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El festival Archipiélago rescata la música negada por los cánones

El músico y productor DJ DIAKI, uno de los artistas del Festival Archipiélago

Laura García Higueras

14 de junio de 2023 22:06 h

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El Museo Reina Sofía acoge este fin de semana el festival Archipiélago, que este año lleva como subtítulo El Hierro volverá a ser el centro del mundo. Un evento que va a recapitular lo aprendido en sus seis ediciones previas: cómo la música ha mutado dependiendo de determinadas condiciones migratorias y materiales, y cómo estas diluyen los límites entre la experimentación y la tradición. José Luis Espejo y Rubén Coll son los comisarios de esta muestra que arrancará este viernes en Madrid a partir de las 19h y acogerá actuaciones de artistas como la Agrupación Folclórica de Sabinosa, los Tenores di 'Bitti Mialinu Pira', DJ Diaki y DJ Travella. La entrada es libre hasta completar aforo.

“Nuestro interés es generar curiosidad y compartir conocimiento deleitando. Dar a conocer experiencias aparentemente raras pero de manera gozosa, con la escucha de cosas muy bellas y muy importantes para percibir el mundo de otra manera. O para conocerlo más”. Así explica el primero la razón de ser de una edición que va a funcionar “como cierre de ciclo, que no de festival, de una investigación que empezó en 2018”. Su punto de partida fue cuestionar el concepto de experimentación musical desde una pluralidad de geografías, épocas, genealogías, géneros y narrativas.

En 2022 evolucionó hacia aspectos más materialistas y propuso un análisis en torno a las corrientes marinas, los vientos y las rutas comerciales para entender las mutaciones musicales en distintas partes del mundo. En este tuvieron especial importancia los alisios, que soplan de este a oeste a nivel del mar y mecieron los barcos de exploradores y esclavistas hasta el continente americano.

Este es el motivo por el que El Hierro fue elegida por Cristóbal Colón para realizar su segundo viaje a las Américas en 1493, después de haber descubierto la corriente de viento por casualidad en su primera travesía. De ahí a que tampoco haya sido elegido al azar su subtítulo El Hierro volverá a ser el centro del mundo.

“La isla fue considerada durante siglos como el meridiano cero hasta que fue reemplazado por el de Greenwich en la Conferencia Internacional del Meridiano de 1884”, expone el también docente, “los ingleses ganaron la guerra cultural y, a partir de entonces, el imperio británico es el que tiene más posesiones en el planeta”. “Si volvemos a la época en la que El Hierro era el principio del mundo, lo que la prensa inglesa o un festival como el Primavera Sound dice que mola, aquí cambia. Es a partir de aquí desde donde se conforma la programación”, comparte.

Tras la presentación este viernes que correrá a su cargo junto a Rubén Coll, el festival proyectará la película Eles transportan a morte, escrita y dirigida por Helena Girón y Samuel M. Delgado. El largometraje partió de la canción de A contratiempo (Carabelas de Colón) de Chicho Sánchez Ferlosio. La trama se sitúa en 1492, año que representa el inicio del proyecto de dominación occidental y que sigue celebrándose como el descubrimiento del 'Nuevo Mundo'. Según reza la sinopsis, el filme “plantea un giro en el viaje colombino, lleno de citas al arte y a la cinefilia que hablan de la muerte, el suicidio y el duelo como un elemento geológico y mágico conectado por el magma”.

Rescatar la música negada por los cánones

El sábado será el turno de la Agrupación Folclórica de Sabinosa. “Hacen una danza que tiene de especial que su base rítmica es bereber”, explica Espejo, y cuyo origen se remonta a 1643. Se cuenta que en 1546, hubo en barco que en su viaje hacia la costa americana estaba en una zona de la isla de El Hierro llamada el Mar de las Calmas, donde las embarcaciones se resguardaban de los vientos alisios. Cuando los alimentos se terminaron, los pastores bajaron a la playa para proveer de provisiones a la tripulación, la cual les correspondió con una talla de la Virgen María.

