Entrevista

El dúo Miranda! repasa sus 20 años de carrera: “Nuestra música ha formado parte de los cambios sociales”

Clara Nuño

29 de junio de 2024 22:48 h

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Coincidieron en un piso de amigos comunes en octubre de 1998 y ya no volvieron a separarse. Él quería ir a un concierto, el primero que daban los alemanes Kraftwerk en Argentina, pero no podía pagarlo. Ella no. Solo fue alguien que se cruzó en su camino, fortuita, en un día que pretendía haber sido de otra manera. Aquella noche, sin embargo, se plantó la semilla de lo que, años después, se convertiría en Miranda!, la banda de pop electrónico más famosa del país americano. 

Entonces, Ale Sergi y Juliana Gattas tenían poco más de veinte años y les gustaba el vodevil, el cabaret, el jazz y el teatro. Sobre todo el teatro. Se lanzaron, casi de inmediato, a la busca de un sonido propio al que decidieron llamar electropop melodramático -aún lo hacen-.Recopilaron sus primeras maquetas en CDs baratos que fueron repartiendo por las calles, de bar en bar, como fanzines. Luego, llegaron las demos a las peluquerías. Ellos cuentan que allí les descubrió, mientras se cortaba el pelo, Gustavo Cerati, líder de Soda Stereo. Cerati les tendió la mano y les ayudó a volar. 

Después, llegaron la banda -Bruno de Vicenti y Leandro ‘Lolo’ Fuentes- y los discos que se sucedieron uno tras otro. Su primer gran éxito fue ‘Don’ (Sin restricciones, 2004). A mitad de la pista, en el original, suena lo que se convertiría, casi, en su grito de guerra: “Es un solo… ¡es la guitarra de Lolo!”. Una frase que, de escenario en escenario, recorrería toda Latinoamérica. Hasta que se hizo el silencio. Todos los grupos tienen su historia negra, la suya fue la del enfrentamiento con el ex guitarrista. Se separaron en 2014. Sergi y Gattas no han vuelto a entonar el cántico.

Al principio eran ellos. Después formaron una banda, luego fueron otra vez ellos solos. Los dos. Ale Sergi y Juliana Gattas, hoy ya no tan jóvenes, ya nada novatos, recorren en su último trabajo -que les ha granjeado otro pico de popularidad en su madurez- las canciones que los lanzaron a los brazos de la fama internacional cuando apenas despuntaba el nuevo siglo. Recién aterrizado en Madrid y a punto de comenzar la ruta de los cinco conciertos que tienen programados en España este verano, Sergi atiende desde un hotel a este periódico a través de una videollamada.

Empecemos tirando del hilo del recuerdo, ¿Qué fue Miranda! en los 2000 y qué es Miranda! hoy?

Para mí es más o menos lo mismo. Es el grupo que yo tengo, el que montamos con amigos para crear la banda que nos gustaría ir a ver. Juliana y yo nos consideramos fans antes que músicos, siempre ha sido así. Tocamos porque nos gusta, porque lo disfrutamos, y aún mantenemos ese entusiasmo intacto. Seguimos escuchando cosas nuevas, investigando, intercambiándonos información como hacíamos entonces. No ha variado mucho, sólo somos más viejos (risas). Seguimos tocando música pop de baile por una cuestión de gusto antes que de fidelidad. Buscamos el entretenimiento, la diversión. 

Cuando mira atrás, ¿qué es lo que más recuerda de sus inicios?

En lo que más pienso es en el proceso que ha atravesado la industria geográfica, la manera de escuchar música. Ha cambiado mucho desde que empezamos [2001]. Yo siempre he escuchado mucha música, primero en vinilo y después en CD, pero desde que arrancó Miranda! todo comenzó a girar muy deprisa. Recuerdo que del CD cambiamos al ‘streaming’ y hubo un momento en el que no se sabía muy bien cómo conseguir la música. ¡Al final la bajábamos todos pirata! [risas], luego llegaron las plataformas y tuvimos que adaptarnos.

