Pedro Sánchez ha pasado por los platós de huesos duros como Pablo Motos y Ana Rosa Quintana. Protagonizó un embarullado cara a cara con Feijóo en Atresmedia, ha visitado numerosas redacciones –incluida la de este periódico– y continúa viajando por el país gastando todos los cartuchos posibles para conseguir su gran objetivo: ganar las elecciones el próximo 23 de julio. Eso sí, en una de sus recientes –y esperadas– entrevistas, en el pódcast La Pija y la Quinqui, hubo una artista que logró robarle el protagonismo: Taylor Swift.
“Vamos a lo que le importa a la sociedad española: Taylor Swift. ¿Qué opinas sobre ella?”, le preguntaron. “Me gusta mucho”, reconoció el líder del PSOE, citando entre sus canciones favoritas Snow On The Beach, su dueto con Lana del Rey incluido en su último disco, Midnights. “Taylor está por encima incluso del Papa”, defendieron La Pija y la Quinqui. Sánchez reivindicó que la estadounidense “es ejemplo de muchas cosas, primero de superación. Se las han hecho pasar puñetas”.
El presidente valoró que la cantante haya tenido que regrabar los álbumes cuyos derechos pertenecían a su antiguo mánager, Scooter Braun, para impedir que este se siga beneficiando de sus éxitos. “Lo ha hecho también para zafarse de la industria discográfica”, expuso antes de concluir tajante: “Es una artistaza”.
Sánchez no es, ni muchísimo menos, el único admirador de la intérprete de Cruel Summer y Lover. La dramática y campal batalla por conseguir entradas para su gira lo evidenciaron desde que en noviembre se pusieran a la venta las de sus fechas en Estados Unidos y Latinoamérica. Sus conciertos registraron una demanda sin precedentes en la historia de Ticketmaster, lo que provocó un colapso histórico en su sistema. La trágica pugna para verla en Europa se ha vivido –y continúa– en las últimas semanas, en las que sus fans han llegado a afirmar que la estadounidense iba a "romper amistades".
Los 'swifties', nombre con el que son calificados sus seguidores, conforman un ejército global que está llenando, uno a uno, cada recinto que está acogiendo desde el pasado mes de marzo The Eras Tour, todavía en Estados Unidos. Y ya está asegurado que seguirá haciéndolo hasta su último directo, que acogerá el estadio de Wembley en Londres el 17 de agosto de 2024.
Giras que impulsan economías
La cantante lleva desde 2011 recorriendo el planeta con sus multitudinarias giras. El impacto de su ya sexta –que ha sido esperada durante cinco años por sus fans– está dejando huella en Estados Unidos no solo por su valor musical, sino a golpe de impulso de la economía de las ciudades por las que pasa. Su impacto en ellas está siendo tan elevado que ha sido citado en un informe de la Reserva Federal de su país.
El documento asegura que en mayo, donde Swift actuó en tres ocasiones en Filadelfia, los ingresos hoteleros fueron los más solventes desde el inicio de la crisis sanitaria por el coronavirus, gracias a la afluencia de sus fans. Sus conciertos, que superan las tres horas de duración, congregaron cada noche en el Lincoln Financial Field a cerca de 68.000 espectadores, animando la recuperación del turismo de la región.
Los datos concedidos por STR y Visit Philadelphia notifican que se reservaron un 95% de las 14.112 habitaciones disponibles en el centro de la ciudad, cuyos precios promediaron 397 euros por jornada. Lo mismo ocurrió en otras localidades que han ido acogiendo sus shows, como Chicago y Las Vegas. Se estima que el impacto económico de la gira alcance los 5 billones de dólares, en los que no serán los bolsillos de Swift los únicos en llenarse.
Más allá de su gira, la estrella del pop ha batido esta semana otro nuevo récord, alzarse como la primera mujer en tener cuatro discos simultáneamente en el top 10 de la prestigiosa lista Billboard: los Taylor's Version de Fearless, Red y Speak Now, y Midnights. Ninguna artista lo había conseguido hasta el momento. Swift es igualmente la cantante que más veces ha alcanzado el primer puesto del ranking, en el que cuenta con otros seis en su cómputo total compuesto por 100 títulos.
De 'Love Story' a 'Anti-Hero'
Swift lleva desde que tenía 14 años labrando una carrera de fondo que, a sus 33, le ha encumbrado como uno de los nombres más relevantes del panorama musical global. La autora de Blank Space y Mine ya ha hecho historia. Y sigue construyendo su propio relato convertida en una máquina de hits y de venta de entradas. A base de country, de pop, bien de letras de desamor... y mucho más que eso.
Fue a los nueve años cuando Taylor, que nació en 1989 en West Reading (Pensylvania), comenzó a interesarse por el teatro musical. Participó en diversas producciones de la Berks Youth Theatre Academy, al tiempo que impartió clases de canto e interpretación en Broadway. Su admiración por Shania Twain le llevó a implicarse en la música country, que le envió directa a festivales, cafés, ferias y karaokes locales.
