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Diez compositoras del Barroco francés silenciadas por la historia alzan la voz en un templo románico de Zamora

La compositora Elisabeth Jacquet de la Guerre, en una pintura de François Troy

José María Sadia

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Desde que descubrió el violín barroco, la joven intérprete francesa Sophie de Bardonnèche toca las partituras de la compositora Élisabeth Jacquet de la Guerre (Francia, 1665-1729). “Su música me emociona enormemente, no se parece a ninguna otra y tengo la impresión de poder expresar multitud de sentimientos cuando la interpreto”, reconoce. Lo que ignoraba al principio es que las notas de De la Guerre le abrirían las puertas a un universo inesperado de compositoras de época barroca —todas ellas mujeres de los siglos XVII y XVIII— que habían sufrido un estigma común: sus creaciones (muchas de ellas extraordinarias) han sido silenciadas por una historia de la música que solo tenía oídos para los hombres… hasta ahora. El próximo 4 de octubre, Bardonnèche publica el disco Destinées (Alpha), que reúne obras de una decena de estas mujeres ignoradas. Un día más tarde, interpretará su música en un escenario español cargado de historia: una pequeña iglesia románica del siglo XII en la ciudad de Zamora.

Durante cinco años de investigación, Sophie de Bardonnèche ha exhumado los trabajos de un sorprendente número de féminas, pero también ha descubierto el drama que se escondía tras ellas. La biografía más conocida, sencillamente espeluznante, corresponde a la citada Jacquet de la Guerre. Se casó con el también músico Marin de la Guerre y juntos se trasladaron a París, donde él ocupaba el puesto de organista en la colorista Sainte-Chapelle. “Probablemente se casó por amor, algo muy raro en aquella época, y tuvieron un hijo que, al parecer, también estaba muy dotado para la música, pero solo unos años más tarde fallecieron su marido, su hijo, su hermano y sus padres”, relata la violinista. “Se encontró completamente sola, debió de ser una época horrible, pero no se vino abajo; compuso y publicó una serie de sonatas que yo misma he podido tocar unos siglos más tarde: en ellas, el sentimiento de tristeza es muy poderoso”, confiesa.

La música, seguramente, como medicamento para el alma. El caso es que, motivada por su tragedia personal (o, simplemente, superviviente a ella), De la Guerre se convirtió en “la primera mujer con una carrera deslumbrante, reconocida tanto como intérprete como compositora”, destaca Bardonnèche. Entre sus logros, la publicación de la primera colección de sonatas para violín en Francia, exhibiendo una mezcla de estilos que Sophie achaca a “una personalidad increíble e inspiradora”.

Años buceando en los archivos

“Junto a Isabella Leonarda, De la Guerre quizá sea la más conocida de estas mujeres olvidadas cuya memoria Sophie de Bardonnèche ha ido explorando y rescatando”, cita Alberto Martín, director artístico del ciclo Músicas Cercadas, que estrenará oficialmente el disco Destinées en directo, si bien el proyecto ya vivió una especie de premier el pasado 12 de septiembre en la Semana de la Música Antigua de Álava y regresará a Madrid el próximo enero.

Más allá del tema capital que aborda el trabajo discográfico —las mujeres ignoradas, silenciadas— Martín destaca que es fruto de “una serie de años de estudio y eso es lo importante, la faceta del intérprete como investigador; no solo toca una partitura sino que ha buceado en un archivo y conoce la fuente de primera mano”. “Habría que preguntarle a Sophie por ello —continúa el responsable artístico del ciclo musical—, pero, seguramente, ese conocimiento le permite desarrollar una creatividad que hemos perdido en el mundo de la música”.

Si es por tiempo, la violinista francesa confiesa que ha dedicado a este estudio “cada momento libre”, “una cantidad incuantificable de horas” en los últimos años. Sus esfuerzos se han dirigido a archivos diversos, aunque fundamentalmente a dos: la Biblioteca Nacional de Francia y el registro del Palacio de Versalles. “He tratado de leer todas las colecciones de partituras escritas por compositoras barrocas francesas, y algunas de estas obras me han llevado a otras, dentro de un auténtico laberinto de búsquedas”, confiesa la autora de Destinées, dejando entrever la complejidad de la investigación: “Ha habido dificultades a todos los niveles, en ocasiones he perseguido sonatas cuya existencia conocía, pero he sido incapaz de encontrarlas”.