Ahora hay más música disponible que nunca en la historia, cualquiera puede subir sus maquetas y llegar, en potencia, a un montón de gente. ¡Fíjate!, pienso en cosas que hicimos entonces y hoy casi suenan un poco ridículas. Grabábamos las demo y las vendíamos en los recitales. Era todo un proceso muy artesanal que íbamos montando en nuestras propias computadoras. Lo pasábamos bien, pero tuvimos que trabajarlo todo desde abajo. Hemos vivido un cambio enorme en muy poco tiempo. 

El público en España se relaciona de manera más dispersa, come y habla en los conciertos. Cuesta más llamar la atención. Creo que es porque estáis acostumbrados a ver muchas giras

Veinte años son casi una vida. En dos décadas pasa de todo, muchos grupos rompen o se abren heridas, a vosotros se os abrió la de la marcha de Lolo, el guitarrista, ¿Cómo ve en retrospectiva ese desamor?

No sé si llamarlo desamor. Al final, cada uno tenía ideas e intenciones diferentes sobre qué hacer con su carrera. Nosotros empezamos sin pretensiones, éramos un grupo de amigos que iba a tocar a los lugares donde nos gustaba bailar, pero entonces la cosa se fue haciendo grande y aparecieron otras obligaciones que no todos tenían ganas de tomar. A medida que la popularidad del grupo fue creciendo hubo más cosas que hacer. No todo era música, y unos estábamos más cómodos que otros. Hace tanto tiempo de aquello que ya no lo pienso, llevamos más años trabajando con nuestra banda actual que con Lolo. Fueron siete años, nada más. La separación no fue grata, pero tampoco un drama. 

Con la mirada aún puesta en el pasado, vayamos a vuestras influencias, hablemos quizá de la más importante, Soda Estéreo y Gustavo Cerati, ¿Qué ha supuesto su figura para vuestra carrera?

Ha sido una influencia muy grande porque, claro, éramos súper fanáticos y el nos contactó y llegó a recomendarnos cuando éramos muy chicos. Puntuó nuestra primera canción, “Imán”, en un suplemento de rock y acabamos tocando con él, pero si tengo que señalar la influencia más grande diría que está acá, en España. Hay una tradición de pop que no teníamos en Argentina, es un país más rockero. 

Hablamos el mismo idioma, pero tenemos culturas distintas, ¿Qué diferencias notáis entre el publico español y el argentino?

Cuando tocamos aquí por primera vez, vinimos de la mano de Fangoria. Fuimos sus teloneros durante tres o cuatro conciertos y eso nos acercó a una base de fanáticos fieles que se mantiene aún hoy. Eso fue en 2007 y desde entonces hemos tocado en España varias veces. Lo que yo he notado, invariablemente, es que el público se relaciona de manera más dispersa, come y habla en los recitales. Cuesta más llamar vuestra atención y creo que es porque en España estáis acostumbrados a ver una gran cantidad de giras. Y eso en Argentina no pasa. Yo aquí voy por la calle y está cuajada de cuártelos de los grupos que van a tocar este año. ¡Viene todo el mundo!, allí es un acontecimiento, no hay tanta cantidad de conciertos. Eso moldea el comportamiento del público

Vayamos ya, hacia vuestro último disco, Hotel Miranda! (2023) ese traer al presente vuestros grandes hits con colaboraciones de la talla de Calamaro, Lali, Emilia o Francisca Valenzuela

Este es el disco que hacen todas las bandas en algún momento de su carrera. Unos hacen versiones en acústico, otros remixes en sinfónico, en vivo… hay mil maneras. Nosotros elegimos regrabar nuestras canciones con nuevos productores y diferentes cantantes. Decidimos hacerlo así porque nos parecía la manera más sencilla de alejarnos del proceso, que se apropiaran de nuestra música artistas que nos gusten. Darles libertad aunque supervisáramos el proceso.

