Liberación sexual, honestidad emocional y, sobre todo, hits incontestables. Tres elementos con los que Javiera Mena (Santiago de Chile, 1983) se ha convertido por derecho propio en una de las grandes figuras del pop electrónico a ambos lados del Atlántico. Después de 15 años de carrera, una nominación al Grammy Latino y éxitos atemporales como Otra era o Luz de Piedra de Luna, Javiera continúa en estado de gracia creativo, siempre en busca de la canción perfecta.
Su nuevo trabajo, I. Entusiasmo, se encuentra ya disponible en todas las plataformas digitales. Un EP que incluye tres singles publicados en los últimos meses (Flashback, Corazón Astral y Dos) y dos nuevas canciones (Diva, en colaboración con Chico Blanco, y Pasión A.K.A Ilusión). Cinco temazos como cinco soles que se sitúan ya entre lo más inspirado de su producción discográfica.
Este EP ha sido creado durante la que ha sido probablemente la época de más desesperanza que recordamos. ¿Qué significa para usted la palabra 'Entusiasmo'?
El entusiasmo es como la energía vital que hace que te levantes, que te hace cocinar, enamorarte, escuchar música, hacer una playlist… es algo bien bonito y bien mágico. También está relacionado con la pasión, con encender el fuego. La idea era precisamente darle una vuelta al momento que estamos viviendo. Ofrecer entusiasmo en estos momentos… de poco entusiasmo. Pero en la música siempre hay entusiasmo. Al final el arte en general ha sido muy curativo en esta pandemia.
La primera canción del EP, Flashback, se publicó apenas unos días antes de que la OMS declarara el estado de pandemia global…
Sí, Flashback fue casi premonitoria. Yo tenía planeado el lanzamiento para ese momento... y quedó como anillo al dedo. Por eso me gusta hablar poéticamente de las cosas. Porque el significado puede cambiar dependiendo del contexto. La letra habla sobre la nostalgia y el presente. Cuadraba muy bien para lo que estábamos viviendo. Pero no sólo la letra. El videoclip está inspirado en Akira, un manga que transcurre en un futuro distópico donde el mundo está colapsado. Nos dio un poco de miedo… ¡No seremos un poco brujas en mi equipo! (risas).
El EP incluye cinco canciones, dos inéditas y tres publicadas previamente como singles, ¿cree que el formato álbum está ya cerca de desaparecer?
No lo creo. El álbum es algo que está en nuestro ADN… pero igual la gente ya no escucha álbumes. Yo antes escuchaba siempre álbumes completos, pero cuando empezó todo esto de escuchar música en internet nuestros hábitos cambiaron por completo. Con MySpace hacías play en diferentes canciones y te armabas tus propias playlists. La atención de los seres humanos es limitada y cada vez es más difícil que alguien escuche 12 canciones seguidas de un mismo artista. Pero yo sigo pensando en formato álbum, en 10-12 canciones para ser escuchadas de principio a fin, porque me crié con eso. De hecho, este EP es la primera parte de un álbum que voy a ir completando. Estoy adaptándome al mundo en que vivimos pero sin abandonar mi corazón artístico.
La primera parte del EP invita absolutamente al baile, ¿echa de menos poder actuar ante una multitud danzante?
¡Muchísimo! La gente está como amordazada, con mucha seguridad alrededor y es raro. Parece un experimento. No siento esa fuerza de la gente dándolo todo tocando en pandemia. Puede ser que para otro tipo de música, más tranquila, funcione mejor. Quizás sea una paranoia mía porque mis amigos me dicen que se lo pasan igual de bien. Disfrutan por dentro. Pero no existe esa conexión que se genera cuando yo estoy dándolo todo y el público también. Es más como ir al teatro. Como si yo fuese una actriz y estuviera interpretando mientras la gente está sentada viéndome tranquilamente.
El proceso de composición de estas canciones le pilló en pleno estallido social en Chile, ¿cómo le ha influido como artista todo lo que ha pasado en su país desde octubre de 2019?
Bastante. A pesar de que yo no escribo letras que hablen de la contingencia. Me acuerdo de cruzar la Alameda, la avenida principal de Santiago de Chile, y cada día estaba llena de manifestantes. A veces no podía llegar al estudio porque estaba muy dura la cosa. Por las noches íbamos a una fiesta en un local que estaba en pleno centro, como si fuera la sala El Sol aquí, y pasaban los manifestantes por allí, todo lleno de bombas lacrimógenas. De ahí salió la canción 'Diva'. De la oscuridad de esas noches.
Actualmente reside en Madrid y ha establecido conexiones con muchos artistas locales, ¿cree que la ciudad está viviendo un momento interesante a nivel cultural?