He tratado de leer todas las colecciones de partituras escritas por compositoras barrocas francesas, y algunas de estas obras me han llevado a otras, dentro de un auténtico laberinto de búsquedas

Sophie de Bardonnèche Intérprete

Aunque la mayor sorpresa —un hallazgo completamente ignorado antes de este trabajo— es la cantidad de mujeres compositoras que añadiría a la identidad de De la Guerre. “He encontrado muchas más de las que voy a interpretar en este concierto; de hecho, había muchas más mujeres presentes en la vida musical de las que nos imaginamos hoy, y yo he sido la primera sorprendida”. De ahí que (aunque se puede intuir la respuesta) la pregunta sea obligada: ¿por qué no fueron reconocidas por la sociedad de su tiempo? “Es una cuestión compleja, porque también ha habido muchos compositores hombres que han sido silenciados, dado que la historia solo se queda con algunos nombres, y no con todos”, reacciona Bardonnèche. “En el mundo de la música siempre ha existido una tendencia a no volver a tocar obras escritas anteriormente, y todavía menos si eran de mujeres; creo que, igual que en la actualidad, existen prejuicios sobre el hecho de reconocer que en esta época hubiera mujeres dedicadas a la música, y mucho menos compositoras”, reflexiona.

Estudios de género en los años 60

Aunque el uso de la perspectiva de género en este ámbito puede parecer un criterio innovador, el director de Músicas Cercadas sostiene que no lo es tanto. “Los estudios de género ligados a la música no son nuevos, en España arrancan en los años sesenta”, revela Alberto Martín. “Hoy, la historia de la música se aborda desde múltiples perspectivas, como en las humanidades en general; en nuestro país, la Sociedad Española de Musicología (Sedem) ha desarrollado una mesa de trabajos sobre estudios de género y existen nombres importantes en este ámbito, como la profesora Pilar Ramos”. Para Martín, lo “verdaderamente novedoso” sería que las obras de firma femenina tuvieran mayor protagonismo en los recitales de música antigua y que “compartan protagonismo con los autores más clásicos”, como ocurrirá, precisamente, en el ciclo Músicas Cercadas.

Antes de que ese deseo cobre forma, cabe preguntarse a qué suenan las notas de estas mujeres ignoradas, aunque la música trascienda el papel y sea complicado describirla. Pero Sophie de Bardonnèche tiene la respuesta: “No creo que compartan características comunes por el hecho de ser mujeres. ¡En absoluto hay una forma femenina de componer! Cada una escribe de una manera muy diferente en función de su carácter, sus orígenes, su formación y en este disco yo misma presento obras muy diferentes”. Y así, Destinées recoge composiciones de personalidades tan sorprendentes como la de Mademoiselle Duval, quien dirigió una de sus composiciones en la Ópera Nacional de París cuando solo tenía 18 años, junto con nombres como Mademoiselle Laurent, Gresdon de Presles, Fumeron o Papavoine.

Curiosamente, todas ellas se reunirán más de dos siglos después —el sábado, 5 de octubre—en uno de los escenarios que mejor puede hacer sonar su música (la presentación en Francia tendrá lugar en noviembre, en la Filarmónica de París). Esta es la segunda edición del ciclo Músicas Cercadas y se celebra en la iglesia de San Cipriano, un templo románico que reúne una serie de características acústicas y arquitectónicas envidiables para este tipo de repertorios“, subraya Alberto Martín. Entonces, Sophie de Bardonnèche se rodeará del clavecinista Justin Taylor y de la violagambista Lucile Boulanger para comenzar a hacer justicia a estas Destinées, es decir, a estas mujeres ”destinadas“, ”predestinadas“ o, simplemente, ”elegidas“. ¿Serán ellas, las francesas, las únicas olvidadas por la historia o habrá otras ”elegidas“? ”Por supuesto que las hay. En Italia hay muchas mujeres compositoras, y también las hay en Inglaterra. Y seguramente, también en España. Están esperando a que nos tomemos el tiempo de redescubrirlas, pero estoy segura de que existen“, confiesa la violinista, a pocos días ya para el estreno de su trabajo.

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