La portada de mañana
Acceder
La legislatura en el alambre de Junts
Instituciones, Ibex 35 y militares: todas las reuniones del rey en un año
OPINIÓN | 'Ingenio de disuasión masiva', por Elisa Beni

Entrevista

Fever Ray: “Hice una canción para fantasear con la venganza ante el acoso sexual y homófobo a mis hijos”

Se le reconoce por las voces. Esa mezcla de graves y agudos y vocales de ultratumba que envuelven al que escucha arrullado con el ritmo de los sintetizadores. También se le identifica por el aspecto, por el personaje con el que se enfrenta al público; una criatura andrógina de ojos saltones, toda pintada de blanco. A veces calva. Otras, rubia, casi transparente, con el pelo muy corto pegado a ras de cráneo. Es Fever Ray, el nombre artístico de Karin Dreijer (1975, Suecia), y también el proyecto en solitario de le artiste sueca desde que The Knife ―el duo de electrónica compuesto por los hermanos Dreijer― se separara en 2009.

Fever Ray, que lanzó su primer sencillo If I Had a Heart (2008) a la fama internacional al formar parte de la banda sonora de la serie Vikings, no abandona el legado de The Knife, uno de los grupos más importantes e influyentes del synth-pop internacional de este siglo, tanto por su sonido inconfundible como por su conocida implicación política en las luchas LGTB y feminista. Una forma de acercarse al mundo que atraviesan vida y trabajo de Dreijer quien, ahora, presenta por primera vez en España ―en el marco del festival Kalorama― su tercer álbum en solitario, Radical Romantics (2023), en el que arma un decálogo sobre el amor como mitología en las 10 pistas que componen la pieza, inspirada en la lectura que le artiste hace del ensayo Todo sobre el amor de bell hooks (1999).

Le compositore y cantante sueca atiende a este periódico desde la distancia de una videollamada. Lleva la cara lavada, una blusa blanca y parece una mujer tímida, normal, de 49 años. Pero es mucho más que eso. Dreijer ha señalado en múltiples ocasiones que es más complejo, que sus pronombres son They/Them (elle en castellano), por lo que la escritura de esta entrevista ha respetado sus deseos.

¿A estas alturas de su trayectoria qué o quién diría que es Fever Ray?

Para mí es un lugar. Un lugar en el que puedo jugar con mis ideas e intentar entender el mundo que me rodea, la sociedad en la que estoy inserta. Yo diría que es eso, sí, un laboratorio para investigar y entender dónde estoy.

Sus canciones, If I Had a Heart y Keep the Streets Empty for Me llegaron al gran público de la mano de series como Vikings o, más tarde, la alemana Dark. ¿Qué impacto han tenido en su carrera?

¡El económico, por supuesto! (Risas), sobre todo con Vikings. Ahí yo estaba comenzando mi proyecto en solitario y supuso un empujón para que pudiera dedicarme a la música a tiempo completo. Me permitió encerrarme en el estudio y trabajar. He vuelto a salir de gira estos dos últimos años, pero me gusta mucho el poder aislarme con mis composiciones e investigar.

¿Prefiere trabajar en soledad a subirse a un escenario rodeade de gente?

Antes me gustaba más, sí. Ahora no estoy tan segure, he ido cambiando y, al final, son dos cosas que van de la mano. Con mi equipo preparo un espectáculo sobre las tablas y, ahora mismo, estoy disfrutando mucho lo que hago.

Hablemos sobre su tercer álbum en solitario: Radical Romantics. Es un trabajo en el que cuenta con la contribución de los productores Trent Reznor y Atticus Ross, de Nine Inch Nails, y su propio hermano, Olof, que produce cuatro de los temas del álbum. ¿Cuál es la diferencia entre trabajar juntos en The Knife comparada con Fever Ray?

Ha pasado mucho tiempo desde entonces. Cuando empezamos en The Knife, teníamos claro que queríamos que fuera un proyecto democrático, horizontal. Teníamos que hacerlo todo juntos... pero fue divertido.

¿En qué momento decidió que quería colaborar con Reznor y Ross?

Tengo muchas colaboraciones en el álbum, pero el caso de Reznor y Ross es bastante prosaico. Estaba viciadísime a la serie Watchmen, ¡la llegué a ver tres veces!, y ellos eran los encargados de la banda sonora, que me encantó. Así que les llamé, pensé que sería divertido hacer algo juntos.

Les propuse colaborar en el single Even It Out, que se diferencia del resto de temas porque cuenta con un argumento claro. El de la venganza contra el que acosa a tus hijos en el colegio. Ya soy una persona mayor, tengo hijos, y sé que Trent (Reznor) también tiene varios hijos. Nuestra perspectiva conjunta sobre el tema, como adultos acercándose a la vejez, me parecía interesante. Lo curioso es que todavía no nos hemos visto en persona. No nos conocemos. Todo nuestro trabajo ha sido a distancia.