Con 14 años ya se había mudado a Nashville (Tennesse) para comenzar su carrera discográfica gracias a un contrato con el sello independiente Big Machine Records. Pronto se convirtió en la artista más joven por Son Music Publishing House. Con diecisiete años llegó su primer álbum, Taylor Swift (2006), imponiendo su nombre y apellido como estrella del pop incipiente dispuesta, con su frescura y sobrio talento, a dar mucho que hablar. Actualmente cuenta con cerca de 100 millones de oyentes mensuales en Spotify y 23,1 millones de suscriptores en YouTube. Una salvajada.
La cantante lleva escribiendo sus temas desde entonces. En aquel debut incluyó títulos como Our Song, Teardrops on My Guitar y Should’ve Said No. Gracias a él recibió su primera nominación en los Premios Grammy, a Mejor artista nuevo. Su segundo disco, Fearless, vio la luz en 2008, le valió por cuatro de estos galardones y fue el más vendido en Estados Unidos en 2009. El tercero, Speak Now, lo publicó en 2010; y el cuarto, Red, en 2012. A él pertenece We Are Never Ever Getting Back Together, su primera canción en llegar a la posición número 1 de la lista Billboard. Sencillos como Shake it Off y Blank Space tomaron su relevo en años posteriores.
Con 1989 (2014) firmó su trabajo discográfico más pop, que ganó tres Grammy. El correspondiente a Mejor álbum del año fue uno de ellos, reconocimiento que ya había obtenido con Fearless (2010) y que repitió en 2021 con Folklore. Con su tercera victoria en la categoría reina de los galardones marcó un hito, ya que hasta entonces sólo lo habían logrado Frank Sinatra, Stevie Wonder y Paul Simon. Folklore, en concreto, fue publicado por sorpresa, ya que la cantante lo compuso y grabó bajo sumo secreto durante la cuarentena del coronavirus, elevando su estatus artístico con 16 temas que combinaron el folk, el indie-pop, el pop y el country. Reputation (2017), Lover (2019), Evermore (2020) y Midnights (2022) son los álbumes que completan su ya dilatada carrera discográfica.
Más allá de la música
La influencia de Swift ha tenido aportaciones más allá de canciones, como la batalla que ganó en 2015 a Apple Music. La cantante consiguió con una carta que el entonces nuevo servicio pagara a los creadores y productores durante los tres primeros meses que cada disco entrara en la plataforma de música de streaming. Años más tarde, en 2018, su apoyo a los demócratas provocó un subidón en el registro de votantes de Estados Unidos. Swift anunció que votaría por dos de sus candidatos en su cuenta de Instagram, disparando los registros. Aquello ocurrió en unos comicios parciales para elegir a parte del Senado y del Congreso, pero quiso compartir igualmente a quién votaría para ser consecuente con su defensa de los derechos LGTBI y de la igualdad.
Más allá del terreno musical, la artista está cada vez más vinculada con el mundo del cine. Su primera aparición como actriz fue en 2009, como invitada en un episodio de CSI: Crime Scene Investigation. Posteriormente participó en la comedia Valentine's Day (2010) y prestó su voz en The Lorax (2012).
En 2022 anunció que iba a dirigir su primera película, que ella misma escribiría, de la mano de la productora Searchlight Pictures. El proyecto no será su debut como directora, ya que previamente ha realizado varios de sus videoclips. Entre ellos, The Man, con el que denunció el machismo y sexismo que ha sufrido en la industria; y All Too Well: The Short FIlm. Una pieza por la que hizo campaña para ganar el Oscar a Mejor cortometraje, pero que terminó quedándose fuera de la shortlist.
Eso sí, el título audiovisual con mayor influencia hasta la fecha es el documental Miss Americana –disponible en Netflix–, en el que se abrió en canal para hablar sobre su vida en 2020. En él habló sobre el trastorno alimenticio que había sufrido años atrás, que en parte le generó verse en fotografías de promoción. “En una vi que mi tripa era muy grande, o alguien dijo de otra que parecía que estaba embarazada, y eso desencadenó en que dejara de comer”, expuso en el título. Aquello afectó gravemente a su salud y se agravó en una de sus giras: “Sentía que me iba a desmayar al final de cada concierto, o a mitad de él”.
Swift salió adelante, y ahí sigue como estrella intergeneracional, icono mundial y pulverizador de canciones, entradas y proyectos. En Anti-Hero, uno de los temas de su último disco, la artista abrazó hablar sobre la vulnerabilidad, las inseguridades y la sinceridad con una misma. “Miraré directamente al sol, pero nunca en el espejo. Debe ser agotador alentar siempre al antihéroe”, reza su generoso estribillo. Sus palabras visibilizan otra de las tónicas en las composiciones de Taylor: no haber tenido miedo de desnudarse en sus letras, ya sea para desahogar rupturas, dejar algún que otro recadito, alabar a su madre enferma o crear odas al amor –propio y mutuo–, la evasión y el paso del tiempo.