Los vigilantes enmascarados del ‘underground’ español
Ellos mismos se ven un poco como la aldea de Astérix en los tebeos: todos los años España es tomada por casi los mismos grupos en prácticamente los mismos festivales. ¿Toda? No, en Donostia, un pequeño grupo de bárbaros irreductibles se juega todos sus ahorros en un festival underground. El Lurrazpiko Festa nació hace tres años como escaparate de las actividades de la entonces recién nacida promotora y sello discográfico Ayo Silver! y este fin de semana llega a su tercera edición, con la que busca consolidarse como “una cita importante, que no masiva”. 19 artistas, dos salas, dos días. “Una especie de revista de lo-que-está-pasando-cuando-está-pasando, al margen de los pildorazos que vamos programando regularmente, que pasan más desapercibidos. Hay taaanto que pasa desapercibido”, se lamenta Borja Marín, uno de los galos incombustibles que forman Ayo Silver! junto a Álex López, Ibon Lorenzo e Iñaki Otalora. “Y nos gustan tantos grupos que no sabemos decir que no”.
El cartel del Lurrazpiko Festa incluye algunos nombres internacionales como gancho inevitable, como los neoyorquinos Pop. 1280, que estos días están de gira por nuestro país y que se mueven entre el brutalismo y las referencias ciberpunk, y los franceses Forever Pavot, además de artistas nacionales ya asimilados: Joe Crepúsculo, Discípulos de Dionisos, Los Chicos, Espanto. El grueso, sin embargo, es underground nacional, ese “talento emergente” que enarbolan con orgullo en Ayo Silver!, encabezado por el cada vez más reconocido Pablo Und Destruktion y también por uno de los hypes del año pasado: Hinds (antes Deers), cuatro jóvenes madrileñas de las que parece que la prensa internacional se ha enamorado, que han hecho sold out en París y Londres en las últimas dos semanas y todavía no tienen disco. El festival no quiere saber de géneros: hay punk pop (Biznaga), techno-pop (El último vecino), psicodelia (Sacramento), “rocanrol a-la-Devo” (The Balladurians) y propuestas más escurridizas como Los Hermanos Cubero (“que mezclan la jota de la Alcarria con el bluegrass y el hillbilly”) o Loss Cesáreas (un homenaje de los valencianos Wau y los Arrrrghs! “al Beat, al Punk y al R'n'R hecho sin más pretensiones que dar por el culo”).
“Todo o nada, como los gladiadores”
Hay muchas verdades y una mentira en todo lo dicho anteriormente. Es cierto que en esta edición los chicos de Ayo Silver! se la juegan: el primer Lurrazpiko Festa, en 2013, reunió a cinco grupos por 10 euros; en 2014 fueron doce bandas por 12 euros; y este año el cartel está compuesto por 19 artistas a 17 euros. “Programar una veintena de actuaciones por un precio asequible es una nuestra fórmula efervescente. Pero el riesgo que asumimos es muy grande: los escenarios posibles van desde fundir el proyecto a salir airosos. Hay poco margen, pero básicamente tenemos que sacar un 10 para no perder dinero. Todo o nada, como los gladiadores”, confiesa Marín.
La mentira: por mucho que nos guste la imagen de llaneros solitarios del pop, no están solos. “Discos Humeantes, Giradiscos, Discos Walden, Holy Cuervo o Sonido Muchacho son nombre que tenemos tatuados en el corazón; siempre habrá grupos de estas escuderías en nuestro festival”. Todos se enfrentan ahí afuera a un discurso apocalíptico, entre el estado de las salas, los impuestos y las gestoras, y la industria llorando por la piratería, que parece invitar a pensar que el fin del mundo cultural está cerca. ¿Es un drama montar un festival así? “Entre el IVA y la SGAE tenemos que soltar un tercio de la recaudación. Con los dos tercios restantes queda pagar a artistas, producción, etc. Es fácil echar la cuenta. Paradójicamente, esto coincide con una explosión de creatividad global, y acaba dándose el caso de que propuestas artísticas maravillosas no encuentran un hueco precisamente por el suicidio económico que tiende a ser programar y editar”. También está la competencia y los cachés. “Ese es un motivo para hacer el festival en invierno: no entrar en el juego de pujar por un artista, lo que termina encareciendo la contratación. Pero antes de eso han estado todos los ayuntamientos pagando cifras desorbitadas para tener en las fiestas al cantante que le gusta al concejal de turno”.
El Lurrazpiko Festa cuenta con ayuda institucional y con “algún patrocinador al que vamos seduciendo”, pero los números son los que son. “Nosotros no ofrecemos grandes cifras de asistentes a los sponsors. No vamos a montar un festival para 10.000 personas ni vamos a cobrar 50 euros por la entrada. El arte es caprichoso y rara vez otorga reconocimiento a corto plazo. No tengo duda de que Pablo Und Destruktion va ser alguien importante en el pop patrio, pero ahora mismo es posible que su nombre no le diga mucho al responsable de marketing de una marca de ropa. Y nosotros no queremos esperar a que se haga famoso. Lo queremos ya”, cuenta Borja Marín.
El festival se celebra hoy y mañana en Donostia, en la sala Dabadaba y en dos escenarios simultáneos en la sala Gazteszena. Se puede consultar el programa completo, los horarios y comprar las entradas aquí. La ficha de cuatro de los fundamentales, aquí.