El relato indica que este intercambio hizo cambiar los vientos y el barco pudo partir hacia el oeste. Los pastores, por su parte, guardaron el presente en una cueva y desde 1643, cuando se le atribuyó el fin de una sequía, comenzó la costumbre de festejar la Bajada de la Virgen, una celebración en la que los bailarines trasladan la talla por una ruta de distintos pueblos, acompañada de canciones para pitos, flautas, chácaras y tambores que marcan un ritmo sincopado que conserva la herencia de la música de los bombaches y bereberes que habitaban la isla antes de ser invadida por el reino de Castilla. “Traemos una música que ya no solo no está dentro de los cánones de la prensa británica, sino de los de este país. Y que está negada”, reivindica el comisario.

Después será el turno de los Tenores di Bitti 'Mialinu Pira'. El canto a tenore es una forma de polifonía dentro de la cultura pastoral de Cerdeña. Sus grupos están formados por cuatro voces: bassu, contra boche y mesu boche. En la región se piensa que este canto vincula a pastores, rebaños y montañas. De ahí a que la voz solista (boche) sea asimilable a la de un pastor que le habla a sus animales, mientras que el coro se encarga de crear la réplica no humana.

El siguiente en actuar será DJ Travella, procedente Dar es-Salam, la ciudad más grande de Tanzania. El artista es uno de los exponentes de la nueva ola de productores del país que han conseguido llevar el singeli, un género netamente local, al circuito internacional de la música electrónica y, de paso, abrirlo a otro tipo de influencias más propias de lo que se entiende por sonido urbano en Occidente.

A continuación, llegará DJ Diaji, que continúa el camino abierto por Seydou Bagayoko, pionero del balani show, un género con gran aportación desde los noventa entre la juventud de enclaves como Bamako (Mali). Al decaer su popularidad en la ciudad, se aceleró en fiestas articuladas en torno a sound systems en zonas rurales. El cierre correrá a cargo de una performance conjunta de los dos música, una colaboración con una clara intención: “Demostrar que no nos encontramos frente a una moda pasajera, sino ante un sonido contemporáneo con plena vigencia”.

Un festival dentro de un museo

“La industria musical de las majors no tiene ningún interés por generar curiosidad, que es el nuestro, porque es la vía para que la gente adquiera su propio conocimiento. Ellas lo que quieren es vender un producto manufacturado. Por eso se llama industria musical”, apunta el docente, para el que este evento se celebre dentro de un museo es “una suerte”.

El comisario sostiene como problemático que en España “la radio nacional genera un gusto a la fuerza”. “A fuerza de imposición, están la música urbana de Los 40 Principales, la música de pueblo y la supuesta de vanguardia que suena en Radio 3. Esto genera la distinción que señala Pierre Bourdieu: te sientes distinguido porque tienes más cultura que otra persona. Y la cultura no es algo que se consuma, es algo de lo que vivimos”, argumenta, “ellos te venden estos productos y con ellos van componiendo un gusto distinguido de lo que tienes que escuchar”.

Espejo valora además como “flagrante” el hecho de que las radios estatales, financiadas con recursos públicos, estén “doblegadas a los intereses de las majors, principalmente estadounidenses y japonesas. Esto es una situación dramática”.

Es por ello que defiende el concepto de ecosistema musical frente al de industria musical, ya que en la segunda “las cosas se fabrican y, en el caso de los ecosistemas, lo que se intenta es imitar espacios de colaboración”. “Esto permite que haya circulación de una música, que es la que las grandes compañías y medios de prensa más grandes no permiten que se oiga, se conozca”, afirma. Esa música que “se desmarca de la hegemonía cultural establecida por Estados Unidos desde la Guerra Fría, y que llegó en 1992 a España cuando Michael Jordan jugó los Juegos Olímpicos de Barcelona”.

Dentro de esta coyuntura, desde Archipiélago abogan porque la música tradicional esté al mismo nivel que la considerada vanguardista, contemporánea o electrónica: “Consideramos que no hay diferencia”. “Todas son músicas vivas”, celebra.

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