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Sabina se desprende de Pancho Varona y de su pasado “tan de izquierdas”

Elena Cabrera

16 de noviembre de 2022 13:07 h

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Sabina está cambiando. A sus 73 años ha despedido a su colaborador y guitarrista en directo Pancho Varona. “Joaquín Sabina ha decidido, contra todo pronóstico, no contar conmigo en su próxima gira”, ha publicado Varona en un mensaje en Twitter, jugando con el título del tour del cantautor. Contra todo pronóstico es una gira que comienza en Costa Rica en febrero de 2023, pasa por Colombia, Perú, Chile, Argentina y Uruguay para llegar a España en abril. Ya hay aforos agotados, como los de Buenos Aires, Málaga, Alicante, las dos fechas de Madrid de mayo (se han añadido otras dos en diciembre de 2023), las dos de A Coruña, Valencia, Bilbao, Murcia, Sevilla, Granada, Pamplona y Zaragoza. 

“Yo le quiero agradecer de todo corazón las 100 canciones que compusimos juntos, las 40 giras en las que le acompañé y los 15 discos en que fui su productor”, ha dicho Varona, haciendo recuento. Varona, de 65 años, fundó la banda Viceversa que empezó a acompañar a Sabina en 1982 contribuyendo al giro urbano del músico, que había empezado su carrera con un perfil más de cantautor clásico, colaborando junto a Javier Krahe.

“Sintiéndolo mucho” es la mordaz frase de despedida del mensaje de Varona. El lugar de Pancho Varona como escudero de Sabina ya hace tiempo que lo viene ocupando Leiva, con quien ha compuesto lo que podría ser un manifiesto sobre la actitud vital de Sabina ahora mismo. “No me veréis en Benidorm con el IMSERSO”, dice, y añade: “Muchos creyeron que me habían amortizado, cuando viajé del WiZink Center en camilla al hospital, con los dedos del Serrat entrelazados, devolviéndome las ganas de cantar”, en referencia a la caída que sufrió en el Palacio de Deportes madrileño en febrero de 2020. “No sabéis cuánto lo siento” fue lo que dijo a su público al anunciar que no podría seguir con la actuación. El golpe le provocó un derrame cerebral que precisó de operación.

Este jueves 17 de noviembre se estrena en cines (nada menos que 192 salas) Sintiéndolo mucho, el documental que Fernando León de Aranoa ha realizado al convertirse en sombra del músico durante doce años. La puesta de largo tras su paso por San Sebastián coincide con el anuncio de nuevas fechas de su gira internacional y del retraso de su próximo disco, que será también para el año 2023. Sabina se va dosificando.

Este martes, durante la presentación en rueda de prensa junto a Leiva y León de Aranoa, el jienense habló de su carrera pero también de su opinión sobre política e ideología. 

Sabina, que durante la dictadura estuvo afiliado al Partido Comunista, dijo que “el fracaso del comunismo ha sido feroz”. “La deriva de la izquierda latinoamericana me rompe el corazón justamente por haber sido tan de izquierdas, ahora ya no lo soy tanto porque tengo ojos, oídos y cabeza para ver lo que está pasando, y es muy triste lo que está pasando”, añadió.

Estas declaraciones están siendo aplaudidas por voces de la derecha política y mediática como Toni Cantó, Javier Negre (“genio y figura”, le ha llamado) o Fernando Sánchez Drago: “Joaquín Sabina siente nostalgia. Yo también. ¿Es por la edad? No. Es por la deriva del mundo y por la resurrección del puritanismo”.

Además, Sabina opinó sobre el reciente triunfo de Lula en Brasil “lo cual no está mal” y, al respecto del líder ucraniano, lo calificó así: “Un héroe extraordinario llamado Zelenski”.

Este mes de junio, se supo que Sabina había regularizado una deuda con Hacienda de 2,5 millones de euros por derechos de autor entre 2008 y 2010. Sabina había recurrido judicialmente esta liquidación pero finalmente la Audiencia Nacional la desestimó. Sabina era socio o administrador de tres empresas familiares: Ultramarinos Finos, Relatores y El Pan de Mis Niñas, las cuales gestionaban inmuebles en Madrid y Rota, un velero, libros antiguos y sus derechos de autor. La explotación de los derechos le generaron más de 12 millones de euros durante los tres años que figuran en la inspección tributaria pero, en su defensa, alegó no tener relación con sociedades, algo que los magistrados declararon “inverosímil”.