¿Se les ha quedado alguna en el tintero?

¡Muchísimas!, pero por suerte no nos vamos a quedar con las ganas porque estamos preparando una sucesión de este disco y que se va a llamar “Nuevo hotel Miranda!”. La diferencia es que esta vez van a ser canciones inéditas que también grabaremos con artistas y productores invitados.

Hablemos de Argentina en particular y en Latinoamérica en general, ¿Cómo cree que ustedes han impactado en la escena musical y social de vuestro país y continente?

Siento que nosotros acompañamos un cambio social que tiene que ver con varias cosas en la englobadas en el desprecio. Cuando empezábamos hubo mucho prejuicio con nuestro trabajo y se nos llegó a asociar con ciertas preferencias sexuales. Como si escuchar un tipo de música u otro te encasillara en una sexualidad u otra. ¡Ja!

Cuando empezábamos hubo mucho prejuicio con nuestro trabajo. Como si escuchar un tipo de música u otro te encasillara en una sexualidad u otra

Nos lo tomamos con humor, pero se decía con tono ofensivo. Eso hoy ha cambiado, la gente ya no señala tanto, hay menos encorsetamiento. En los festivales se mezclan distintos géneros, cosa que hasta hace unos años era impensable. Han cambiado muchos discursos para bien, y yo siento que nuestra música ha formado parte de este cambio. No somos los únicos responsables, pero sí que hemos sido protagonistas activos.

Se convirtieron en iconos de lo gay, lo queer, muy pronto, ¿cuál es su radiografía social del tema en este momento?

Todavía queda muchísimo trabajo por hacer, claro. Pero creo que, aunque el mundo esté convulso, los cambios se generan de todos modos. Y si te ponen un palo en las ruedas más aún. Ahora, por ejemplo, ya no se hacen tantos comentarios peyorativos sobre las preferencias sexuales de los demás, queda mal decirlo. Eso es un paso. Yo soy un idealista y confío en la humanidad por más que pasen cosas feas en el ámbito político. Ninguna entidad puede dictar realmente el camino, es la gente quien lo construye y decide ser libre. Lo que sí me preocupa de verdad es que vaya por la calle y me peguen un balazo para robarme el celular, porque ahí sí se termina la cultura, se termina todo. Me intranquiliza mucho más eso, la inseguridad. 

Estáis viviendo un segundo pico de fama tras la edición de Hotel Miranda!, eso no es habitual ¿Cómo sobrevive una banda, un dúo, tanto tiempo en el ojo del huracán en un mundo en el que todo caduca tan rápido?

La verdad es que nosotros hacemos lo que hacemos desde el día uno y, afortunadamente, la gente siempre nos ha prestado atención, nunca nos detuvimos. Pero sí que es verdad que ahora estamos viviendo un segundo momento de popularidad, más grande incluso que el primero. Y yo creo que esto ha ocurrido porque se apoya en una carrera sólida, lo que hace que estemos mejor preparados en el escenario y, en definitiva, que nuestros nuevos discos y conciertos sean más profesionales

Llegamos al final de la entrevista y toca una pregunta clásica, obligada. Si un músico novel se topara con un artículo de Miranda! en 2024 buscando consejos para lanzar su carrera, ¿Cuál sería?

Daría el mismo consejo que le leí a Charly García cuando respondió a esta misma pregunta y nosotros éramos esos novatos a punto de lanzar nuestra carrera: “Grábense”. Tocar música es muy divertido, pero tenés que hacer que se igual de divertido escucharla. Cuando uno está emitiendo vos podés decir que sos “Wow”, pero realmente vas a saber si algo es bueno cuando lo escuchas a posteriori, en frío, tras el subidón. Ese me parece un gran consejo que sigue vigente. No hay otra, grábense y escúchense. Así podrán saber si se gustan a sí mismos. Ese es el primer gran paso.