Creo que es una época dorada. En Madrid y en España en general. Encima nuestro idioma está en muy buen momento. Me gusta mucho C. Tangana, obviamente. Todo el fenómeno Rosalía lo encuentro muy interesante. El grupo Cariño me encanta. Y todo lo underground. Siento que caí bien parada. Mi angelito de la guarda me mandó acá en un buen momento. Yo me vine sin ninguna expectativa, solamente porque me gusta mucho Madrid, y terminé metida en una escena. Siento que se me considera casi local. También me gusta mucho Rigoberta Bandini, que es de Barcelona, donde también están pasando cosas interesantes. Ahora miro mis playlists y el 90% de lo que escucho es música en español. Y no porque lo busque, sino porque realmente hay cosas muy buenas ahora mismo.
Según el contexto, la palabra "Diva” puede tener connotaciones muy distintas, ¿se considera a sí misma una "diva del pop”?
Para mi una “diva” es algo así como una reina. Pienso en “diva” y me imagino a Madonna. Yo no me siento tan diva. Puedo parecer una diva cuando subo al escenario a cantar pero cuando me bajo soy una persona muy cercana. A veces la gente se sorprende, pero soy una en el escenario y cuando me bajo soy otra. Soy Javiera. En ese sentido no soy muy diva. Pero claro, eso si entendemos “diva” como esas que se ponen las gafas de sol y se van sin saludar a nadie. La palabra realmente viene de la ópera, donde una diva es una cantante excepcional. A mi me encanta el concepto. Lo encuentro muy bueno... y muy queer también. Muy de la comunidad LGTBQ+.
Diva o no, se le considera un ícono LGTBIQ+ a ambos lados del atlántico, ¿cómo le hace sentir eso?
Bien. Creo que mi música es lo suficientemente contundente como para que se hable de mí solo porque soy un icono LGTBIQ+. Yo me desvivo por mis canciones. A veces me han dicho que si no me da miedo caer en un nicho, que me encasillen, y siempre he dicho que no. Mi música habla a todo el mundo, actúo en todos lados y me va bien con la música. Pero si tengo que dar la cara por las lesbianas, la voy a dar. Porque no hay muchas lesbianas famosas y porque la gente me lo ha pedido. Y si me van a poner de titular esto una y otra vez es porque responde a la sociedad en la que estamos. No hay muchos referentes y eso llama mucho la atención. Por algo lo ponen.
La prensa sabe qué tipo de titulares llaman la atención. Va a llamar más la atención una chica diciendo “soy lesbiana” que “mi último disco tiene sonidos étnicos”, por ejemplo. Al principio me molestaba. No entendía porque se hablaba más de mi lesbianismo que de mi música. Pero ahora me da igual. Hay que visibilizar. Y ya me convertí en activista. Mi público me ha obligado a ser activista (risas).
Estos días ha participado en campañas para diferentes empresas (Spotify, TikTok) con motivo del Orgullo 2021. ¿Qué opina de que cada vez más grandes compañías apuesten por campañas de visibilidad LGTBIQ+ en estas fechas?
Es la Navidad Gay (risas). Yo creo que es bueno. Estamos en un mundo muy capitalista, todas somos un poco esclavas de ese sistema. Estoy en un proceso de análisis con este tema. Todo esto es muy nuevo, y hay que tener ojo con el pinkwashing, pero creo que la visibilidad es buena porque así mi hermano pequeño o cualquier otro niño se puede dar cuenta de que, igual que la Navidad es normal, ser gay también es normal. ¿Pero dónde están las marcas el resto del año? En Chile siguen matando a gente por ser lesbiana o ser gay. Y aquí también sigue habiendo mucha homofobia. Se ve en algunas respuestas a este tipo de campañas.
Corazón Astral habla abiertamente de una relación lésbica, con metáforas sexuales que no dejan lugar a la ambigüedad, ¿cree que sus canciones pueden ayudar a gente joven en su proceso de autodescubrimiento?
Si, a mi me sirvió mucho cuando era pequeña ver películas en las que dos chicas se amaban. Recuerdo cómo me gustó ver Criaturas celestiales (Peter Jackson, 1994). Si no hubiera tenido esos referentes, en este caso en el cine, quizás no me hubiese descubierto a mí misma. Para una chica escuchar a una mujer hablando de cómo desea a otra mujer es muy positivo, porque si se siente reflejada con esa canción va a ser mucho más fácil para ella ser consciente de su deseo. Dentro del mundo pop hay muy pocos referentes que traten el lesbianismo desde un punto de vista luminoso. Hay temas que hablan sobre las dificultades de ser lesbiana, pero a mí me gusta tratarlo como algo bonito y es algo que me han agradecido. Es bonito poder decirlo abiertamente y no tener que andar escondiéndote.