El festival Boombastic, con citas en varios puntos de la geografía española, llega a Madrid el 16 y 17 de junio. Bizarrap y Natos y Waor son sus cabezas de cartel, a los que se suman 32 artistas más. Se realiza en una dotación municipal, el Auditorio Miguel Ríos de Rivas-Vaciamadrid pero no ha recibido ninguna subvención por parte del consistorio
Las entradas, cuyos precios oscilaban entre los 40 y los 60 euros, están agotadas. Los ripenses han podido adquirir los abonos al precio de nueve euros.
Esta es la única fecha del exitoso productor argentino Bizarrap en la Comunidad de Madrid, aunque actuará también en Barcelona, Santiago de Compostela, Sevilla, Gran Canaria, Santander, Valencia, Llanera (Asturias), Ibiza, A Coruña, Cádiz, Fuengirola y Alicante. Además, durante los dos días del Boombastic en Madrid, actuarán otros artistas nacionales e internacionales de rap, trap y reguetón, como los mencionados Natos y Waor, así como Emilia Mernes, Ptazeta, Recycled J, Delaossa, Hoke & Louis Amoeba, Aleesha, Ben Yart o Taichu.
Según fuentes de la organización del festival, que se celebra por segundo año consecutivo de esta manera deslocalizada, se esperan en Rivas-Vaciamadrid unas 25.000 personas en un aforo para 30.000 o 34.000 personas. Para Asturias, donde la empresa organizadora tiene su razón social, las previsiones ascienden a las 40.000 personas.
Bizarrap tocará a las 0:30 y el festival se prolongará hasta las tres de la madrugada. Habrá un servicio de lanzaderas cada media hora desde diferentes puntos para transportar a los asistentes a unos precios que oscilan entre los 7,5 euros y los 12 euros, siendo más caro en los horarios nocturnos o en las distancias más distantes. El festival ha cancelado las salidas desde Alcobendas, Alcalá, Móstoles, Alcorcón, Getafe y Fuenlabrada debido a la poca demanda.
Un festival con polémica en el pasado
El festival recibió quejas tras sus ediciones pasadas, sobre todo la celebrada en Llanera (Asturias). Los asistentes criticaron en redes sociales la escasa comunicación del festival, el exceso de aforo, la precariedad de los trabajadores, la confiscación de comida y bebida en la entrada y el retraso de los buses lanzadera prometidos para volver a las ciudades asturianas. En Madrid, se achacó un cambio de localización “con poco tiempo” y retrasos en las actuaciones que no se comunicaron.
Preguntada por estas incidencias, la empresa organizadora del festival asume el error de las lanzaderas. “Había 40.000 personas y era el primer día. Se tuvo problemas con la empresa externa que había sido contratada, ya que los horarios y frecuencias no se estaban cumpliendo. Pusimos manos a la obra para solventar cuanto antes este inconveniente, que hizo que muchos usuarios tuvieran una mala primera experiencia, y para evitar que el resto de días sucediese se reorganizó todo el concepto”, aclaran, a las preguntas de este medio. “Muchas personas retiraron las hojas de reclamaciones y nos felicitaron por la rápida gestión”, aseguran.
En cuanto a la comida, tienen una denuncia impuesta por la Unión de Consumidores de Asturias (UCE) por restringir el acceso a la comida, todavía a la espera de resolución judicial. El Principado de Asturias es la única comunidad autónoma que regula como derecho entrar a un festival o evento con comida y bebida sin limitación mientras el festival permita el consumo. Así lo establece la Ley de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas 8/2002 del Principado. Otros eventos celebrados en la comunidad el año pasado, como el concierto de Marc Anthony, han sido sancionados económicamente por estos hechos. “La responsabilidad realmente es de los ayuntamientos que regulan la relación con las promotoras y lo permiten, no tanto de las empresas”, señala Dacio Alonso, presidente de la UCE.
Desde Boombastic, apuntan que “en Madrid se podrá acceder con un bocadillo y una botella de agua desde el exterior, siguiendo lo indicado por la ley”. Para el representante de la asociación de consumidores, “la limitación de llevar comida de fuera origina que muchas personas paguen precios inaccesibles por beber y comer. Esto es grave porque quienes acuden a estos festivales son jóvenes con menos recursos económicos. La ley asturiana que no pone límites de comida y bebida debería aplicarse en el resto de España”, señala.
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Una versión previa de este artículo informaba de que el Ayuntamiento de Rivas pagaría al festival 2,8 millones de euros, lo cual no es correcto. La cifra corresponde al contrato que el Ayuntamiento ha firmado con la empresa con una estimación de las ganancias del festival en concepto de tickets y explotación de barras.