Hablemos de Even It Out y la fantasía de vengar a los hijos, ¿Cómo ha lidiado usted con el tema del acoso escolar? ¿Se le queda a une pegada la experiencia de por vida?

Depende, es posible que mucha gente no pueda desprenderse de ese suceso. Al final, todo consiste en cómo te relacionas con ello, qué haces con lo que te ha ocurrido. Muchísima gente vive experiencias traumáticas a lo largo de su vida y, en el caso de la infancia, creo que depende de cómo lo proceses. Todo lo que vivimos se queda con nosotros, la cuestión es cómo.

En el caso de la situación que atravesaron mis hijos, la viví con ira y mucha desesperanza porque la escuela no se hizo cargo. Estábamos hablando de un caso de acoso sexista y homófobo y la institución quiso pasar de puntillas. Mi manera de lidiar con ello fue fantasear con una venganza. Es algo poderoso en lo que pensar. Yo jamás saldría a hacer daño a un niño en la vida real, pero el arte te permite jugar con las ideas. Puedes matar a alguien sin hacerlo de veras. Una amiga me dijo que era la primera vez que veía cómo un adulto amenazaba a un niño en una canción porque en las primeras versiones puse el nombre real del agresor. Después lo fui matizando. Al final estas cosas suceden por la complicidad de los adultos que miran a otro lado, los niños que acosan también necesitan ayuda. Es el sistema escolar el que falla a la hora de proteger a los menores.

En el caso de la situación que atravesaron mis hijos, la viví con ira y mucha desesperanza porque la escuela no se hizo cargo. Estábamos hablando de un caso de acoso sexista y homófobo y la institución quiso pasar de puntillas

Vayamos al corazón del disco. En sus trabajos anteriores las temáticas principales eran la política, el mundo queer o el derecho al aborto. Ahora, centra su narrativa en el universo amoroso, ¿cuándo empezó a trazar las ideas que le llevarían a Radical Romantics?

No sé cuándo fue el momento exacto en el que hizo click, pero lo cierto es que tiendo a leer mucha teoría sobre el amor y las relaciones humanas. De hecho, hay un libro de Dean Spade [Apoyo mutuo. Construir solidaridad en sociedades en crisis] que me gusta mucho y que habla sobre cómo navegar las relaciones románticas pero también las de amistad en diferentes comunidades y ambientes activistas y me hizo plantearme muchas cosas. Me pregunté si realmente sabía lo que quería en mis relaciones. Creo que mucha gente tiene ideas equivocadas sobre cómo debería ser una relación. No creo que sepamos escoger muy bien a nuestras parejas [risas], eso tenemos que aprender a hacerlo mejor.

¿Qué es, tras este trabajo, el amor para usted?

El amor son acciones, lo que hacemos. Es una actividad. Hacer el amor es un acto, cuidar de tus amigos, de la gente de tu entorno, también es un acto. Quiénes somos y cómo nos comportamos frente a la gente que amamos es lo que indica que estamos enamorados. Amar es cuidar y cuidar requiere tiempo porque es una acción y conlleva trabajo. Y eso entra en colisión con nuestra sociedad capitalista actual en la que se nos dice que tenemos que estar trabajando todo el rato. No tenemos mucho espacio para cuidar de los nuestros.

Mucha gente tiene ideas equivocadas sobre cómo debería ser una relación. No creo que sepamos escoger muy bien a nuestras parejas, eso tenemos que aprender a hacerlo mejor

Vayamos ahora a cuestiones técnicas en lo musical, a usted se le reconoce por los juegos de voces. Háblenos del proceso hasta que encuentra la voz exacta con la que quiere narrar sus historias.

Normalmente grabo y regrabo las voces muchas veces y, en ocasiones, me sobreexcito porque me parece que queda fantástico. Luego llegas al día siguiente y ves que está recargado, muy hecho, y hay que pulirlo. Es importante dejar que las cosas reposen para verlas con perspectiva. Como todo, es un trabajo largo que lleva tiempo y mi mayor dificultad es discernir lo que vale de lo que no, porque disfruto muchísimo haciendo y grabando las voces.

Este último trabajo es muy cinematográfico, tanto en los videoclips como en sus puestas en escena, ¿Hay alguna conexión entre los personajes que desarrolla y las voces que dan vida a su música?

Sí, mucha, aunque al principio no pienso en las voces de forma visual, quiero que ambos tengan entidad propia y luego se fundan. Cada personaje que interpreto, ya sea con prostéticos o sin ellos, representa una emoción, un sentimiento. No son un alguien sino un algo, mientras que las voces son los narradores, las distintas aristas de quien o quienes cuentan la historia que tu vas a escuchar.