Diana Vreeland, la icónica directora del Vogue, dijo una vez que la piel de Eddie Sedgwick era perfecta, no por su rutina de belleza sino por sus debilidades. Nunca he conocido a un yonqui que no tuviese una piel maravillosa. De Amy Winehouse, que compartía con Eddie más debilidades además de las drogas (alcohol, depresión, bulimia y afición por los novios violentos) es imposible saberlo porque, como Eddie y como Marilyn antes que ella, la joven cantante escondía su pequeña cara con ríos de maquillaje, laca y pestañas postizas como la única barrera de protección entre su persona y la curiosidad ajena e insaciable.
El cineasta británico Asif Kapadia ha intentado atravesar las capas con un documental que, al final, romantiza la tragedia de una mujer introvertida y frágil cuya fama y talento superan rápidamente los recursos de su carácter. “No creo que me vaya a hacer realmente famosa -dice Amy ya desde el trailer. - No creo que pudiera soportarlo, me volvería loca”. Este es un tono que el cineasta británico ya sugería en su retrato de Ayrton Senna (Senna, 2010), el campeón de Fórmula uno que se mató en el San Marino Grand Prix de 1994, por el que ganó varios premios importantes.
Amy, el documental, repasa la historia de Winehouse desde su infancia en Southgate, al norte de Londres, hasta su muerte por intoxicación el verano de 2011, a los 27 años. Está hecha con imagen de archivo, mucha entrevista televisiva y las declaraciones de más de cien entrevistados, incluyendo sus amigos de la infancia, a su ex-marido Blake Fielder-Civil y a su familia. Los padres de Amy contribuyeron gran parte del material, incluyendo dos canciones inéditas. Lamentablemente, el resultado ha resultado decepcionante para la familia, que ha retirado su apoyo públicamente.
“Una oportunidad perdida”
“Quisieran desvincularse de la película que se va a estrenar acerca de nuestra muy añorada y querida Amy -ha dicho un portavoz de la familia en un comunicado oficial. - Sienten que la película es una oportunidad perdida para celebrar su vida y el talento y que es engañoso y contiene cosas que no son verdad”. Principalmente, “hay acusaciones específicas contra la familia y el manager [de Amy] que son infundados y desequilibrados.
El cineasta se ha defendido de las acusaciones diciendo que “Cuando nos llamaron para hacer esta película, nos pusimos en marcha con el apoyo de la familia Winehouse y hemos trabajado en el proyecto con total objetividad, como hicimos con Senna”.
“Durante el proceso de producción, hicimos cerca de un centenar de entrevistas a la gente que conocía a Amy Winehouse: amigos, familia, antiguas parejas y miembros de la indistria musical que trabajaron con ella. La historia que cuenta la película refleja lo que encontramos en esas entrevistas”.
Amy no es la primera película que se ocupa de la malograda cantante. Inmediatamente después de su muerte, se extendió el rumor de que su novio el productor Regg Travis planeaba un biopic con Lady Gaga como protagonista. Mitch Winehouse, el padre de la cantante, se apresuró a condenar el proyecto, acusando a los supuestos responsables de capitalizar la desgracia de su familia y advirtiendo que jamás cedería los derechos de su música, de la que son dueños, para semejante proyecto.
Meses más tarde se estrenaba Amy Winehouse, Fallen Star, de Jason Boritz, un biopic barato y oportunista que el patriarca de los Winehouse calificó de basura despreciable y sensacionalista.
Amy es la primera película oficial que se produce sobre la joven diva del soul. Se estrenará en Cannes el mes que viene en las Sesiones de Medianoche. Su estreno comercial está programado en EEUU para el 3 de julio.