Tania Lozano y Víctor F. Clares nunca imaginaron que cantar una canción a Macaulay Culkin podría cambiarles la vida radicalmente. Esta pareja de amigos y periodistas musicales consiguieron un himno gamberro y desprejuiciado en honor al niño de Solo en Casa. Desde entonces colocaron a su grupo, Ladilla Rusa, en todas las discotecas indies hasta convertirse en un pequeño fenómeno que ya suma dos discos (Estado de malestar y Costumbrismo Mágico).
Su culminación llegó con Kitt y los coches del pasado, otra muestra de su música donde el humor y la fiesta es lo primordial. A partir de entonces pasaron a ir a festivales como el Sonorama, donde este año cantaron delante de más de 30.000 personas. Fue allí donde vivieron una de las pocas polémicas que les ha rodeado, cuando en redes sociales se les acusó de “politizar un concierto” por haber hablado de antifascismo. Una polémica que ellos mismos han tomado con naturalidad y dejando claro que hay luchas en donde uno tiene que mojarse.
No han parado en todo el verano. Conciertos, festivales, no sé si se vislumbra el descanso en algún momento.
Tania Lozano: Todavía no. No habrá paz para las ladillas (risas).
Víctor F. Clares: Acabamos a finales de octubre, pero todavía nos queda. Nos quedan unos cuantos. Este finde, por ejemplo, vamos a Palencia, y la verdad es que vamos a haber hecho como unos 50 conciertos, más o menos… o quizás más. Y bueno, muy agradecidos pero también con ganas de descansar un poco, la verdad.
¿Ha sido el momento con más compromisos profesionales para Ladilla Rusa?
T.L.: Sí, pero es que siempre cuento lo mismo. Que nosotros, cuando íbamos a despegar fue antes de la pandemia, que queríamos cerrar una gira brutal. Pero se paró el mundo y ahora es cuando lo hemos vuelto a retomar. Y sí que es el año que más conciertos hemos tenido y de hecho ya estamos cerrando cosas para 2023, que incluso tenemos ya unos cuantos festivales.
Se ha hablado mucho de la burbuja de festivales. No sé si también lo han vivido e incluso llegado a pensar que sí que son demasiados.
V.F.C.: Hombre, es verdad que ahora parece que hasta la ciudad más pequeña tiene su propio festival y no sé si hay tanto público para tantos festivales. Pero bueno, no sé, supongo que irá cayendo por su propio peso, pero está bien que haya oferta. Lo que llama la atención es que muchas veces se repiten mucho los carteles y es curioso eso, pero la cuestión es que la gente siga teniendo ganas de ir, y nosotros estamos encantados.
Ustedes eran periodistas, ¿en algún momento cuando empezaron con Macaulay Culkin esperaban esto, llegar a subirse a un escenario delante de miles de personas?
T.L.: La verdad es que en ningún momento, cuando empezamos con el grupo, nos imaginamos que íbamos a actuar delante de 35.000 personas en el Sonorama. O bueno, eso son los números que nos han dicho. Pero bueno, encantados. De hecho, la primera vez que estuvimos en el Sonorama, que creo que fue en el 2018, ya actuamos creo que delante de 9.000 personas y ver a 9.000 personas cantando Macaulay Culkin nos dejó impactados durante tres días. Pero bueno, mira, es la magia de la vida, que a veces haces algo sin pretensión alguna y ahora estamos viviendo de esto.
En nuestras canciones hay una mirada feminista, hay una mirada de conciencia de clase. El inmovilismo también es una actitud política.
En el Sonorama este año han tenido la polémica porque les han acusado de haber politizado una actuación, ¿cómo vivieron ese momento?
