Siouxsie, el regreso de la hechicera rebelde del punk
El 1 de diciembre de 1976, los Sex Pistols acudieron a una entrevista televisiva acompañados por miembros del Bromley Contingent, un grupo de amigos y seguidores que retroalimentaban su rebeldía. Siouxsie Sioux formaba parte de ese círculo. El presentador Bill Grundy flirteó con ella durante la entrevista y eso desató una tormenta de tacos, orquestada sobre todo por Johnny Rotten y Steve Jones, cantante y guitarra de la banda. Unas cuantas palabrotas, que en Inglaterra están consideradas lenguaje ofensivo, salieron disparadas como balas durante los dos minutos que duró la charla que, más que otra cosa, fue un encontronazo entre lo obsoleto y lo insurgente. El impertinente Grundy fue despedido y los malhablados Pistols pasaron a ser una amenaza pública.
En cuanto a Siouxsie, solamente necesitó un par de años para erigirse en una de las figuras artísticas más innovadoras y audaces de aquellos días. Perteneciente a una generación que tiene entre sus logros el haber propiciado mayor igualdad de género en la música pop, Siouxsie, poseedora de un discurso que va mucho más allá de su estética única, es la figura femenina más singular y poderosa que dio la etapa punk. Después de 10 años de silencio, reaparece para una serie de conciertos muy escogidos que, en España, la traerán el 29 de junio a Madrid (Noches del Botánico) y el 31 de agosto a Málaga (festival Cala Mijas). No hay ningún anuncio de nueva canción o disco, tan solo su deseo de reencontrarse con el público, cuya última oportunidad aquí fue en el FIB 2008 (en Benicàssim y Madrid).
Impuso sus propios códigos desde el primer instante. Sujetadores sin copa, botas de dominatriz, medias de rejilla, maquillaje de actriz del cine mudo. El punk creaba sus propios cánones de belleza y Siouxsie declaró que ella no se vestía para estar atractiva sino para romper con el concepto tradicional de belleza y, por lo tanto, molestar. Su infancia estuvo marcada por el alcoholismo de su padre y el aislamiento social que eso conllevaba. El único modo de revertir la situación era inventarse un personaje y huir de la frustrante vida de los suburbios. Fue así como Susan Ballion se convirtió en Siouxsie. Conoció a Steven John Bailey, que se rebautizó Severin, protagonista masculino de la novela La venus de las pieles, de Sacher Masoch y juntos montaron un grupo. La relación amorosa entre ellos terminó en 1979, pero fueron cómplices artísticos durante casi 20 años, el tiempo que existieron Siouxsie & The Banshees.
Según el folclore celta, el banshee es un espíritu femenino cuyo grito anuncia una muerte inminente. Siouxsie y Severin eligieron el nombre al ver una película de terror de Vincent Price, pero las connotaciones de su elección eran más profundas. La voz de Siouxsie era fría, casi germánica, como la de Nico, cantante de The Velvet Underground y la primera mujer cuya voz fue comparada al aullido de la banshee. “Mi ambición inicial era que mi voz se convirtiera en un arma”, le dijo en 2014 al periodista Mark Paytress. El grupo le dio la espalda al cliché musical en el que se había transformado el punk, y abrió una nueva vía sonora que huía del rock de raíz afroamericana para crear un estilo claustrofóbico, más cercano a las bandas sonoras de Bernard Herrmann que al rock & roll. Con todo, su primer single, Hong Kong Garden, canción que celebraba un restaurante chino habitualmente hostigado por pandillas de nazis, triunfó en las listas de éxitos en agosto de 1978. El sonido monocromático de los Banshees se convirtió en uno de los patrones del postpunk. Su debut en España fue en abril de 1979, en Madrid, teloneando a Nacha Pop. El público no entendió muy bien su propuesta musical, pero Alaska y los Pegamoides grabaron poco después Quiero salir, una canción notablemente inspirada por la banda inglesa.
