La portada de mañana
Acceder
El jefe de la Casa Real incentiva un nuevo perfil político de Felipe VI
Así queda el paquete fiscal: impuesto a la banca y prórroga a las energéticas
OPINIÓN | 'Siria ha dado a Netanyahu su imagen de victoria', por Aluf Benn

El Mad Cool se rinde a la nostalgia de The Killers y Avril Lavigne

14 de julio de 2024 03:08 h

0

Año 2008. Suena, sin parar, el siguiente estribillo: “¿Somos humanos o bailarines?”. Gracias a él, The Killers inmortalizó Human. Vayamos un poco más hacia atrás. Año 2002. Suena, también sin parar, otro estribillo: “¿Por qué tuviste que complicar tanto las cosas? Veo la forma en la que actúas como si fueras otra persona, y me frustra. Así es la vida”. Avril Lavigne debutaba con otra de esas canciones que han logrado perdurar, impasibles, con el tiempo, Complicated. Han pasado más de veinte años, pero a juzgar por lo vivido en la última jornada del Mad Cool 2024, no lo parece.

Banda y cantante han coincido como cabezas de cartel del cierre de un festival que ambos han impregnado de nostalgia, euforia y un punto, bastante agradecido, de ternura. Porque así funciona la nostalgia –la buena–; como una inyección de adrenalina capaz de hacer viajar en el tiempo mientras saltas, gritas, recuerdas letras que pensaste olvidadas, bailas, abrazas, sonríes y cantas. En el caso de The Killers ha sido un regalo, y en el de Avril Lavigne, un auténtico salvavidas.

“Buenas noches, mi nombre es Brandon Flowers, esta noche seré vuestro anfitrión”, ha compartido el vocalista de la banda estadounidense nada más arrancar su enérgico concierto. El líder del grupo ha ejercido como tal tan pronto como ha subido al escenario, enfundado en su americana de color blanco. My Own Soul's Warning ha sido el tema elegido para iniciar un show en el que, alcanzado el tercer tema, When You Were Young, había introducido todos los ingredientes para que el público estuviera rendido a su carisma, ritmo, hits y actitud.

Se agradece escuchar actuaciones que no necesitan estar copadas por voces pregrabadas, que permiten los espacios de silencio en los que los cánticos de los fans sean las protagonistas. Y en este caso, sobre todo, los timbres de sus coristas, que son impresionantes.

La banda ha anticipado que subiría la temperatura con su Somebody Told Me, para después enternecer con su versión de A Little Respect. “Estoy tan enamorado de ti”, ha proclamado un Brandon Flowers que saca mucho partido a su falsete. “Un aplauso para Daniel, de Madrid”, ha pedido después, antes de dejar que subiera a tocar la batería un madrileño que ha pasado como un miembro más del grupo con su interpretación de For Reasons Unkknown. A través de sus pancartas, hay quien también ha pedido que se cantara el cumpleaños feliz. Un regalo que ha recaído en dos hornadas de personas durante el mismo show, los nacidos tanto el día 13 como el 14 de julio.

Con Runaways y Read My Mind, la formación estadounidense ha terminado de meterse al público congregado en torno al 'Escenario 1' del Mad Cool en el bolsillo. Pero todavía quedaba el colofón –y eso que se ha echado en falta escuchar A Dustland Fairytale– conformado por la dupla Human y Mr. Birghtiside.

Ambas canciones han puesto el broche de oro para hacer justicia a un directo completo, divertido y emocionante en el que la puesta en escena, con claras referencias a Mouling Rouge, solo le ha faltado mostrar a la estructura en forma de elefante que la película dirigida por Baz Luhrmann inmortalizó en el precioso dueto Elephant Love Medley que encarnaron Nicole Kidman y Ewan McGregor. “¡Llevábamos 20 años sin venir!”, han recordado antes de dar las gracias a una ciudad para entonces completamente rendida a sus acordes.

De 'Girlfriend' a 'Sk8er Boi'

Avril Lavigne ha cumplido como el otro gran reclamo del cierre del festival, aunque bastante más limitada a nivel vocal. La cantante ha resurgido después de más de diez años alejada de los focos y escenarios. Sigue siendo la misma punk capaz de conectar con todas las generaciones a las que marcó sus respectivas infancias. Y lo ha hecho un día después de actuar en el Cruïlla, vestida con su look gótico, falda, medias de rejilla, mechas rosas y capucha.

Soltar nada más arrancar su artillería más pesada, con Girlfriend y, sobre todo, su Complicated, parecía anticipar un: “¿Y ahora qué?”. Pero ha demostrado tener carrete para más, botella de champagne en mano, con otros temas como My Happy Ending, Don't Tell Me, Bite Me, Love It When You Hate Me y, por supuesto, Sk8er Boi. Todo ello con una puesta en escena copada por calaveras y unos visuales que han mostrado trozos de sus videoclips, imágenes de archivo y baños de confeti.

Otro que ha derrochado carisma este sábado, jornada que ha congregado a 57,120 asistentes; ha sido el líder de Bring Me The Horizon, Oliver Sykes. La banda británica ha tocado inmediatamente después de Avril Lavigne, intercambiando estilos, desde el pop rock de la cantante al rock metal de la formación de Sheffield.

Vocalmente impecable, ha conseguido hacer olvidar los veinticinco minutos de retraso con los que finalmente han arrancado su espectáculo. Con un fondo como si quisieran adentrar al fandom en su propia catedral, la banda ha logrado que su sonidos se hayan colado para hacer vibrar, pogos mediante, en el espíritu de los asistentes. De la puesta en escena ha brotado fuego y hasta unos robots bailando uno de sus hits más laureados, Kingslayer.

Sykes ha querido acercarse al público recorriendo la pista, sin limitarse a las primeras filas. El cantante ha avanzado hasta las barras más cercanas sin dejar de afinar una nota, mientras la multitud de aglomeraba a su alrededor. LosT y Throne han sido los temas encargados de bajar su propio telón. Antes desfiló por el Mad Cool otra artista mayúscula, Arlo Parks, que no ha dejado indiferente con su mezcla de soul, pop y funk con canciones como Caroline, Too Good y Soflty.

El punto y final, eso sí, ha corrido a cargo de los enérgicos y solventísimos The Kooks. She Moves In Her Own Way, Junk of the Heart (Happy) y Naive fueron tres de sus temas más aclamados. El grupo liderado por Luke Pritchard se vio obligado a detener su actuación por una agresión que se produjo entre dos de los asistentes. Una vez se expulsó al atacante, el show se reanudó y completó la setlist prevista hasta alcanzadas las dos de la mañana.