No lleva ni 24 horas publicada y muchos la han designado como la nueva “canción del verano”. La vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, la ha tuiteado, Netflix se ha inspirado en ella para crear sus propios memes y nada más salir ha encabezado la lista de trending topics mundiales. Despechá no es otro single de Rosalía ni un simple ritmillo pegadizo para bailar en vacaciones. La catalana ha roto el manual de instrucciones del perfecto hit en pedazos y los ha pegado a su manera. Ha fabricado un éxito sin haberlo editado y que tenía el beneplácito del público sin ni siquiera existir.
“Lanzar una canción antes de editarla no es nuevo, lo han hecho otros artistas toda la vida, aunque con la idea de testarla. Lo innovador es que Rosalía la había convertido en un éxito antes de sacarla gracias a las redes”, concede Josep Manuel Silva, abogado y representante de artistas con una larga trayectoria en discográficas. El pasado 12 de julio, la cantante subió un clip de 35 segundos a TikTok con una parte de la estrofa y del estribillo de Despechá. No puso texto. Al día siguiente ya había versiones en bucle en YouTube, se había filtrado la letra en Twitter y todos sus fans se preguntaban qué era ese artefacto independiente del disco Motomami.
Víctor Cendra, supervisor musical en Atresmedia y exprogramador musical en M80 y MTV, reconoce que es una estrategia insólita, pero muy en la línea de lo que ha hecho siempre Rosalía. “Ha conseguido crear una bola de nieve gigante actuando a la contra de lo que ha funcionado siempre la industria”, cuenta. Ambos expertos coinciden en que alrededor del lanzamiento de Despechá la improvisación brilla por su ausencia, aunque se quiera transmitir la imagen contraria.
Lanzar una canción antes de editarla no es nuevo. Lo innovador es que Rosalía la había convertido en un éxito antes de sacarla
“Cada paso que da está pensadísimo, pero sigue sorprendiendo”, dice Cendra. “Consigue que parezca que usa TikTok de forma aleatoria, pero no es así, como se vio con el concierto de presentación de Motomami”. Por su lado, Silva sí cree que ella misma gestiona sus redes, aunque lo hace sabiendo “dónde está cada target”. Siembra el terreno para generar deseo y expectativa y, una vez conseguido, lo presenta en un directo y convierte la canción en un producto supuestamente colaborativo. Pero todo, incluso lo más espontáneo, forma parte de un calibrado plan.
La falsa colaboración
Ni siquiera una maquinaria perfectamente engrasada como la que encabeza Rosalía tiene todas las certezas. Por eso Despechá, antes que en TikTok e Instagram, sonó en el Recinto Ferial de Almería, donde arrancó el Motomami Tour. A los primeros les pilló por sorpresa, pero después de ese concierto, y gracias a los vídeos subidos a las redes sociales, cada vez más asistentes se sumaban a los coros de la canción inédita de Rosalía. El fenómeno había sido testado y el resultado era un éxito creciente.
Antes de cantarla, la catalana contaba que era un tema que estaba aún sin editar y no tenía ni nombre. Fue en Madrid donde la bautizó de forma definitiva. “¿Qué preferís, Despechá o De lao a lao, como les gusta en la discográfica?”, preguntaba poniendo una mueca en el segundo título. Hay una gran probabilidad de que la decisión estuviera tomada, pero con esa pequeña interacción la artista hacía a su público partícipe de la misma. “La música se convierte en algo colaborativo, permites que la gente elija cómo se llama (aunque lo tenía más que pensado) y les das una escucha en exclusiva. Es muy inteligente”, reconoce Josep Manuel Silva.
En este caso, el resultado ha sido redondo desde el punto de vista discográfico. Pero hay veces que se puede fallar. “En la gira de El mal querer hubo un par de canciones que cantó en exclusiva y no llegaron a publicarse siquiera. No funcionó”, recuerda Víctor Cendra. El modus operandi de Despechá recuerda al de Lo presiento, lanzado en la gira de 2018, con la diferencia de que no trascendió los escenarios ni llegó a editarse. “También el concepto de su carrera era distinto entonces”, comprende el supervisor musical. “El éxito se basa en el ensayo y el error”, comparte Silva.
En la gira de 'El mal querer' hubo dos canciones que cantó en exclusiva y no llegaron a publicarse. No funcionó
Por otro lado, Rosalía ha ido regando de singles independientes su discografía de forma que completaran tangencialmente a sus discos, pero sin inmiscuirse en ellos. Algunos ejemplos serían Con altura, Millonària o TKN, junto a Travis Scott. “El álbum es su obra de arte, pero va sacando píldoras para no dejarte respirar”, explica Silva. El representante sabe que en la mayoría de casos puede saturar a la audiencia, aunque “es un riesgo que de momento no ha corrido Rosalía”. Despechá sigue respetando el concepto de Motomami aunque, como dice Cendra, “con un toque mucho más veraniego”. Y precisamente ahí esta el quid de la cuestión.
Despechá es, en palabras de la artista, un tema fabricado “desde la locura y la libertad, sin reservas ni arrepentimiento”. “Este es el lugar desde el que hago música, desde donde lo hacía cuando empecé y en el que seguiré hasta que Dios diga”, ha escrito en Instagram. Para apuntalar el origen latino, bailable y veraniego del tema, Rosalía reconoce que se ha inspirado en artistas de República Dominicana como Fefita La Grande, Juan Luis Guerra u Omega. “Sin ellos, esta canción no existiría”.
Un 'hit' del verano atípico
Si consideramos a Despechá como el hit del verano, la estrategia tampoco ha seguido la de estos pelotazos destinados a sonar sin descanso en chiringuitos y discotecas durante los meses estivales. “La canción del verano era una estrategia que empezó por casualidad entre los años 60 a los 90, pero que acabó siendo fundamental para las discográficas, era lo que más vendía”, cuenta Cendra. No solo era una fecha marcada en el calendario para muchos artistas, sino que otros solo se centraban en esta forma de creación, como Georgie Dann.
"La canción del verano sale en primavera para que empiece a recorrer las radios y explote en julio y agosto. Ella la ha lanzado a finales de mes
“A partir de los 90 cambió el paradigma del consumo musical y se diversificó mucho. Se perdió el concepto de canción del verano que escuchan los niños y los abuelos. Diríamos que hay canciones del verano por sectores”, explica el experto, poniendo de ejemplo Despacito, el hit de Daddy Yankee y Luis Fonsi. Despechá pertenecería al último grupo, pero también aquí ha cambiado las reglas del juego.
“La canción del verano sale en primavera, junio como muy tarde, para que empiece a recorrer las radios y explote en julio y agosto. Ella la ha lanzado a finales de julio”, compara Silva, que se reconoce desconcertado a la par que fascinado por todo lo que rodea a Rosalía. “Su presencia es absorbente, pero es que hay un talento detrás que permite tanta efusividad de creación”, le reconoce. ¿Ha cambiado la catalana la forma de producir canciones del verano?
“En las discográficas todo el mundo está pendiente de ver lo que hace para copiarlo”, dice el representante. Sin embargo, tanto él como Cendra creen que pocos pueden permitirse está fórmula idiosincrática. “Seguramente lo va a intentar otra gente detrás, pero Rosalía es una figura muy especial, con un seguimiento global y unos fans muy entregados que solo tienen los grupos de K- Pop, Harry Styles y ella”, resume el asesor musical. Quizá llegue a funcionar a gran escala, pero “tan bien como le ha salido a ella a la primera, es muy complicado”.