Siouxsie ha sido y es una empecinada individualista que, como sus admiradas Greta Garbo y Marlene Dietrich, ha alimentado un aura de misterio. El hecho de haber instituido un nuevo estilo no impidió que en 1980 hubiera cambio de rumbo, primero hacia el color y luego, hacia la oscuridad. Acerca de JuJu, el disco que la banda publicó en 1981, se dice que sirvió como troquel para el llamado rock gótico, apodado en España como siniestro. Inventaron una variedad tenebrosa de música pop, pero nunca dejaron de grabar, así que Siouxsie, con su aspecto de hechicera, aparecía cada tanto en Top Of The Pops, el mismo programa televisivo que, nueve años antes, le cambió la vida cuando vio actuar a David Bowie con su mono de boatiné multicolor y su pelo naranja, diluyendo los límites entre lo masculino y lo femenino. Cuando descubrió que había demasiadas réplicas de su versión gótica, abrazó la psicodelia y bañó sus canciones en un sensual modernismo que tomaba como referencias a Klimt y a Lewis Carroll. Siempre ha ignorado las demandas de una industria musical con la cual nunca se llevó bien. Con cada nuevo disco, ella y la banda dejaban atrás una etapa creativa porque, como le dijo al periodista Keith Cameron en 2007, “no tiene sentido hacer para los demás nada que no te satisfaga a ti primero”.
El arte de llevar la contraria
Durante las sesiones de grabación de JuJu, trabajó junto al percusionista Budgie –que entonces era su pareja- unos temas que no tenían cabida en el repertorio de los Banshees. Para darle salida a ese material fundaron The Creatures y esto hizo que Severin temiera por el equilibrio artístico de los Banshees. Los últimos diez años del grupo estuvieron supeditados, tanto para lo bueno como para lo malo, a esa tensión. Siguieron evolucionando, adaptando corrientes como el hip hop en canciones como Peek-A-Boo. Y en 1991 consiguieron, después de participar en la primera edición del festival itinerante de música alternativa Lollapalooza, triunfar en Estados Unidos con el single Kiss Them For Me. Después, Tim Burton les encargó el tema principal para Batman Returns y de este modo, Siouxsie tuvo oportunidad de demostrar qué habría ocurrido si Catwoman hubiera sido un personaje escrito por Edgar Allan Poe. A pesar de todo, para entonces el desinterés de los medios hacia los Banshees era ya un hecho que se hizo irrefutable tras la eclosión comercial de Nirvana. El tiempo de Siouxsie & The Banshees había concluido. Hicieron pública su separación en abril de 1996, poco después de que los Sex Pistols anunciaran una lucrativa gira de reunión. 20 años después del debut de Siouxsie & the Banshees en el festival punk celebrado en el Club 100 de Londres, el círculo se cerraba.
Siouxsie y Budgie siguieron adelante con The Creatures. En 1999 sacaron Anima Animus, un álbum marcado por la electrónica. “Me identifico mucho más con el movimiento dance que con el rock –declaraba la cantante por aquel entonces–, a pesar de que mi background haya sido ese. Me gusta su filosofía, es muy cercana al punk, a la postura que tenían grupos como el nuestro: no esperes a que te inviten a la fiesta, cuélate, esto no es algo solo para privilegiados. La gente del dance crea sus propios discos y genera su propio circuito, no necesita a las multinacionales para nada”. Siouxsie siempre fue reacia a vivir del pasado, pero en 2002 no supo decir que no a una reunión de los Banshees.
El reencuentro dio para poco más de una gira antes de que las desavenencias entre ella y Severin imposibilitaran un regreso a largo plazo. En 2007, después de divorciarse de Budgie y de que The Creatures dejara de existir, publicó su único disco en solitario hasta la fecha, Manta Ray, su álbum más convencional, aunque no por ello menos interesante. En 2008 cantó Careless Love, un tema de alma cabaretera compuesto por Angelo Badalamenti para la película En el límite del amor. Su última actuación tuvo lugar en 2013, cuando participó en el festival Meltdown que ese año tenía como comisaria a Yoko Ono, otra de sus grandes influencias como intérprete. Un par de años después registró el tema Love Crimes para la banda sonora de Hannibal. Desde entonces ha vivido prácticamente apartada de la música. Hoy puede detectarse su influencia en la obra de mujeres como Goldfrapp, Austra o Zola Jesus. Siouxsie ha sido siempre una bartleby que antes prefiere desvanecerse a tener que hacer lo que preferiría no hacer. Su imagen, sus canciones y su filosofía hicieron de ella una figura empoderada y empoderadora que desafió lo establecido y se salió con la suya.
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