V.F.C.: A ver, realmente fueron solo algunos comentarios. Mucha gente entiende perfectamente el mensaje, que es que al final es un mensaje antifascista y eso es una posición bastante clara y bastante de sentido común. No tiene nada del otro mundo y simplemente lo dice una canción y no hacemos ni referencia a ningún partido político, aunque podríamos hacerla perfectamente porque sabemos perfectamente de lo que hablamos. Pero bueno, sin más. Me da un poco de rabia, porque creemos que sí que es necesario posicionarse, sobre todo en estas cuestiones, que al final es hablar un poco de todo lo que son derechos humanos. Y quien no lo haga, pues va por un camino un poco raro. Si no eres fascista, tienes que ser antifascista y hay que posicionarse para que las cosas cambien y ponerle a cada cosa sus nombres y sus apellidos. Quien se haya quejado, pues que se queje y punto, nosotros seguiremos haciendo lo que queramos. Ya está.
Este tema trae de nuevo a la palestra la reflexión sobre si un artista puede ser apolítico. De alguna forma las canciones muestran su forma de ver el mundo, ¿puede un artista no mojarse en nada, ser apolítico?
V.F.C.: Nosotros nunca hemos tenido una intención de hacer canción protesta ni nada por el estilo. Pero sí que es verdad que hay una mirada sobre el mundo en muchas canciones. Hay una mirada feminista, hay una mirada de conciencia de clase. Y es que, aunque no quieras posicionarte en algo, también eso es una actitud política que es no posicionarse, no querer enterarte y querer mirar para otro lado. El inmovilismo también es una actitud política. Así que mejor ser consciente de lo que pasa y tener una mirada del mundo para mejorarlo y para llamar al respeto para todos.
¿Cómo vivieron, después del concierto, al ver en redes sociales la polémica?, ¿da más miedo ahora decir algo y la repercusión que pueda tener?
V.F.C.: A mí no me da miedo, porque tampoco digo nada que no piense, entonces no me da ningún miedo. Y bueno, lo de las redes sí que es verdad que hay que tener cuidado porque también hay muchas malas intenciones de hacer noticias de nada, de unas chorradas absolutas, de un comentario que no es una noticia. También es un poco absurdo eso, y nosotros hemos venido aquí a divertir y entretener a la gente y que se queden con esto…
T.L.: Pero sí que es verdad que a veces hay que tener cuidado con lo que decimos, porque yo me acuerdo cuando pusimos lo de Eurovisión así medio en broma, que se hizo súper viral. Que a veces no somos conscientes del poder del que tienen las redes algunas veces. Pero bueno, más allá de eso…
Ahora que se menciona Eurovisión, después del éxito que tuvo la anterior edición, ¿se lo plantean o no?
T.L.: No, no, yo personalmente no. No quiero porque Ladilla Rusa es un grupo que es mucho más de directo que de formato televisivo. No me siento cómoda en ese formato. Y bueno, pues ya hicimos la gracia, grabamos un videoclip, pero que no es algo que me haga especial ilusión. A mí, personalmente.
Rompen muchos prejuicios. No han tenido ningún tipo de problema para ir, por ejemplo, a cantar a Sálvame, ¿cómo toman esas decisiones?
V.F.C.: Nos pareció divertido y fuimos, igual que hemos hecho un montón de programas de tele y ya está. Claro que pensamos a dónde vamos y a dónde no. En la tele intentamos cada vez cantar menos porque nos cuesta un poco, porque somos un grupo muy gamberro y en la tele queda un poco raro, pero nos hacía gracia ir a conocer a María Patiño y tal.
Los grupos siempre dicen esto de ‘tenemos que parar para componer, tenemos que retirarnos’. ¿Le toca a Ladilla Rusa descansar para componer cosas nuevas?
V.F.C.: Claro. A ver… de gira sí que se te ocurren algunas ideas, pero es verdad que sí es necesario parar porque todo a la vez no se puede. O sea, cuando estás girando estás muy cansado, y los días que tienes libre los dedicamos un poco a descansar, a ver a la gente… Sí, es necesario. En nuestro caso necesitamos parar y componer estando en casa y estando tranquilas.