She Makes Noise es un evento que tendrá lugar este fin de semana (del 27 al 1) en La Casa Encendida de Madrid. Pero She Makes Noise comenzó hace un par de años como un tumblr creado por Natalia Piñuel (Playtime Audiovisuales) para abordar una situación de lo más anómala: la postergación de las mujeres en la música electrónica. Sin entrar en grandes disquisiciones, esto se debe sin duda a una especie de pensamiento arquetípico según el cual las innovaciones en la creación son cosa de hombres.
Precisamente en electrónica esta postura carece de sentido. Durante la II Guerra Mundial y sobre todo en el Reino Unido, las mujeres fueron en gran medida las encargadas de operar con nuevas tecnologías como el radar, la radio o las primeras programaciones. Y no solo eso, sino que supieron ver las posibilidades que abrían dichas tecnologías. Desde el microondas hasta la música. Y, sin embargo y presentando pioneras tan indiscutibles como Maryanne Amacher, Yoko Ono, Annea Lockwood, Laurie Spiegel, Pauline Oliveros, Hildegard Westerkamp, Eliane Radigue o Daphne Oram, por mencionar solo algunas de las primeras pioneras, las mujeres se pintan casi siempre como yendo un pasito detrás.
Relatos hegemónicos de la electroacústica
Todo esto ya ha sido discutido mil veces en diferentes ámbitos de la creación, pero parece de justicia que se plantee en el terreno específico de la música electrónica. El festival, llamémosle así, no comienza con una de estas clásicas mencionadas anteriormente, sino con dos nuevas promesas que apenas el año pasado editaron su primer larga duración. Se trata por un lado de Klara Lewis (anglo/sueca) e hija del miembro del grupo Wire, Graham Lewis.
En su caso, como en el de LCC, abreviatura de las asturianas La Casis Casiotone, estamos ante una utilización muy peculiar de los samples y la electrónica. Tanto el disco de la una como de las otras, publicados en el sello austriaco Editions Mego fueron de los mejores debuts del año pasado. Las LCC presentan un espectáculo con fuerte carga visual a cargo de Adrián Cuervo, un hombre que viene a simbolizar que aquí no se trata de sectarismo, sino de poner algo interesante en marcha y donde las mujeres, porque tal es la propuesta, marcan los acontecimientos con música. Por cierto, LLC, que tienen amplia experiencia didáctica, darán el sábado (28) por la mañana un taller para críos y crías de 7 a 11 años con un nombre al menos bienhumorado: Taller Sónicos Huesitos Exquisitos.
Siguiendo con el viernes y conociendo las querencias cinéfilas de Natalia Piñuel, cabía esperar que hubiera cine. Y así es, en la sala de audiovisuales de LCE se proyectan dos trabajos de la americana Deborah Stratman, el corto de cinco minutos Second Sighted y el largometraje, O'er The Land (2009), de 51 minutos. Para el diseño sonoro de este último film, contó con Maryanne Amacher, un mito de la música experimental que falleció poco después de la finalización de la cinta.
Siguiendo en este ámbito audiovisual, decir que el sábado se proyectarán sendos documentales de la franco/americana Marie Losier. El primero de ellos, de diez minutos, trata de la música y performer Peaches. El segundo, de más de setenta minutos, sobre la increíble vida y obra de Genesis P. Orridge (Throbbing Gristle, Psychic TV…) sobre todo acerca de su unión simbiótica con su mujer Lady Jane. La película se llama The Ballad of Genesis and Lady Jane y se estrenó el año 2011. El domingo se proyecta una selección de obras cortas de Jeanne Liotta, Beatrice Gibson, Vicki Bennett (People Like Us) y Laida Lertxundi.
Pero regresemos a la música. La facción más tecnoide viene representada por otra casi-debutante, la americana Karen Gwyer. Lo suyo es el 4/4 propio del techno y el house con inclusiones de futurismo, ritmos africanos. La fiesta finaliza en alto con Paula Temple, que cierra el evento encarnando bien ese noise/ruido del título. Su concierto tendrá una componente visual en el trabajo de Jem the Misfit, una formidable VJ neozelandesa afincada -dónde si no- en Berlín.
Esto es lo que hay en una semana marcada por ofertas culturales de todo tipo, muchas de ellas bajo el paraguas de ARCO o de su cerveza asociada. Por suerte, en esta ciudad siguen existiendo alternativas al mainstream, sigue habiendo espíritu de aventura a niveles que no ponen sellos de exclusividad. En She Makes Noise no hay tarjetas ni negras ni VIP. Es otra historia.