incompatible la inocencia con la ironía, la melancolía con el optimismo, ni la belleza con la oscuridad.

La Rata de Antequera

Cantante, especialista en versiones de Vainica Doble.

Yo las había seguido desde siempre: cuando hacían las cabeceras de las series de Armiñán, que tenía ocho o nueve años y me parecía que eran súper distintas a todo lo que había. Las voces me encantaron: era oírlas y te llevaban a un paraíso. Era el cielo para mí. Me gustaba mucho la voz de Gloria y era maravillosa la segunda voz que hacía Mari Carmen. Y las letras: Mari Carmen tenía mucha cultura y metía sus frases lapidarias.

Me he tenido que comprar sus discos en CD porque los tengo machacados. Heliotropo (Ariola, 1973) es el disco que más debo haber oído en mi vida. El primero (Ópalo, 1971) es muy bueno, Heliotropo,  maravilloso; Contracorriente (Gong, 1976), fabuloso. Todos… Taquicardia (Nuevos Medios, 1984) me costó un poquillo de entrar porque metieron mucha cosa instrumental y es más raro. El último, En familia (Elefant, 2000): precioso. Ya estaba Mari Carmen malita y el dúo lo tuvo que hacer Gloria. Se dobló la voz ella misma en muchos temas porque la otra no podía.

Siempre he metido algún tema de las Vainica en las cosas que he grabado. En el 94 hice un disco todo con versiones de Vainica Doble con una canción original que me dieron ellas, El chotis de la mujer trabajadora. Luego salieron otros homenajes que tuvieron más bombo y platillo, pero la verdad es que el mío es más bonito. También he hecho otro disco que llevaba dos canciones de Vainica doble y una cassette tipo carretera que también llevaba otras dos o tres. Además, les hicimos un homenaje y ahí canté El rey de la casa. Ahora estoy un poco retirado -aunque estoy mejor que nunca de voz porque he dejado de fumar- pero soy un poquito vaguete, no tengo mánager y no sirvo para ir llamando.

Yo creo que la herencia de Vainica Doble seguirá. Las generaciones venideras las oirán y alucinarán porque el panorama musical está un poquito raro últimamente. ¿Qué vas a oír? No quiero dar nombres, pero hay una mediocridad que no es como los 70 y los 80 que había maravillas.