Nacho Cano presenta 'Malinche': “Me pone cachondo que me ataquen”

Se abre el telón y Nacho Cano presenta a los medios las carpas instaladas en el recinto ferial Ifema de Madrid donde, a partir del 15 de septiembre, se va a representar el musical Malinche. La primera carpa, la que recibe a los visitantes, es una tienda con merchandising y una barra donde comer y beber. La segunda, más grande, acoge el escenario y mil asientos. Todavía está en obras, por lo que el músico pide a los primeros visitantes que se abstengan de hacer fotografías. Hay luz cálida, verdor, motivos indígenas mexicanos, color, neón, una gran cabeza de tigre y hasta una Malinche alada. Lo han bautizado como “Templo Canalla”.

El fundador de Mecano se sitúa en el centro del bar, delante del elenco que se reparte alrededor y en lo alto. Como ya es sabido, Chanel no está ni se la espera, ya no interpreta el papel protagonista. Nadie parece acordarse de ella, ni el propio Cano la nombra, pero ella sigue siendo la protagonista del video que se reproduce automáticamente en la web que vende las entradas.

“No es un proyecto fácil por el tema del que se trata”, dice Cano. La historia que anuncia el musical es la del “nacimiento del mestizaje”: “El amor entre los protagonistas” —el militar español Hernán Cortés y la mujer indígena Malinche— que “anticipa la unión entre México y España”. Nacho Cano tuvo esta revelación al mudarse a vivir a Miami en 2010 y, desde entonces, ha perseguido esta historia. “Malinche es la madre del mestizaje y la mujer más importante de la historia de América”, afirma con firmeza ante los medios.

Una interpretación menos romantizada de la fundación de México, plantea la alianza en Malinche y Cortés como una estrategia política que permitió a los conquistadores españoles imponerse sobre los mexicas, en alianza con otros pueblos indígenas. Gracias a esto, Cortés se convirtió en gobernador de México. “Nosotros vamos a la parte bonita del ser humano”, contesta Nacho Cano a la pregunta de si el musical recoge las consecuencias políticas del “romance”. “Vamos a sacar lo mejor, la labor de los artistas es hacer belleza de lo peor. No analizamos quién es bueno o malo, para nosotros todos son buenos y la historia ha juzgado malamente a unos y a otros”, explica. “Todos los que estamos aquí vendemos emociones”, añade.

Acostumbrado a los ataques

“Vamos a recibir críticas porque [el del musical] es un tema que genera opinión, como probablemente las recibió Jesucristo Superestar o Evita pero lo importante es que la gente lo vea porque pasaron cosas ahí que han marcado el mundo tal y como es”, dice el director de Malinche.

Para llegar a este momento, Cano ha pasado antes por un documental en Netflix, una maqueta para construir una pirámide en un solar del barrio madrileño de Hortaleza, el abandono de la actriz protagonista tras representar a España en Eurovisión y una reverencia ante la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, cuando esta le concedió Gran Cruz de la Orden del 2 de Mayo. Debido a su relación con el Gobierno madrileño, el artista se siente “atacado”. “A mí se me ataca... a veces”, afirma con ironía. “A nadie le gusta que se le dispare pero yo llevo 42 años dedicándome a esto profesionalmente y, quizá, es que me pone cachondo que me ataquen”, dice. “Yo pago, gracias a mis inversores, 150 nóminas y casi todos los que me atacan no pagan ni una. El ataque forma parte de la vida aunque debería empezar ahora que ponemos el show en marcha, hasta ahora solo podían ser especulaciones”, añade.

“Yo apoyé a Isabel Díaz Ayuso porque ella y [la concejala de Cultura, antes en Ciudadanos] Marta Rivera de la Cruz mantuvieron los teatros abiertos en la pandemia, un acto muy valiente que no ocurrió ni en Estados Unidos ni en Australia, y gracias a eso pudimos seguir pagando a la gente. Mi apoyo fue un acto de agradecimiento personal por su atención hacia los artistas”, afirma Nacho Cano como ya explicó en el mencionado acto de imposición de medalla que, según él, le ha traído “un ataque desmedido por parte de sus enemigos”.

El terreno donde originalmente Cano quería instalar un teatro temporal para representar Malinche es un área de propiedad municipal de 19.500 metros cuadrados cuya cesión se concedió sin concurso ni concurrencia pública y que provocó duras críticas de la oposición en Madrid, que habló de “trato de favor” a un empresario amigo del PP. Tan solo unos días antes de que se conociera la cesión del terreno de Hortaleza durante cuatro años, la presidenta regional había pasado parte de sus vacaciones en una lujosa mansión que Nacho Cano tiene en Ibiza.

“Díaz Azuso no podía darme un trato de favor porque el espacio [de Hortaleza] lo gestionaba Ciudadanos, no ella. Todo era mentira. Me han dado caña por ser como soy pero voy a seguir siéndolo”, afirma.

Celebrar México sin mexicanos

De aquella gran pirámide cuya maqueta mostraba al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, en el documental de Netflix, queda ahora una bastante más pequeña, al fondo del escenario, que se abre en dos hacia los lados. Como un guia turístico, hablando por el micro, Cano encabeza y conduce al numeroso grupo de periodistas a través del proscenio, abriéndose paso en la tripa de esa pirámide de atrezo, entrando por un bastidor y saliendo por el otro, descubriendo los mecanismos de la tramoya.

Mientras tanto, los cantantes y bailarines esperan y observan, invertidos los papeles, en las primeras filas del patio de butacas, vestidos con camisetas negras oficiales, con el mismo rostro que da imagen al evento y que se puede encontrar en el surtido merchandising de la tienda: gorras, camisetas o botellas. Sin Chanel, la nueva Malinche es la mexicana Andrea Bayardo. A la pregunta de la prensa sobre las nacionalidades del elenco, solo una es mexicana. Asoma Uruguay, Chile, Venezuela y Guinea Ecuatorial. Todos los demás son españoles: “De Madrid, de Sevilla, de Catalunya, de Torrejón de Ardoz...”. “Tenía claro que México tenía que estar, porque, en el fondo, esto es una celebración de México, una celebración de lo bueno que ocurrió”, aclara Nacho Cano.

Preguntado por detalles sobre la relación con México y los apoyos recibidos allí, Cano afirma que contó con el asesoriamiento del Instituto de Antropología e Historia de México y que invitó a un pase allí a la esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador y “le gustó bastante”.