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2016: El fin de la música gratis

Desde que en 2014 Taylor Swift le enseñara el dedo corazón a Spotify, nada ha vuelto a ser lo mismo. Ese año YouTube anunciaba su propio servicio de música para suscriptores que un año después cristalizó en YouTube Music. Apple lanzó Apple Music y Jay Z compraba y relanzaba Tidal, su empresa de música en streaming. Después los Beatles, cogiendo el camino opuesto a Taylor Swift, colocaron sus discos remasterizados tanto en Spotify como en la tienda de la manzana mordida.

En España, el año pasado, la música en streaming copó más de la mitad de las ventas. En concreto, casi el 54% del volumen total de ingresos fue gracias a la música digital. Las plataformas de streaming como Deezer, Spotify o YouTube fueron las preferidas por los usuarios, llegando a facturar hasta 30,6 millones de euros. La generación post-Napster está dispuesta a pagar por la música, siempre y cuando tenga ventajas que no le ofrece el P2P, además de la presunta paz interior. Estas son algunas claves que marcarán :

1. La calidad será mejor

Deezer, Tidal, Spotify, Apple, YouTube Music se reinventan para ver quién da más. En este caso, más calidad de sonido. Tidal ya ofrece calidad de sonido “premium” por 20 euros al mes (en vez de 10 euros con calidad “normal”). Deezer también se ha subido al carro de la excelencia lanzando Deezer Elite, aunque de momento solo está disponible para ser escuchado con altavoces Sonos.

Por su parte, Apple ha anunciado estar trabajando en un nuevo sistema propio de audio a través de streaming de alta resolución. La calidad aumentaría considerablemente, si es verdad lo que prometen; que los usuarios de Apple Music podrían reproducir canciones a 96kHz con una profundidad de 24 bits. Son calidades muy elevadas, teniendo en cuenta que un CD tradicional suena con una profundidad de 16 bits.

El otro gran gigante, Spotify, tendrá que ponerse las pilas de cara a 2016. Actualmente, los usuarios premium de la plataforma de música alcanzan hasta 320 kbps. Y la compañía sueca no tiene previsto nada más. Al menos, eso dicen.

2. Alguno se perderá por el camino

El escenario es darwinista. Como contábamos arriba, la reinvención vendrá a partir de la competición. La cuestión es cuánto puede dar de sí un producto como la música enlatada, a fin de cuentas. ¿Cuántas variables diferentes se le pueden meter a un servicio de música en streaming, al margen de la del aumento de calidad?

Pandora y Spotify lideran el mercado del streaming, con más de 75 millones de usuarios cada uno. Los “otros” gigantes, Apple Music y Amazon (15 y 10 millones de usuarios, respectivamente), vienen pisando fuerte por detrás. Deezer (con unos 6 millones) o YouTube Music (del que aún no hay datos) van a la cola. En este escenario, parece posible que algunos pequeños como Tidal o Napster se vean “comidos” por los peces grandes.

3. El futuro del streaming podría ser Apple... pero probablemente no.

Los ingresos de la industria discográfica a nivel mundial en 2015 bajaron un 0,4% respecto a los del año anterior, pero la industria digital sube. Las ventas de música en este formato aumentaron un 6,9% y casi uno de cada cuatro soportes que se utilizaron para escuchar música lo hicieron a través de plataformas de streaming (un 23%). La irrupción de Apple Music y su servicio de música de altísima calidad amenaza con sentar precedente y hacer saltar por los aires las estrategias de marketing del resto de competidores.

Por otra parte, el usuario que escucha música en la calle con sus cascos podría no notar la diferencia entre la calidad Tidal y la calidad Apple, y la compañía del santo Jobs no vive su momento de mayor popularidad. Mucha gente se ha cansado de comprar cables especiales para sus níveos dispositivos.

Además, mientras que Spotify o Tidal ofrecen servicios de prueba gratuitos, Apple Music no lo hace. Una vez que el periodo de prueba termina, la compañía de la manzana mordida te hace pagar. Lo que nos lleva a...

4. La música dejará de ser gratuita

Por lo que podemos determinar, lo que realmente da beneficio a las grandes plataformas son sus usuarios “premium”. Parece obvio pero no lo es tanto. Ante un oferta gratuita y con anuncios y otra de pago y sin ellos, el usuario final optará por la segunda vía. Spotify está considerando la opción de que los artistas “expongan” sus nuevas creaciones durante un tiempo determinado para que después pasen a estar disponibles sólo en formato de pago. Es un harakiri a los principios que motivaron la creación de la plataforma, pero el dinero es el dinero. Los usuarios que pagan son mejor opción que las empresas de publicidad que sostienen el streaming, Spotify lo sabe y por eso la política se dirige al que religiosamente aporta cada mes una cuota fija, en pro del que no lo hace.

YouTube cada vez cuenta con más anuncios. La plataforma de Google intenta arrastrar clientes a su servicio de pago ofreciéndoles la posibilidad de ver vídeos offline, sin anuncios o reproducirlos en segundo plano en el móvil o tablet. Y SoundCloud revisará todo su sistema de suscripciones en aras de solucionar su incipiente problema de deuda...